Guillermo Francos, jefe de Gabinete de Javier Milei, eligió Córdoba para trazar un balance político y económico del gobierno libertario y, sobre todo, para insistir en dos puntos que considera centrales: la necesidad de preservar la estabilidad institucional y el peso de la herencia recibida.
En un discurso extenso ante empresarios industriales, en el inicio del Coloquio de la Unión Industrial de Córdoba (IUC), y ante la mirada del gobernador Martín Llaryora, Francos combinó diagnósticos duros sobre la situación en la que encontraron al país con críticas directas a sectores políticos y sociales que –según dijo– buscan erosionar la gobernabilidad.
“El país que recibimos era un país paralizado, con 50 mil millones de dólares de importaciones suspendidas, un déficit financiero anual promedio del 5% del PBI durante los últimos 15 años y una infraestructura devastada”, señaló al repasar los primeros meses de gestión.
Y remarcó: “Nos quieren reclamar obras y soluciones inmediatas, pero fueron ellos mismos los que generaron el desastre”.
Francos no se limitó a exponer datos económicos. También apeló a la historia y a su experiencia personal para advertir sobre los riesgos de repetir ciclos de inestabilidad democrática.
“Viví la inestabilidad institucional desde los tiempos de Arturo Frondizi, de Arturo Illia, de gobiernos que fueron desalojados pese a que se estaban desarrollando muy bien. Hoy vemos intentos de desestabilización, intentos de ensuciar el proceso electoral y de romper las reglas de juego democrático. Y eso es inadmisible”, sostuvo.
Entre los integrantes del Gobierno que acompañaron a Francos se encuentra el presidente del Banco Nación, Daniel Tillard. La entidad es uno de los auspiciantes del evento.
El peso de la herencia
El jefe de Gabinete dedicó buena parte de su exposición a cuantificar la herencia recibida. Aseguró que la administración libertaria debió enfrentar un déficit financiero acumulado equivalente al 75% del PBI en 15e años, “unos 400 mil millones de dólares que podrían haber cambiado la infraestructura del país”.
Y usó esa cifra como argumento para rechazar críticas actuales, con un mensaje también a los gobernadores (reconoció que el pedido de Llaryora, por ejemplo, sobre infraestructura, era válido).
“¿Pero cómo no vamos a tener problemas en las rutas, en las obras públicas, si durante años se despilfarró el dinero? ¿Cómo nos reclaman a nosotros, que recién empezamos a ordenar las cuentas?”, expresó.
También puso en valor las medidas de desregulación y la política de atracción de inversiones a través del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). “Tenemos proyectos aprobados por más de 33 mil millones de dólares. Eso no pasaba en la Argentina hace décadas”, afirmó.
Pero el eje del relato fue siempre el mismo: la herencia como obstáculo para cualquier reclamo inmediato.
“Nos cuesta mucho modificar el Estado. Era un desastre y sigue costando cambiarlo. Lo que pedimos es paciencia y comprensión: no se puede solucionar todo en un primer momento”, insistió.
La democracia en el centro del debate
El otro gran tramo de su discurso estuvo marcado por una defensa enfática de la institucionalidad democrática. Francos mencionó expresamente “los intentos de inestabilidad” que, según él, se registraron en las últimas semanas, a partir de la difusión de audios de funcionarios del Gobierno, como Karina Milei.
“No sirve al futuro del país que las instituciones se jueguen en términos políticos. Nuestro gobierno va a hacer todo lo necesario para que las elecciones sean transparentes, limpias y sin hechos oscuros”, aseguró.
El mensaje estuvo dirigido tanto a la oposición política como a sectores sindicales y empresariales que, en su mirada, buscan condicionar la gestión.
“Escuchamos reclamos ilegítimos de quienes causaron el daño. Nos hierve la sangre cuando quienes destrozaron el sistema previsional, por ejemplo, ahora pretenden que lo arreglemos en un día. Hoy tenemos un jubilado cada aporte y medio activo, un sistema totalmente roto. Pero no podemos seguir repitiendo errores”, enfatizó.
Francos también planteó que la fortaleza de un gobierno no puede medirse solo en bancas parlamentarias. Recordó que Milei llegó con apenas 36 diputados y 6 senadores propios: “Así y todo hemos impulsado una reforma del Estado sin precedentes, con más de 8 mil artículos de leyes, decretos y resoluciones modificados en un año. Nunca antes se hizo un cambio de esta magnitud”.
En ese contexto, volvió a cargar contra la oposición por la derogación de decretos delegados en el Congreso. “Nos dieron facultades extraordinarias para gobernar y en una sola sesión, sin dictamen de comisión, resolvieron sacárnoslas. Ese es el tipo de juego político que no ayuda al país”, expresó.
Provincias, impuestos y costos
La segunda parte de la exposición estuvo enfocada en la relación con las provincias y en el esquema impositivo. Allí, Francos reconoció que todavía queda un camino largo por recorrer en materia de reducción de tributos, aunque defendió lo hecho hasta ahora.
“Es cierto que no hemos eliminado muchos impuestos, pero sí bajamos las alícuotas de decenas de gravámenes en todo el país, entre ellos las retenciones a productos agropecuarios e industriales. Hay que mirar no solo la cantidad de impuestos, sino también cuánto paga efectivamente la producción”, explicó.
El jefe de Gabinete buscó marcar una diferencia clave: los tributos que dependen de la Nación y los que son responsabilidad de las provincias.
“Tengan en cuenta que los impuestos que hemos eliminado afectan a los recursos de la Nación, no a los de las provincias. Y ahí está la diferencia: no podemos bajar impuestos provinciales, porque eso corresponde a cada jurisdicción. El esfuerzo no puede recaer solo en la Nación”, advirtió.
La mención no fue casual. En los últimos meses, varios gobernadores cuestionaron la quita de transferencias y la falta de recursos para sostener obras o servicios básicos.
Francos respondió con dureza: “Nos demandan infraestructura, nos reclaman rutas, pero fueron parte del sistema que generó un déficit crónico. No es legítimo pedir ahora lo que ellos mismos destruyeron”.
El funcionario, sin embargo, reconoció que existe una “segunda etapa” pendiente en la agenda económica. Allí ubicó las reformas laborales y tributarias que, según dijo, deberán discutirse en el Congreso con más fuerza a partir de los próximos meses.
“Sabemos que hay leyes que impiden formalizar el trabajo y que el sistema impositivo es distorsivo. Eso va a cambiar en la medida que tengamos respaldo parlamentario”, adelantó.
El auditorio no era casual: la Unión Industrial de Córdoba y la Unión Industrial Argentina. Francos buscó transmitir un mensaje de confianza hacia ese sector. “Recibimos sus planteos, los escuchamos y sabemos que la industria es clave para el desarrollo. La premisa de competir, invertir e integrar tiene que ser una realidad y Argentina hoy transita un momento histórico que lo posibilita”, aseguró.
Pidió, sin embargo, comprensión. “Este es un proyecto por etapas. No se puede resolver todo de golpe. Pero estamos convencidos de que la dirección es la correcta y que el esfuerzo vale la pena”, cerró.