El cardenal Estanislao Karlic, una figura central de la Iglesia católica argentina durante más de medio siglo, falleció el viernes a los 99 años en un hogar sacerdotal en Paraná. Reconocido por su “brillantez teológica” y su capacidad de diálogo, Karlic dejó una huella significativa tanto en la esfera eclesiástica como en la política argentina, aunque su trayectoria también incluyó cuestionamientos por el manejo de un caso de abuso en la década de los 90.
Un teólogo de renombre y redactor del catecismo
Nacido en Oliva, provincia de Córdoba, Estanislao Karlic estudió en el seminario mayor cordobés y se licenció en Teología en la Universidad Gregoriana de Roma. Su prestigio como teólogo fue tal que fue uno de los siete redactores del nuevo Catecismo de la Iglesia, junto al entonces cardenal Joseph Ratzinger (quien luego sería Benedicto XVI).
Esta obra, una referencia obligada para todo católico desde su puesta en vigencia a principios de los 90, condensa la doctrina católica y su aplicación en temas como la pena de muerte, la bioética y la homosexualidad. Su eminencia teológica también lo llevó a abrir la IV Conferencia de Obispos de América Latina en Santo Domingo en 1992 con una magistral iluminación teológica, ante la presencia del Papa Juan Pablo II.
Karlic fue un actor fundamental en la vida de la Argentina, especialmente recordado por su aporte clave al sostenimiento de la democracia durante la crisis de 2001. Estando al frente de la Conferencia Episcopal, impulsó junto al entonces cardenal Jorge Bergoglio la Mesa de Diálogo, coordinada por obispos como Jorge Casaretto, Juan Carlos Maccarone y Artemio Staffolani, y con asistencia de la ONU. Esta iniciativa no sólo ofreció un espacio de “catarsis” sino que de ella surgió el Plan Jefes y Jefas de Hogar, que permitió desactivar una situación potencialmente explosiva en los sectores más postergados, aunque muchas propuestas de reforma política no fueron implementadas.
Antes de esto, a comienzos de la década del 80, fue elegido como redactor del documento “Iglesia y Comunidad Nacional” (1981), considerado por muchos como el más enjundioso producido por la Iglesia argentina, y que contribuyó significativamente al retorno del país a la senda constitucional.
Su paso por la Conferencia Episcopal Argentina
Como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (elegido en 1996), Karlic impulsó una nueva etapa para que el Episcopado dejara de ser uno de los más conservadores de América Latina y sintonizara mejor con las nuevas realidades, sin traicionar la doctrina. En su presentación ante la prensa, afirmó que la Iglesia afrontaba el desafío de llevar a la práctica la renovación del Concilio Vaticano II. Esta intención de renovación le implicó una férrea resistencia al inicio de su arzobispado en Paraná en 1983, un bastión del catolicismo ultraconservador, lo que llevó a la emigración de sacerdotes y seminaristas rebeldes. Sin embargo, Karlic logró encarrilar la situación y ganarse la valoración del clero y los fieles.
El cardenal Karlic se destacó por su oposición al “dinero bajo la mesa” del gobierno menemista que otorgaba ayudas económicas a obispos amigos, bregando por una relación económica clara que no comprometiera la independencia de la Iglesia. La prestigiosa revista católica Criterio denunció estas prácticas.
Además, condujo el delicado proceso interno de revisión del papel de la Iglesia durante la última dictadura militar, un tema sensible debido a que muchos obispos de esa época aún vivían y estaban activos. Aunque el pedido de perdón fue genérico y suscitó críticas, representó un primer paso en una actitud que se profundizó luego.
Demostrando una actitud de apertura, Karlic realizó rondas de visitas a representantes de todos los sectores de la vida nacional para señalar que el diálogo era el camino, llegando incluso a reunirse con autoridades de la masonería, considerada históricamente anticlerical. Como docente de alma, también impulsó la creación de la comisión de Pastoral Universitaria.
Un cuestionamiento en su trayectoria
A pesar de sus logros, la trayectoria de Karlic se vio marcada por cuestionamientos relacionados con el manejo de un caso de abusos sexuales.
Ya retirado, sufrió severas críticas a raíz de una revelación periodística sobre abusos cometidos a principios de los 90 por uno de sus sacerdotes, Justo José Ilarraz. Karlic fue criticado por no denunciar al cura y, en cambio, trasladarlo a un destino lejano, siguiendo el criterio de la época de “evitar el escándalo”.
Últimos años y reconocimiento final
En sus últimos años, Estanislao Karlic fue creado cardenal por Benedicto XVI en reconocimiento a su trayectoria. Recientemente, mientras se recuperaba de una operación, recibió la llamada de Robert Prevost, ahora Papa León XIV, quien le transmitió sus saludos y aliento.
Quien lo visitó hace un par de años en una casa de retiros en Paraná, relató una conversación donde Karlic ofreció agudas definiciones, como su réplica a la idea de que es mejor desconfiar: “Pero no vive mejor el que desconfía”. Al final de ese encuentro, el cardenal bendijo a su visitante y, para sorpresa de este, le pidió ser bendecido a su vez.
La partida del cardenal Karlic cierra un capítulo de más de medio siglo de influencia en la Iglesia y la sociedad argentina, dejando un legado complejo pero innegablemente influyente.