El Gobierno nacional encaró atravesado por la interna la conmemoración del 40° aniversario del desembarco en las Islas Malvinas y del inicio del conflicto bélico con el Reino Unido.
El acto central se realizó en el Museo de Malvinas, en el predio de la ex-Esma. Allí, el Presidente reclamó al Reino Unido que abandonara la “injustificada y desmedida” presencia militar en las islas e iniciara un diálogo “en el marco del derecho internacional”.
Cristina Kirchner no asistió al acto central y encabezó una conmemoración propia en el Congreso, donde envió mensajes que evidencian la distancia con Fernández.
En el Museo Malvinas, junto al Presidente estuvieron en el palco oficial los ministros de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero; Defensa, Jorge Taiana, y de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.
La Casa Rosada también informó que participaron de la conmemoración el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, y los expresidentes José Mujica (Uruguay), Evo Morales (Bolivia) y Fernando Lugo (Paraguay).
Pero el vacío del “cristinismo” al acto oficial del Estado argentino fue evidente. Particularmente en redes sociales: los líderes de La Cámpora ningunearon el acto que encabezó el Presidente y referenciaron el que protagonizó Cristina Kirchner a la tarde en el Congreso Nacional. Allí fue el Presidente quien faltó. Tampoco asistió ningún ministro.
El único que estuvo en ambos fue Sergio Massa, titular de Diputados y quien viene reclamando el reagrupamiento del Frente de Todos.
La grieta es tan expuesta que la vicepresidenta se quejó en su discurso de homenaje a los veteranos de la vocera presidencial, Gabriela Cerruti.
Discurso presidencial
En el Día del Veterano, Alberto Fernández no se salió del libreto solemne. En el acto oficial, solicitó al Reino Unido que abandonara la “injustificada y desmedida” presencia militar en las islas e instó a ese país a cumplir con la resolución 2.065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que impone que las partes “dialoguen en el marco del derecho internacional”.
“Los reconocemos, los recordamos y los honramos como héroes que han sido y son”, remarcó respecto de los caídos y de los veteranos.
“Las Islas Malvinas son parte de nuestro territorio nacional. Jamás cederemos en nuestros reclamos”, subrayó el Presidente, quien agregó: “Malvinas siempre fue un sentimiento clavado en el corazón de muchas generaciones de argentinos”.
En ese sentido, dijo: “Seguimos denunciando ante el mundo que se trata de uno de los últimos resabios de colonialismo. Lo volvemos a decir hoy, 40 años después: las Malvinas fueron, son y serán argentinas”.
Para entonces, ya se sabía del desplante de la vicepresidenta al acto del Gobierno nacional y de las tensiones que signaron las horas previas entre la oficina de Protocolo del Presidente y el Senado.
“Paren con esta locura. Murieron 649 soldados y los veteranos y excombatientes merecen nuestro respeto”, tuiteó Mario Negri, uno de los jefes opositores en la Cámara Baja ante los actos duplicados, cuando se confirmó que habría faltazos cruzados a sendos encuentros.
Chicanas vicepresidenciales
Durante su discurso, Alberto Fernández hizo sólo una mención a la vicepresidenta: ”Si leen el Informe Rattenbach que Cristina ordenó hacer público, podrán constatar las numerosas torpezas y los desastres que la conducción militar cometió a lo largo del conflicto”.
Se refería al informe interno de las Fuerzas Armadas realizado por Benjamín Rattenbach, en el que se consideró que Malvinas fue una “aventura militar” y se sugirió condenar a muerte a varios de los comandantes en jefe.
A la tarde, Cristina Kirchner lo mencionaría al Presidente, pero en una clara chicana hacia el corazón del Frente de Todos.
“Les voy a recomendar un libro que le recomendé al presidente (de la Cámara de Diputados) que todavía no lo leyó —dijo, señalando a Sergio Massa—. Es un libro que se llama Diario de una temporada en el quinto piso. Es una crónica histórica, no es una obra literaria”.
Continuó: ”Relata las experiencias del primer gobierno democrático del ‘83, del presidente (Raúl) Alfonsín y de los distintos equipos económicos que lo sucedieron”.
“Hoy se lo mandé de regalo al Presidente, para que después la vocera no diga que no le regalo nada”, y en medio de los aplausos que celebraban la chicana, agregó con ademanes: ”Después la veo el lunes (a Cerruti): ‘Mire si será mala la vicepresidenta que ni siquiera le da un regalito de cumpleaños’”, ironizó.
“El libro no tiene desperdicio: tiene que ver con los conceptos empaquetados que les venden a los argentinos”, dijo la vicepresidenta, quien remarcó que los protagonistas centrales de esa crónica son Juan Sourrouille y José Luis Machinea, ministros de Economía de Raúl Alfonsín y de Fernando de la Rúa, respectivamente.
Como se sabe, la administración Alfonsín transitó un vertiginoso tobogán económico que incluyó la declaración de una “economía de guerra” y una hiperinflación que concluyó con la entrega anticipada del gobierno.
