Gremios estatales y del transporte iniciarán este martes una serie de medidas de fuerza contra las políticas de ajuste que lleva adelante el Gobierno nacional, que se extenderá por 72 horas y tendrá impacto directo en la actividad general.
Lo más fuerte se dará entre miércoles y jueves cuando un mayoritario grupo de sindicatos del transporte paralizarán sus tareas.
La marcada división que se observa en la CGT y que la mantiene al borde de la fractura formal –algo que en los hechos es indisimulable-, no permite que se logre un consenso para lanzar un paro general, lo cual fue sustituido por acciones escalonadas.
De esta forma, esta sucesión de acciones no será leída como una confrontación plena y al mismo tiempo se evita la evaluación del supuesto éxito o fracaso de una huelga general.
Por su parte, el Gobierno nacional ignora por completo este tipo de presiones y asegura que no modificará ninguna de las medidas que tomó.
Es más, en Casa Rosara sostienen que esta postura sindical que le pega directamente a la población se vuelve en contra de quienes las instrumentan y juega a favor del contrapunto “ellos o nosotros” que desea instalar.
En este escenario, la conflictividad permanente que prometen los gremios complicará la vida cotidiana en diferentes aspectos.
Una prueba de ello se vivió este lunes en los principales aeropuertos del país cuando los trabajadores de la Aduana paralizaron sus labores entre las 10 y las 14, sometiendo a los pasajeros que llegaban desde el exterior a prolongadas demoras en su ingreso al país dado que los scanner eran operados sólo por personal jerárquico.
A su vez, entre las 10 y las 12 quienes prestan servicios en las diferentes agencias de la AFIP llevaron adelante un nuevo “apagón informático” desconectando las computadoras y sin atender al público.
En ambos casos, las protestas son en contra de la decisión del Gobierno nacional de eliminar la AFIP y crear la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (Arca).
Este martes será el turno de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que iniciará un cese de actividades desde las 12 y se extenderá al miércoles. A esa hora comenzarán a concentrarse en el Obelisco para luego marchar hasta la sede del Ministerio de Desregulación.
“En el Estado hay sindicalistas que militan la resignación y el miedo en los sectores de trabajo. Destruyen nuestros salarios, nos echan como perros, quieren vender todos los inmuebles del Estado, ¿cuándo van a parar si no paran ahora? ¿Cuándo van a marchar si no marchan ahora?”, enfatizó Rodolfo Aguiar, Secretario General de ATE Nacional.
Los reclamos centrales de ATE son los despidos en las diferentes áreas del Estado Nacional y una recomposición salarial ante una pérdida de poder adquisitivo que, según sus cálculos, es del 34%. También se manifiestan en contra de las privatizaciones y de la venta de bienes del Estado.
El sindicato que dirige Aguiar es uno de los más combativos contra la política del Gobierno nacional y promete extender las jornadas de lucha.
Aguiar tiene vínculo estrecho con Pablo Moyano, y ambos coincidirán el miércoles en la protesta ya que ese día el líder camionero será la cara visible del paro que realizarán los medios de transporte.
La convocatoria abarca a transporte de carga, trenes, puertos, aviones y subte. En principio los servicios de colectivos y micros de media y larga distancia no se verían afectados.
Por el lado de trenes la situación es particular ya que el titular de La Fraternidad Omar Maturano adhiere a la medida, pero no así Sergio Sasia, quien encabeza la Unión Ferroviaria, y en los últimos días se mostró cercano al Gobierno nacional tras el anuncio de la privatización del Belgrano Cargas. De todas formas, sin los maquinistas en sus puestos de trabajo no habrá circulación de trenes.
En el caso del servicio de aeronavegación se presume un acatamiento masivo en Aerolíneas Argentinas e Intercargo, con lo cual pueden verse afectados el resto de los vuelos.
La continuidad de esta saga será el jueves cuando la Unión Tranviarios Automotor (UTA) no preste servicio de colectivos en el AMBA, en reclamo de mejoras salariales.
En principio el gremio que conduce Roberto Fernández decidió no adherir a la huelga del miércoles y lanzó su propio paro un día después, lo cual generará otro día de caos en la región metropolitana.
Desde la UTA dejaron trascender que llevan “adelante su propia agenda”, que al mismo tiempo busca despegarse del “moyanismo”.
De esta forma, los gremios enfrentan a Milei en forma separada lo cual debilita el planteo contra el Gobierno, recayendo todo el peso de las acciones en la ciudadanía.
