El exgobernador de Córdoba y candidato a diputado nacional por Provincias Unidas, Juan Schiaretti, criticó con dureza el modelo económico de Javier Milei, al que considera “cruel e insensible”, y sostuvo que el pedido de ayuda a Estados Unidos refleja el “fracaso” de su gestión.
Además, planteó que la salida requiere diálogo y equilibrio fiscal con equidad social. “No queremos que se caiga el Gobierno, queremos que cambie el modelo económico”, enfatizó.
-¿Cree que el intento de Donald Trump de polarizar entre “Milei vs. kirchnerismo” puede activar el voto útil “antikirchnerista” en Córdoba?
-Lo que mostró el pedido de salvataje a Estados Unidos es el fracaso del modelo económico. Un modelo insensible que hace que la gente no pueda llegar a fin de mes, que los jubilados hagan malabares, que los pequeños comerciantes y empresarios hoy se fundan. Hoy hay menos puestos de trabajo privados de los que había en noviembre de 2023. Este es un Gobierno que, además, tiene una actitud insensible y cruel en el manejo de las finanzas públicas porque le manotearon a los jubilados, a los remedios del Pami, a los recursos de las provincias, al Garrahan, al mantenimiento de las rutas nacionales, y ni así. Entonces, le pidieron al Fondo y tampoco les alcanzó. Y siguieron con los dólares a las cerealeras, una burla a los productores. Y al final, tuvieron que ir a pedir el rescate de Estados Unidos. Están esperando una intervención milagrera desde afuera, pero no hay soluciones mágicas. La solución está en Argentina y es cambiar este modelo económico.
-O sea que lo que diga Trump no tiene efecto electoral.
-No, es secundario. Acá lo principal es el fracaso del modelo económico y el fracaso del Gobierno. Esto es lo que se está analizando. Tenemos que encontrar la solución acá dentro. Ahora... las soluciones se encuentran si hay voluntad de diálogo y consenso, y para eso hay que dejar de insultar, y hay que tener razonabilidad. Al Gobierno le falta, como le faltaba a los kirchneristas, la sensatez. El kirchnerismo fracasó absolutamente con su autoritarismo, su feudalismo, incentivando la cultura planera, y eso trajo a Milei. A ellos no les interesaba la movilidad social ascendente sino cómo conseguir votos. En la época de las vacas gordas de Argentina y de América del Sur, lo único que consiguieron fue que tengamos más pobres. Todo eso tuvo como consecuencia que se votara a un outsider, que no tenía experiencia ni en la gestión pública ni en la privada. Pero los argentinos querían acabar con aquello y por eso iniciaron un viaje a lo desconocido. Le abrieron crédito a Milei y estaban dispuestos a sacrificarse. Pero, después de dos años, vemos que ese outsider no dialoga, maltrata y se empecina con cosas que nos hacen mal. Por ejemplo, bajar la inflación a los martillazos... Para eso, dejó el dólar artificialmente bajo y así se produce menos, se abre la importación y se aumentan las tasas, lo que mete en severas dificultades a las pequeñas y medianas empresas.
-¿Pero no es un gran mérito de Milei haber bajado la inflación?
-Subió artificialmente el dólar a $1.000. Eso fue lo primero que hizo, pegó un golpe inflacionario fenomenal, y después congeló todas las erogaciones del Estado, sobre todo en los sectores más vulnerables. No fue una motosierra, fue una licuadora, algo que no hacía falta. Y después dijo que iba a bajar la inflación de cualquier manera y se emperró en eso. Por eso, cuando pudo comprar dólares no lo hizo. Además, el Ministerio de Trabajo no homologa convenios del sector privado que superen el 1% mensual. Y con esa plata, la gente no llega a a fin de mes. Hoy estamos en un espiral de recesión que ya lleva dos trimestres seguidos. Hay que cambiar este rumbo. Y para eso lo único nuevo que hay es Provincias Unidas. Esta es, además, la primera elección después del estallido de las coaliciones políticas de la última década, como Juntos por el Cambio y el pan-kirchnerismo. Hoy somos la expresión de seis gobernadores de distintos orígenes. Vemos que este modelo está fracasando, que hay riesgo de una nueva frustración; y que eso nos puede hacer retroceder mucho. Expresamos producción, trabajo y federalismo, mientras de lo único que habla el Gobierno es de la timba financiera.
-¿Qué piensa sobre la relación con EE.UU y con el FMI? Se sabe que el Congreso debe aprobar cualquier tipo de endeudamiento. ¿Usted se opondría a eso, o dependerá de cada momento?
-En relación a la situación geopolítica y la inserción en el mundo, Argentina tiene que comerciar con todo el mundo. Argentina es parte de Occidente: eso es América, Europa, Israel y Australia y Nueva Zelanda. Pero, ¿cómo se integra? Con sus vecinos. Los principales socios comerciales de EE.UU. son Canadá y México; y Europa hizo una Unión Europea. Nuestros socios tienen que ser el Mercosur y Chile. Y en relación a si tengo algo en contra de que se vote contra el Fondo, no... Nosotros hemos votado a favor del acuerdo con el Fondo. Porque en realidad la culpa no es del Fondo.
-Usted ha dicho que se fracasó al ir a buscar dinero a Estados Unidos.
-Es que se fracasó porque ya le han manoteado a todos. Primero, hubo un blanqueo; que está bien, que no es plata del Gobierno pero fueron dólares que entraron a Argentina. Después le pidió al Fondo...
-Ese acuerdo se firmó hace seis meses.
-Que tampoco cumplieron. Porque no acumularon reservas cuando podían. El momento de la famosa frase, despectiva y soberbia, de Caputo: “Comprá, campeón”. Va a quedar como (Lorenzo) Sigaut, que dijo que “el que apuesta al dólar, pierde”. Hoy, el Central no tiene reserva para acudir a la compra que quieren hacer los argentinos o el mercado. Fíjense la paradoja: como los organismos internacionales ya le han dado el crédito que podían darle, y más, ahora los salva el Tesoro.
-Y aun así no alcanza.
-No alcanza porque el dólar no baja. No hay confianza. Cualquiera se da cuenta que este modelo económico fracasó. Yo no quiero que se caiga el Gobierno, quiero que caiga el modelo económico, porque estamos sufriendo los argentinos.
–El economista Martín Redrado decía que le gusta el discurso económico de Provincias Unidas, pero que le falta la “letra chica”, el “cómo”. ¿Cómo se hace para recomponer salarios? ¿Cómo se empieza a acumular reservas?
–Manteniendo equilibrio fiscal, junto con equilibrio social y equilibrio institucional, que es lo que este gobierno no tiene. Hay equilibrio fiscal... si es que lo tiene, porque no contabilizan los intereses de la deuda. Los van capitalizando, sin considerar gasto. Córdoba siempre consideró los intereses como gasto. El equilibrio no se puede hacer a los hachazos. Milei castigó a los jubilados, que hoy ganan 47% menos que en 2017, sacando la inflación. Las universidades están recibiendo la mitad de lo que recibieron en 2023. Se nos están yendo los mejores profesores a Chile y a Brasil. Sacarle el presupuesto a los así no va a resolver el problema y será recurrente la vuelta del planteo de presupuesto. También hubo hachazo en el Garrahan, una crueldad inimaginable, porque aplicar la ley ahí son 100 millones de dólares.
–Lo del Garrahan es inaudito, pero algún sector tiene que asumir costos para achicar el déficit.
-Pero si tenemos 3,7% del Producto que es evasión fiscal. Somos el país de Latinoamérica que más evasión. Además, tenemos en los subsidios a las empresas públicas casi un punto del Producto, lo mismo que el subsidio al transporte. Lo que pasa es que los dos están concentrados en el Amba. Los del interior “siamo fuori”. Cuando digo “retenciones cero” significan 0,9% del Producto. Bueno, hay que reducir el déficit de las empresas públicas, más el subsidio del transporte y de la energía, porque los dueños de Edesur y Edenor tienen más ventaja que cualquiera comprando energía y no pagando. Con eso cubrimos la baja de retenciones.
-Sostiene que se puede mantener el equilibrio fiscal sin usar el “hacha”, sino el bisturí, por ejemplo en evasión y subsidios en Amba. Pero también habló del Régimen de Tierra del Fuego.
-Hay que revisar todos los regímenes especiales; como hay que revisar los regímenes especiales de las jubilaciones de privilegio. Son una locura. Eso suma como dos puntos del Producto. Milei dijo que iba a tocar Tierra del Fuego y hasta ahora no lo hizo. Dijo también que iba a poner los medicamentos genéricos como en Estados Unidos, al que tanto admira. Para mí, Estados Unidos es un aliado y un amigo de Argentina, y somos parte de Occidente. Pero, ¿qué hicieron? Se encargaron, cuando quisieron aplicar el decreto que establecía los genéricos, de meter que se podía poner el nombre de fantasía. No hay una decisión de ir a fondo contra determinados privilegios que tienen algunos sectores económicos, sino que terminan arreglando por debajo.
-Más allá de los casos conocidos públicamente, ¿cree que este Gobierno tiene problemas de transparencia?
-Claro que los tiene. No solo los casos de la corruptela conocidos, sino que señalo a Tierra del Fuego y a los genéricos. Pero además, siguen dando déficit las empresas públicas. Hace poco, Aerolíneas Argentinas pidió cerca de 300 millones de dólares. No solo problemas de transparencia, sino también de gestión. ¿Cómo puede ser que hay 200 mil pasaportes que salieron mal?
-También las auditorías en discapacidad se hicieron a los hachazos.
-No digo que no se tenga que auditar, todo se tiene que auditar. Pero no puede hacerlo a los hachazos, porque termina siendo perjudicial para la gente, primero, que tiene algún tipo de discapacidad, y después va minando la credibilidad del sistema público. Lo que pasa es que como el kirchnerismo degradó al Estado, aparece Milei y en vez de resolver las cosas que están mal, como el Garrahan o el Inta, lo hace a los hachazos. O en Vialidad Nacional. No podemos saltar de los “K”, que la llenaron de ñoquis, a hacerla desaparecer. Eso es porfiar el sentido común, porque si no mantenés las rutas ahora, se van a deteriorar más y el que venga va a tener que gastar más.
-El ministro Caputo celebró el nacimiento de Provincias Unidas. Dijo que le parece un espacio sensato. En el Congreso, ¿se imagina apoyando al oficialismo? Por ejemplo, en la reforma laboral.
-No es que sea el jefe de Provincias Unidas. Voy aportando mi experiencia para que tengamos un bloque de sensatez y sentido común. Pero además, quien tiene que llamar al diálogo es el Gobierno. Y hasta ahora no llamó a nadie. Es un Gobierno que no dialoga, y que cuando lo hizo, y los gobernadores lo apoyaron, como en el caso de la Ley de Bases, después no solo que no cumplió lo que había dicho, sino que los trató de degenerados fiscales y arrogantemente les dijo: “Nos vemos el 10 de diciembre”.
-¿Cree que necesita un revés electoral el Gobierno para hacer eso?
-Indudablemente. Precisa un revés electoral para que entienda que tiene que cambiar el rumbo. Nosotros no queremos que se vaya el Gobierno, queremos que se le diga al Gobierno: “Así no va”. Y hay que decírselo votando una opción de la producción y el trabajo. Hay varias leyes que Argentina tiene que sancionar y que vamos a impulsar. Además de la eliminación total de las retenciones, vamos por la eliminación de impuestos que penalizan la producción, como el del cheque. Nunca vi un país que con una evasión tan grande, en el que los bancos gravan al que trabaja. Ingresos Brutos también hay que sustituirlo.
Lousteau
-Gonzalo Roca, el primer candidato de La Libertad Avanza, posteó una foto de usted con Martín Lousteau y le cuestionó si realmente van a bajar las retenciones porque, dijo, es el autor de la “125”.
-Las retenciones las puso Duhalde, que eran mínimas, y luego las subió Néstor Kirchner. Eso una chicana barata... Yo no sé quiénes son los candidatos de nuestro espacio en otras jurisdicciones. Cada provincia decide quiénes lo son. Lo que sí es importante señalar es que estamos en 14 distritos, somos una fuerza nacional.
-¿El futuro de Provincias Unidas depende de que los gobernadores, al menos los cinco fundadores, ganen en sus provincias?
-No. Nosotros aspiramos a tener una buena elección, y un bloque en Diputados y en Senadores que sea de la producción, el trabajo, el federalismo y del sentido común.
-Ven más la cantidad de diputados y senadores que la de votos.
-La cantidad y el peso que van a tener en un país que está atomizado políticamente. Y estamos seguros que hay otros gobernadores que han manifestado su voluntad de integrarse, pero no lo voy a hacer público.
-¿En Córdoba cuántos diputados ven?
-Aspiramos a retener los dos diputados que ponemos en juego, y nos esforzamos para sacar la mayor cantidad de votos posibles.
-¿Siente que ha ganado competitividad en lo que va de la campaña?
-Sí, hay más competitividad porque ya no somos una fuerza solo provincial en el medio de una elección nacional. Ese era un problema. ¿Qué nos decían los cordobeses? Que en lo nacional era una cosa y que en lo provincial nos votaban. Ahora es diferente. Por eso nos sentimos más tonificados. Y porque también tenemos incorporada más masa crítica. Veo buena onda en las recorridas por la provincia... Pero los cordobeses van a decidir el 26.
-¿Podría alguien de Provincias Unidas integrarse a un gobierno de coalición?
-¿Para qué vamos a plantear esa hipótesis si hasta ahora no han llamado a nadie y han maltratado a todos?
-Pero hay señales.
-Salieron a interpretar las declaraciones de Trump... Es un papelón lo que hicieron los ministros nacionales. Vamos a esperar con seriedad que el Gobierno llame, y después analizaremos. Si es que llaman.
-Sobre 2027, usted dijo que el proyecto apunta a 2027 y que quieren un presidente federal. ¿Va a ser usted ese presidente?
-Como dijo el técnico de fútbol y filósofo “Mostaza” Merlo: paso a paso. Primero, tenemos que hacer una buena elección en todo el país. Y después, en 2027, vamos a competir por la presidencia. Lo que está claro es que no tenemos nada que ver ni con el kirchnerismo ni con Milei. El kirchnerismo perdió la mejor oportunidad que tuvimos y llenó de ñoquis el Estado; y Milei está desperdiciando una nueva oportunidad. Hoy tenemos posibilidades de exportación de gas y de petróleo, y ni qué decir del campo si sacan las retenciones. La gente hace sacrificios si hay esperanzas de mejorar, pero si pasa el tiempo y va empeorando, va a manifestar su desacuerdo. Lo va a hacer apoyando leyes que corrijan y pongan tope a la crueldad; o votando. Y acá no hacen falta vetos, sino votos.