Un informe exprés de Gendarmería Nacional difundido por Página 12 desató una fuerte polémica al responsabilizar directamente al fotoperiodista Pablo Grillo por el disparo de gas lacrimógeno que lo dejó al borde de la muerte el pasado 12 de marzo, durante la marcha por jubilados.
El sumario interno de la fuerza, confeccionado en apenas 24 horas y conocido tras un allanamiento judicial, califica el incidente como un “hecho fortuito” y exime de toda culpa al cabo Héctor Guerrero, quien accionó el arma, a pesar de las contundentes pruebas visuales que contradicen la versión oficial.
Qué dice el documento
El documento, que según las querellas es un intento del Gobierno Nacional de “engendrar su propio sistema de impunidad”, concluyó que Grillo se encontraba “en la línea de tiro”, insinuando que su ubicación fue la causa de la tragedia.
Esta afirmación va en contra de todas las imágenes de medios y drones de televisión, que muestran a Guerrero disparando de forma horizontal y antirreglamentaria.
El caso Grillo
La agresión ocurrió el 12 de marzo de 2025, durante una protesta de jubilados cuando el cabo Héctor Guerrero, quien sigue en funciones en Gendarmería, disparó un cartucho de gas lacrimógeno que impactó en la cabeza de Pablo Grillo, causándole graves heridas.
El sumario de Gendarmería, dispuesto cinco días después de la represión y finalizado el 19 de marzo, se basó en declaraciones de personal de la fuerza y del propio Guerrero.
En su testimonio interno, Guerrero afirmó haberse enterado “luego de varios días por los medios de comunicación” de la herida a un ciudadano, asegurando que todos sus disparos fueron “hacia el suelo, conforme la instrucción recibida”.
El informe incluso llegó a plantear que la granada lanzada tuvo “dos rebotes previos en la cinta asfáltica” antes de impactar a Grillo, ubicándolo “agachado, a la altura de vuelo post-rebote de la granada”.
Los videos, claves en el caso
Sin embargo, esta versión choca de frente con el material audiovisual.
El colectivo Mapa de la Policía, analizando una vasta recolección de imágenes, ya había demostrado un día después del incidente que Guerrero disparó en forma horizontal, a las 17.18 horas, una manera que puede resultar letal con armas menos letales.
Los drones de TN y A24 también aportaron imágenes fundamentales que visualizan lo ocurrido.
Además, Gendarmería entregó reglas de uso de pistolas lanzagases que son explícitas: “Jamás se debe dirigir el arma hacia una persona, ya que en caso de impacto podría producir lesiones graves e incluso la muerte”.
La impunidad interna y el camino judicial
El sumario concluyó que ni el cabo Guerrero ni sus superiores merecen “reproche alguno desde el punto de vista disciplinario”.
Incluso se reabrió la pesquisa administrativa el 25 de abril, para volver a cerrarla el 29 de abril con las mismas conclusiones, reiterando que el disparo fue un “hecho fortuito” y que el fotógrafo asumió un “riesgo al colocarse en la línea de tiro”.
Mientras tanto, en la causa judicial a cargo de la jueza María Servini y el fiscal Eduardo Taiano, Guerrero aún no fue llamado a indagatoria.
La querella de la familia de Grillo, representada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH), pidió que se lo cite por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Un allanamiento judicial el 19 de junio permitió el secuestro del arma utilizada por Guerrero y la documentación administrativa de Gendarmería.
Se espera una reconstrucción de los hechos con la misma pistola lanzagases a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, con peritos de la querella presentes.