El 17 de agosto se cumplen 175 años de la muerte de José Francisco de San Martín, en Boulogne-sur- Mer, Francia. El acontecimiento es conocido como el “Paso a la Inmortalidad del General José de San Martín”.
En ese contexto, uno de los historiadores más reconocidos del país y estudioso de lo ocurrido en el pasado, Felipe Pigna, contó a La Voz en Vivo detalles poco conocidos del libertador de Argentina, Chile y Perú que murió en 1850.
“San Martín era una persona muy interesante, conocemos mucho sobre el aspecto militar, que fue clave, pero también era un gran lector, concertista de guitarra clásica, pintor”, relató.

Además fundó las bibliotecas de Santiago de Chile, de Lima, Perú, de Mendoza; de escuelas primarias y secundarias cuando fue gobernador por tres años de las provincias de Cuyo.
“Es una periodo interesante de su vida”, subrayó.
San Martín tenía una muy buena escritura, y era “de mucha correspondencia” —remarcó el historiador— con Manuel Belgrano, con Martín Miguel de Güemes, con Juan Bautista Bustos, entre otros.
“Era multifacético. Un hombre que se formó a sí mismo sobre todo en instrucción militar, pero también armó una biblioteca muy sólida y variada con temas, desde ingeniería, botánica a filosofía”, narró.
El acento del General
En 1785 la familia de San Martín viajó a España, para que el “Padre de la patria” estudiara en el Seminario de Nobles de de Madrid. Más tarde ingresó como cadete en el Regimiento de Murcia, y a los 11 comenzó su trayectoria militar.
En 1812 regresó a Buenos Aires. “Quienes lo conocieron decían que tenía un acento andaluz suave, porque vivió en Andalucía”, relató Pigna.
Pero en 1843, —dijo el historiador— cuando Juan Bautista Alberdi lo conoció contó que ya no tenía restos del “habla española” sino argentina.
Así lo describió el autor de la Constitución Nacional en “Diario de un viaje a Europa”: “Yo le esperaba más alto, y no es sino un poco más alto que los hombres de mediana estatura. Yo le creía un indio, como tantas veces me lo habían pintado, y no es más que un hombre de color moreno, de los temperamentos biliosos. Yo le suponía grueso, y, sin embargo de que lo está más que cuando hacía la guerra en América, me ha parecido más bien delgado; yo creía que su aspecto y porte debían tener algo de grave y solemne, pero le hallé vivo y fácil en sus ademanes, y su marcha, aunque grave, desnuda de todo viso de afectación. Me llamó la atención su metal de su voz, notablemente gruesa y varonil. Habla sin la menor afectación, con toda la llanura de un hombre común”.
El cruce de Los Andes
El armado de la estrategia militar para cruzar Los Andes llevó tres años. “Fue de mucha preparación y logística; había que entrenar a las personas con las armas, preparar la ropa, la comida. Creó el primer taller metalúrgico de Argentina en Mendoza, con 500 obreros a cargo de Fray Luis Beltrán”, afirmó Pigna.
Además relató que tuvo la colaboración de las provincias para el armado del ejercito y poca colaboración del gobierno central porteño.

También hubo mucha tarea de inteligencia, con la llamada “guerra de zapa”, realizada incluso por mujeres chilenas que eran espías y pasaban información falsa al enemigo e información valiosa a San Martín.
“Lo interesante es que de los diez pasos posibles para cruzar la cordillera, San Martín usó seis, y los españoles controlaron los otros cuatro por donde no pasó nadie”, explicó el historiador.
“Lo acusaron de robarse un ejército”
“A San Martín lo echó (Bernardino) Rivadavia persiguiéndolo”, dijo Pigna.
En plena campaña libertadora pidió fondos a Buenos Aires y Rivadavia se los negó.
“Hay una carta interesante que escribe a Bernardo O’Higgins donde le cuenta que lo llenaron de espías, espiaron su correspondencia y no lo dejaron bajar a Buenos Aires a ver a su mujer que estaba agonizando”, sostuvo.
El historiador también contó que a San Martín lo acusaron de robarse un ejército cuando llevó a los granaderos al cruce de Los Andes. “Algo absurdo”, añadió.
“Harto de la calumnia y de la ingratitud, una persona que lo dió todo fue expulsado al exilio”, agregó. El libertador nunca más regresó al país, a pesar de sus intentos frustrados.
Incluso, el historiador contó que un amigo íntimo de Rivadavia, Carlos de Alvear, escribió un libro que se llamó “Primera parte de la biografía de San Martín”, escrito en primera persona como si lo hubiera escrito San Martín, “donde asume la cantidad de crímenes y corrupciones que nunca existieron con el objeto de calumniarlo”.
Y agregó: “Él tuvo que soportar estas afrentas”.
Buscó proteger la industria argentina
San Martín también buscó proteger y desarrollar la industria.
En el Congreso de Tucumán, a través del diputado Godoy Cruz, con la firma de San Martín, se presentó el proyecto para la protección del vino, unas de las principales producciones de Cuyo.
“Lamentablemente no fue aprobado, pero es un lindo antecedente de que San Martín fue el primer autor de protección de la industria argentina”, indicó Pigna.
Además, fue es el primero en traer la homeopatía, en 1812, al país—destacó el historiador—. En Londres, compró un botiquín homeopático, el que aún se conserva en Museo Histórico Sanmartiniano de Mendoza.
“Evidentemente con tantos problemas de salud no encontraba, en la medicina tradicional, algo que lo calmara y preparaba y usaba medicamentos homeopáticos”, subrayó.
La relación con Bolivar

Con respecto a la relación de San Martín con otra figura clave de la independencia en América, el venezolano Simón Bolivar, Pigna dijo que hubo una desaveniencia producto del ego de Bolivar.
“No quería que San Martín le hiciera sombra, pero la intención del General no era esa. A tal punto que le ofrece ser su segundo. Evaluó que estaba en inferioridad de condiciones porque no tenía el apoyo de Buenos Aires para terminar la guerra de la independencia”, remarcó el historiador.
Y agregó: “Bolivar le dice que no puede aceptar que sea el segundo, pero en realidad lo estaba sacando del medio. San Martín se lo recriminó en una carta después del encuentro en Guayaquil”.
Primero, el interés general
“San Martín fue una persona que puso los intereses de la patria por encima de todo. Siempre puso el interés general por encima del particular”, relató Pigna.
Incluso, tenía muchos problemas de salud, —contó el historiador—su médico personal, el doctor Juan Isidro Zapata, le decía “cuándo se va a preocupar de usted” porque siempre estaba atento a los demás.
“Se fue sin un peso del país. Rivadavia se negó a pagarle los sueldos por seis años. La pasó muy mal en la primera parte del exilio europeo cuando vivió en Bélgica”, narró Pigna.

Y agregó que recién cuando asumió Juan Manuel de Rosas le transfierió, a través de su yerno Mariano Balcarse, todo lo que le debían.
También Perú le pagó sueldos atrasados, y cuando se instaló en Francia, en 1830, comenzó a tener “un buen pasar”.
El libertador de tres países, murió lejos de su patria. Sus restos recién fueron traídos a la Argentina en 1880 y se encuentran en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.
Presentación del Felipe Pigna en Córdoba. El historiador estará presentando la novela “Conspiración en Londres” el 17 de octubre en la Feria del Libro 2025.