Apenas 96 horas atrás, una llamada desde Washington abrió una ventana de esperanza para lograr la liberación de Nahuel Gallo, el gendarme argentino desaparecido en Venezuela.
La administración de Donald Trump había incluido su nombre en la lista de presos políticos por los que negociaba con el régimen de Nicolás Maduro, pero todo se frustró por una nueva exigencia que la Casa Blanca consideró inaceptable.
Una negociación secreta al más alto nivel
El secretario de Estado, Marco Rubio, encabezó las conversaciones para conseguir la liberación de 10 ciudadanos estadounidenses detenidos ilegalmente por el chavismo. A esa lista se sumó Gallo, en una jugada que reflejaba la creciente sintonía política entre Trump y Javier Milei, y la visión de Argentina como aliado estratégico en la región.
Desde Buenos Aires, el canciller Gerardo Werthein y la ministra Patricia Bullrich activaron canales formales e informales para apoyar la gestión diplomática. Washington mantuvo informada a la Casa Rosada en todo momento.
El precio de la libertad: narcos a cambio de rehenes
La propuesta de Estados Unidos fue liberar a 10 ciudadanos norteamericanos a cambio de entregar a integrantes del Tren de Aragua, una organización criminal con vínculos en la región, detenidos en El Salvador. Maduro aceptó. Las fotos de los liberados posando con funcionarios estadounidenses recorrieron el mundo.
Pero cuando todo parecía encaminado, el régimen venezolano cambió las reglas del juego. Para sumar a Gallo a la lista impuso una condición adicional que Washington calificó como “imposible de cumplir”.
Nahuel Gallo sigue desaparecido
Fuentes diplomáticas revelaron que Gallo ocupaba el puesto número 11 de la “lista de buena fe” negociada por Estados Unidos. Su liberación dependía de una última aprobación, que se vio frustrada por la maniobra final del chavismo.
Así como lo hizo con otros presos políticos extranjeros, ciudadanos de Colombia, España, Alemania, Italia y otros 10 países, Maduro sigue utilizando estas detenciones como fichas de cambio en su tablero geopolítico.
La situación de Nahuel Gallo permanece como una prioridad en la agenda internacional del Gobierno argentino. Aunque el intento de incluirlo en el canje fracasó, en Washington aseguran que su caso sigue en el radar diplomático.