La actividad económica frena y en pleno proceso de renovación de autoridades, las provincias comienzan a sentirlo. La recaudación propia más las transferencias de la Nación a las diferentes jurisdicciones, crujen. Córdoba fue una de las pocas provincias que encendió la luz de alerta. Lo hizo la semana pasada al decir sin vueltas que los ingresos de abril se desplomaron un 3% real.
En Buenos Aires pasa lo mismo. Axel Kicillof salió de campaña para la reelección, pero está enviando dinero a cuentagotas a los 135 municipios, con diferencias enormes respecto de la trayectoria que tenían hasta hace algunos meses.
A febrero, su ente recaudador, Arba, había tenido ingresos por el cobro de impuestos 10 puntos por debajo de la inflación anualizada. En aquella provincia, como en Córdoba, también es decisiva la recaudación del tributo a los Ingresos Brutos, un termómetro de la actividad económica. En marzo estuvo 12 puntos por debajo de la inflación.
Para los intendentes se trata de una muy mala noticia que genera preocupación.
“La recaudación provincial cae después de haber alcanzado un máximo en el cuarto bimestre de 2022″, concluyó el economista Nadin Argañaraz, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
Un problema adicional en esa disminución es que las curvas se cruzan: a partir de las negociaciones paritarias con el personal del sector público (promedian el 70% de aumento en varias provincias), los gastos crecen pero la recaudación baja. El hecho comienza a inquietar a quienes tienen responsabilidades ejecutivas.
Argañaraz detalló que en abril el Gobierno nacional envió a todas las provincias más Capital Federal 865 mil millones de pesos en concepto de coparticipación, leyes complementarias y compensaciones.
La cifra implica un aumento nominal del 98,6% respecto de lo enviado en igual ciclo del año pasado e implica una caída real del 4,3%. La suba en la recaudación de IVA (3,6%) no alcanzó a compensar la caída de lo aportado por el impuesto a las Ganancias (-10,4% interanual).
Lo enviado por Nación
Con una caída promedio del -4,3%, en esa distribución Buenos Aires tuvo una retracción del -5,4%; Córdoba registró una baja de 3,4% y Capital Federal de 1,9%.
Cuando se toman los cuatro primeros meses, los envíos completos de la Nación sumaron $ 3.097.000 millones, el 100,5% más que en el mismo ciclo de 2022 pero, nuevamente, descontada la inflación del período la caída es de -1,4%.
La recaudación nacional total de abril termina por completar la idea de que viene un nuevo tiempo en materia de ingresos para el Estado como consecuencia de que la economía no tracciona como antes, producto de las inconsistencias que genera la alta inflación.
Todo es consistente con la caída de la recaudación nacional. En abril se situó en $ 2.551.551,4 millones, lo que marcó una suba del 90,2% respecto de igual mes del año pasado, pero en términos reales bajó el -8%.
El ministerio de Economía abrió el paraguas: La recaudación se vio gravemente afectada por el desempeño de los tributos asociados al comercio exterior producto de la sequía, remarcó.
Ese aporte vía retenciones alcanzó los $50.500 millones, 48% menos que en el cuarto mes del año pasado. No solo incidieron las cantidades, sino también la caída de los precios internacionales.
Si se excluyen esos derechos de exportación, la recaudación hubiera alcanzado un crecimiento de 104,5% interanual, explicó Hacienda. Es decir, hubiera caído 1,2% en términos reales.
Casi dos puntos
Asimismo, cuando se analiza el comportamiento de la recaudación propia de las provincias, también se advierte una caída tras el pico mencionado en 2022.
A partir de mediados del año 2022 la recaudación provincial y nacional tuvieron un máximo, seguido de un fuerte descenso, indicó el Iaraf. El consolidado tuvo una variación positiva del 2%, el consolidado sin CaBa una variación negativa del -1,7% y la recaudación tributaria nacional una disminución de -3,95%.
CaBa contabiliza de otra manera desde julio del 2022 debido al fuerte aumento de las Leliqs y al hecho de que las mismas están gravadas por Ingresos Brutos de esta jurisdicción.
Con este panorama, crece la perspectiva de que tanto la Nación como las provincias y los municipios agudicen el contralor fiscal en busca de más fondos.
