Juan Schiaretti suele jactarse de que algunas de sus virtudes políticas es ser coherente y no sorprender. Es lo que hizo en su reaparición pública, el sábado pasado, en Nueva York, cuando descargó furiosas críticas contra el kirchnerismo, fue contemplativo con la gestión libertaria de Javier Milei y dejó claro que, en un escenario nacional polarizado, insiste en transitar la avenida del medio de la política.
Hubo una foto, que para muchos puede ser una más. No para quienes conocen los movimientos reservados del exgobernador: se mostró con el exjefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con quien el año pasado intentaron construir un “frente de frentes”.
En realidad, aquel intento se trató de construir una gran alianza de centro, con la ampliación de lo que era Juntos por el Cambio, con la incorporación de otros sectores, fundamentalmente una pata peronista “moderada” que representaban el propio Schiaretti, Roberto Lavagna y Florencio Randazzo, entre otros.
Aquel intento de acuerdo opositor se cayó por la oposición de Mauricio Macri, de Patricia Bullrich y de Luis Juez. Schiaretti terminó siendo candidato presidencial por la alianza Hacemos Unidos por Nuestro País, (sacó el 6,73% de los votos), y Rodríguez Larreta perdió por paliza las Paso de Juntos por el Cambio contra Patricia Bullrich.
Aquellos contactos políticos se mantienen. La idea de una gran alianza opositora también. Y con los mismos protagonistas y con algunas incorporaciones, que pueden sorprender.
Silencio
El exgobernador no había hablado en público desde que le traspasó el poder provincial a Martín Llaryora, el 10 de diciembre pasado.
Tampoco había tenido actividad política en público, aunque sus más cercanos dicen que se mantiene activo, con reuniones reservas, en Córdoba y en Capital Federal.
En su discurso en la Universidad de Columbia, Schiaretti reiteró sus críticas contra el kirchnerismo, a quien culpó de la “decadencia” del país.
No sorprendió la embestida contra los K, pero en este caso el exgobernador apuntó más contra el fallecido expresidente Néstor Kirchner que contra Cristina Fernández, quien en los últimos años era la habitual destinataria de sus dardos políticos.
“El kirchnerismo profundizó el centralismo, porque al que le interesaba administrar la pobreza del conurbano bonaerense fue a Kirchner. Por eso, en el interior siempre tuvimos la luz más cara, el gas más caro y el transporte más caro”, disparó Schiaretti contra el expresidente.
Los cuestionamientos de Schiaretti contra el kirchnerismo en los Estados Unidos no son nuevos. En 2017, en plena gestión del presidente Mauricio Macri, en un encuentro reservado con banqueros, también en Nueva York, el entonces gobernador había sentenciado el “fin del kirchnerismo”.
“El kirchnerismo no volverá al poder. El peronismo democrático, dialoguista y federal será una nueva opción. Por primera vez, en muchos años, el kirchnerismo ya no tendrá injerencia en el peronismo”, dijo en aquel momento de auge del macrismo, con quien el entonces gobernador tenía una aceitada relación.
Schiaretti falló en aquel pronóstico, como la gran mayoría del ámbito político. Pocos más de dos años después, Cristina Fernández bendijo a Alberto Fernández para que encabezara la fórmula presidencial de la alianza kirchnerista Unión por la Patria, que desalojó a Macri de la Casa Rosada.
Otro tiempo
Quienes hablaron con él en este tiempo de silencio hasta el sábado pasado aseguran que Schiaretti no abandonó su idea de una alianza nacional entre sectores del PJ, radicales, del PRO no macristas y también algunos espacios provinciales que gobiernan distritos.
El exgobernador sólo concuerda con Milei en la intención del equilibrio fiscal, pero después difiere en casi todo. No lo dirá, porque coincide con el gobernador Martín Llaryora en que este no es el tiempo de enfrentarse con el Gobierno nacional.
Es evidente la estrategia de Llaryora de mostrarse cerca de la Casa Rosada, al menos hasta después del “pacto de mayo”, que se realizaría en Córdoba el próximo 25 de mayo. El gobernador coincide con la idea de acuerdo nacional de Schiaretti; después resolverán quién lo encabeza.
El exgobernador apuesta a un gran acuerdo opositor por fuera del kirchnerismo, del macrismo, y ahora de los libertarios. Coincide en esa idea con Rodríguez Larreta, y con los radicales Facundo Manes y Gerardo Morales, con quienes intentó hacer el “frente de frentes” el año pasado.
A este proyecto se podría sumar otro jugador importante, el senador Martín Lousteau, presidente del radicalismo nacional, cargo que le cedió el jujeño Morales.
Si bien Lousteau no participó en las negociaciones del año pasado, Schiaretti tiene un buen vínculo con el senador porteño.
Muchos recuerdan la visita que Lousteau le hizo al gobernador, en septiembre de 2022, en el Centro Cívico. Nunca trascendieron los motivos concretos de aquella “charla política”, como la calificó el senador.
Por entonces, Llaryora ya estaba lanzado como candidato a gobernador oficialista, mientras que en Juntos por el Cambio había una pulseada gestual entre Juez y Rodrigo de Loredo por la candidatura a gobernador opositora, que finalmente quedó para el fundador del Frente Cívico. En aquel momento, De Loredo tenía a Lousteau como su referente nacional, pero hoy están distanciados.
Hoy, Lousteau está enfrentado con Macri y busca respaldo de otros espacios para enfrentar al macrismo por el poder porteño, en el lejanísimo 2027.
Con la desaparación en los hechos de Juntos por el Cambio, para esta posible alianza de centro, Schiaretti y Rodríguez Larreta cuentan al socialismo santafesino y a los gobiernos filoperonistas de Misiones y de Río Negro. Tampoco descartan conversaciones con el gobernador neuquino Rolando Figueroa, un desprendimiento del Movimiento Popular Neuquino, a quien le ganó el poder provincial.
Por ahora, son contactos reservados. El futuro inmediato de la gestión libertaria será influyente en el armado opositor, al igual que las decisiones que se tomen en la interna nacional el PJ, aún con fuerte influencia del cristinismo.
Las decisiones se comenzarán a tomar en marzo del año que viene, que será un año electoral, por las elecciones nacionales legislativas de medio término.
Incluso es probable que una hipotética alianza de centro no se muestre en las próximas elecciones legislativas.
Por ejemplo, en Córdoba, por ahora, Llaryora está convencido de que el PJ local es una fuerza provincial que competirá con candidatos propios el año que viene.
Después de 2025, puede ser otra historia. Sin responsabilidades de gestión, Schiaretti, Larreta, Morales, Manes y Lousteau mantienen contactos, más de los que trascienden.
La posibilidad de un frente opositor, como siempre, dependerá de la suerte de la gestión libertaria. Y Schiaretti y el resto de los opositores lo saben.
