¿Bastará sólo la inflación contenida para que la gestión del presidente Javier Milei obtenga el 26 de octubre la revalidación que espera en las elecciones de medio término? Hace un mes, casi nadie ponía entre signos de interrogación estas palabras: el Gobierno, pero también buena parte de los analistas –y hasta algunos opositores– lo decían como una afirmación rotunda.
Antes de que comience formalmente la campaña electoral el escenario ya es muy diferente.
Los signos de interrogación dominan casi todos los frentes de la administración de Javier Milei. Hasta se usan para dudar de que en las nueve semanas que faltan hasta las elecciones la inflación no se desboque.

Con la presentación de las listas de candidatos, comenzó en los hechos la campaña. Pero también parece haberse corrido el telón en el teatro de operaciones libertario. Lo que quedó expuesto es una escena de medio término con altísimas complicaciones: algunas completamente impensadas; otras, que se consideraban de escasa peligrosidad, escalaron de manera sorprendente.
En las últimas 48 horas la fragilidad de ese esquema que el discurso libertario presenta como omnipotente quedó expuesta como nunca.
El miércoles quedó claro en la Cámara de Diputados que el Congreso tiene poder de veto sobre los vetos de Milei. El Gobierno logró impedir la suba de las jubilaciones, pero no pudo frenar que los diputados reviertan parcialmente el veto a la emergencia en el sistema de atención de las personas con discapacidad.
Esto ocurrió en simultáneo a la trascendencia pública de un audio que se adjudica al ex titular de la Agencia de Discapacidad (Andis), Diego Spagnuolo.
En medio de un conflicto sin tregua con profesionales y familias de personas con discapacidad por el ajuste que compromete la asistencia, Spagnuolo fue echado del Gobierno porque porque no negó esos audios, en los que se habla de coimas en la compra de los medicamentos que adquiere Andis. Los señalados son Karina Milei, y su asesor Eduardo “Lule” Menem. En las explicaciones informales, el Gobierno menciona internas destructivas en sus filas.
En la misma jornada del miércoles se aprobó el reparto automático de los ATN a las provincias y se reactivó la comisión investigadora de la participación presidencial en la criptoestafa $Libra, el primer escándalo de la era Milei. La actuación de ese cuerpo legislativo será simultánea a la campaña electoral.
La jornada del jueves no fue menos problemática para el Gobierno. Esta vez el escenario fue el Senado, donde los libertarios son todavía menos: a la esperada aprobación de la ley que actualiza el presupuesto universitario se sumó el rechazo definitivo de cinco decretos que reformaban organismos clave como Vialidad Nacional, el Inta, el Inti y el Banco Nacional de Datos Genéticos. No está claro que esa sola decisión alcance para restituir todo lo que el Gobierno ya alteró en esos organismos, pero sí está claro que el afán desregulador de Milei ahora tiene algunos límites.
Los 96 muertos atribuidos al fentanillo contaminado también cuestionan la tesis de que el Estado no hace falta para nada: ¿que Anmat haya fallado de manera trágica y escandalosa significa que no debe existir? ¿O que alguien no hizo lo que debía?
Todo esto ocurrió mientras el Indec confirmaba que la economía argentina lleva dos meses estancada, el frente financiero se convirtió en una cotidiana pesadilla para el Gobierno, las tasas vuelan y la presión cambiaria no tiene tregua.
La inmensa mayoría de estos frentes eran impensados hace 30 días. Para las elecciones faltan dos meses: una eternidad en estas condiciones.