La Argentina lleva décadas debatiendo sobre los mismos problemas con idéntica pasión y, muchas veces, con el mismo desenlace: la parálisis. Reformas previsionales siempre “urgentes” que nunca llegan, competitividad prometida pero aplazada, jóvenes formados para empleos que desaparecen antes de consolidarse.
Sobre ese tema, el martes el Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) y la Universidad Siglo 21 en Córdoba llevaron adelante un encuentro —bajo el título “Diálogo federal. Formación, producción y empleo”— que buscó menos hacer un diagnóstico y más encontrar consensos prácticos para dar forma a un proyecto de país que dure, por lo menos, más que un ciclo electoral.
Todo con un tema central que atravesó la jornada: el rol del Estado, destacado por los disertantes como actor central para el desarrollo; lejos de la idea de que su desaparición sea la mejor opción.
Con tres paneles, en los que se debatió sobre “Formación y empleo de calidad”, “Hacia una Argentina competitiva e inclusiva”, y “Sistema previsional y futuro demográfico”, el encuentro sirvió para compartir ejemplos prácticos de que hay en el país realidades y proyectos posibles que pueden servir para un futuro más promisorio.
“Para asegurar un contexto estable en los próximos años necesitamos equilibrio fiscal como condición indispensable, avanzar en una reforma del sistema previsional que lo haga más inclusivo, equitativo y sostenible; y fortalecer la institucionalidad democrática como base para el desarrollo económico de largo plazo. Sólo con consensos perdurables y un Estado capaz de gestionar podremos sostener un rumbo de 25 años”, dijo en la apertura Gala Díaz Langou, directora Ejecutiva del Cippec.
Las conclusiones, dispersas en los tres paneles, dejaron en claro que Argentina tiene insumos materiales y talento humano para sostener un crecimiento inclusivo, pero tropieza con los mismos obstáculos de siempre (institucionales, fiscales, previsionales y culturales) que le impiden transformar ese potencial en bienestar.
Formación y empleo: el laboratorio cordobés
El primer eje de debate giró en torno a la relación entre educación y trabajo. En ese sentido, Córdoba se mostró como un laboratorio donde se ensayan respuestas frente a un mercado laboral cambiante.

Allí, expuso el ministro de Educación de Córdoba, Horacio Ferreyra, quien aseguró que más de la mitad de las secundarias de la provincia ya incorporaron trayectorias formativas vinculadas a empleos emergentes.
En cifras: 522 de las 900 escuelas secundarias, tanto de gestión estatal como privada, están incorporando formaciones profesionales vinculadas a empleos actuales y futuros (como programación, robótica o gestión de datos) y más de 10.000 estudiantes realizan pasantías en empresas (este año se triplicaría esa cifra).
“Además, fuimos pioneros en abrircarreras como energías renovables, economía circular, bioindustria, biotecnología y desarrollo de software, articulando con universidades", aseguró el ministro.
Ferreyra subrayó que cuando Estado, la academia y sector privado se articulan, se generan mecanismos concretos de actualización educativa.
“El mundo del trabajo requiere nuevas habilidades y las empresas nos tenemos que preparar y anticiparnos para esos cambios, y por eso la importancia de una mirada integrada entre el sistema educativo y el sector privado, para poder captar de la mejor manera y poder brindar un servicio de calidad en todas las instancias”, sintetizó Carlos Velasco, gerente de Relaciones institucionales de ArcelorMittal Acindar.
A su turno, la ministra Laura Jure, ministra de Desarrollo Social y Promoción del Empleo de Córdoba, lo sintetizó al repasar el histórico Programa Primer Paso, vigente hace 25 años. Se trata, dijo, de abrir la puerta de las empresas a los jóvenes para que el aprendizaje se haga en el terreno real, y no solo en manuales. Y afirmó que le permite a 200.000 jóvenes participar de este “entrenamiento laboral”.
Pero el debate fue más allá de las experiencias provinciales. Esteban Torre, de Cippec, subrayó que sin un ecosistema articulado, en el que estén gobiernos, escuelas, empresas, investigación, la educación seguirá corriendo detrás de los cambios productivos.
La conclusión fue que la formación ya no puede pensarse como un compartimento estanco; debe ser un dispositivo vivo, en constante diálogo con el territorio y sus oportunidades.
Competitividad e inclusión: la paradoja argentina
El segundo panel se adentró en un dilema clásico: ¿cómo crecer sin profundizar desigualdades? La economista Paula Szenkman, directora del Programa de Desarrollo Económico de Cippec, quien moderó la charla, planteó que productividad y equidad no son opuestos, sino las dos caras de una misma política de desarrollo.
El desafío, explicó, es que Argentina logre condiciones mínimas para competir: infraestructura confiable, reglas estables, acceso a insumos y capital humano con habilidades actualizadas.

Uno de los expositores fue el economista Gastón Utrera. El director del Instituto de Economía Política Insight 21 puso sobre la mesa la necesidad de reformas estructurales en el sistema laboral, tributario y previsional. No como un dogma ideológico, sino como requisito para evitar el encarecimiento del trabajo y la asfixia de empresas que deberían ser motor de empleo.
Pero dejó en claro lo importante de un consenso, con la premisa dereducir costos sin degradar derechos laborales ni desfinanciar sindicatos. Una idea contraintuitiva en un país acostumbrado a discutir en extremos.
Pablo de Chiara, director de la Agencia ProCórdoba, aportó un dato alarmante: el país pasó de 20 mil a menos de 9 mil empresas exportadoras en dos décadas. Esa caída, subrayó, es como una atrofia muscular en el comercio exterior. La metáfora refleja una enfermedad crónica de Argentina, que no logra sostener músculo competitivo en el largo plazo.
El camino, según De Chiara, exige recuperar musculatura con políticas de acompañamiento al sector privado y con una mirada integral, donde el Estado deje de ser obstáculo y pase a ser socio.
El consenso emergente fue que sin reformas que reduzcan costos sistémicos y sin una estrategia exportadora sostenida, Argentina seguirá atrapada en su paradoja: un país con riqueza potencial que no logra transformarse en bienestar extendido.
El elefante en la sala: la reforma previsional
El tercer panel atacó uno de los tema más ásperos para el país: el sistema previsional. Como señaló Manuel Mera, el director del Programa de Protección Social de CIPPEC, quien moderó el panel, no se trata solo de un tema contable, sino que es un debate sobre cómo se quiere sostener a la sociedad que se está construyendo.

En esta exposición, se dejó expuesta una verdad incómoda: la sostenibilidad de las jubilaciones es también la sostenibilidad de la democracia. Porque, sin una solución consensuada, la bomba previsional puede convertirse en la trampa perfecta que devore cualquier intento de desarrollo.
Sobre el tema, expusieron dos especialistas. En primer lugar, Rafael Rofman, investigador Principal de Cippec, quien fue tajante sobre la realidad de la previsión. Para el economista, el sistema actual “es caro, injusto e ineficiente”.
“Nuestro sistema previsional tiene virtudes importantes que deben ser protegidas, pero al mismo tiempo tiene serios problemas. Es caro, injusto e ineficiente y estos problemas se agudizarán con el tiempo si no avanzamos con reformas integrales. Es un desafío importante, pero existen consensos técnicos y políticos sobre los que estamos trabajando”, analizó
A su turno, Osvaldo Giordano, presidente del Ieral, de la Fundación Mediterránea, e integrante del Consejo de Administración de Cippec, compartió muchos puntos de Rofman y agregó que “el ordenamiento del sistema previsional es prioritario.
“Uno de los movitos del ordenamiento es es darles sosteniblidad a las finanzas públicas nacionales y también a las provinciales”, definió.
Sobre el proceso, y más allá de los detalles de una posible reforma, desde el punto de vista de la gestión política es muy importante que los gobernadores se involucren en el diseño de alternativas para abordar los cambios y se comprometan a jugar un rol activo, apoyando la implementación, pidió Giordano.
La conclusión fue que la discusión previsional no puede seguir postergándose. Argentina se encamina hacia una transición demográfica en la que habrá más adultos mayores y menos trabajadores activos, y en ese escenario, el sistema actual no resiste.