En el oficialismo provincial todavía no salen de la sorpresa para procesar lo que hasta hace poco parecía impensado: el ascenso relámpago del libertario Gonzalo Roca, un desconocido hasta el domingo pasado, como primer candidato de La Libertad Avanza en Córdoba.
La sorpresa sacudió al PJ provincial, que ahora se mueve con cautela y velocidad. Apenas se confirmaron las candidaturas, el gobernador Martín Llaryora y Juan Schiaretti activaron el modo campaña con un objetivo claro: fidelizar el voto peronista.
Aunque en el Centro Cívico y en las filas del schiarettismo evitan hablar abiertamente del tema, el “efecto delasotismo” flota en el aire y preocupa más de lo que se admite. Para no pocos oficialistas, la diputada nacional Natalia de la Sota representa una amenaza más concreta que el kirchnerismo, capaz de seducir a una porción de peronistas que nunca digirieron un acercamiento al radicalismo y al PRO. El cordobesismo del cual ya se habla poco.
La jugada de De la Sota, lanzándose fuera del PJ provincial y encabezando la lista Defendamos Córdoba, reconfiguró el mapa electoral para el oficialismo. Llaryora y Schiaretti, que hasta hace poco visibilizaban al kirchnerismo como su principal adversario por el voto peronista, ahora miran con atención la fuerza que lleva un apellido con peso simbólico para muchos peronistas cordobeses.
Hubo una cuota de alivio en el oficialismo cuando se conoció la lista de De la Sota: sin intendentes ni figuras de peso del PJ cordobés. Aunque el respiro fue parcial. “Hasta no conocer los nombres, temíamos que apareciera algún peronista reconocido. Eso no pasó. Natalia no se llevó estructura, pero sí puede restarnos votos”, confesó, con honestidad estratégica, un llaryorista.

En este escenario, mientras esperan ver cómo se posiciona La Libertad Avanza -con el respaldo directo del presidente Javier Milei-, el peronismo provincial decidió moverse rápido: buscar consolidar el voto propio antes de salir a disputar el ajeno.
Schiaretti tendrá este miércoles su debut como candidato a diputado nacional con un acto en el hotel Holiday Inn. Será una postal fuerte: el exgobernador y Llaryora compartiendo escenario frente a unos 500 dirigentes peronistas de toda la provincia -legisladores, intendentes, concejales- en lo que será el lanzamiento formal de la campaña.
El exgobernador pondrá el foco en los ejes de su propuesta, sin entrar en confrontaciones con los libertarios. Lo anticipó este martes con un video en las redes sociales. El que sí subirá el tono será Llaryora, que tiene previsto convocar a los jefes territoriales para salir a la cancha. “Hay que defender la gestión en cada rincón de la provincia”, será su mensaje.
El operativo seducción hacia el PJ está en marcha. Este martes hubo una reunión en la sede del PJ con gremialistas, encabezada por Facundo Torres, presidente provisorio de la Legislatura y flamante conductor del partido. La sede histórica del PJ de bulevar San Juan volvió a prender sus luces para una reunión de campaña con sindicalistas.

Una campaña atípica
“Será una campaña muy rara”, coinciden en el PJ provincial. No es para menos: por primera vez en 26 años de hegemonía, el oficialismo no se enfrentará directamente a los clásicos referentes opositores.
“El rival será (Javier) Milei. Esa será la estrategia de los libertarios”, admitió un dirigente de peso en la conducción del PJ cordobés. La batalla, al menos en los papeles, será contra el fenómeno Milei más que contra una oposición tradicional.
La estrategia oficialista podrá adaptarse sobre la marcha, dependiendo de cómo evolucionen los acontecimientos. Pero hay un punto de partida: Schiaretti se mostrará como un candidato con proyección nacional, lejos del eslogan “en defensa de Córdoba” que marcó las últimas campañas locales. Su presencia en medios porteños será constante, buscando posicionarse como una figura de “sensatez” frente a los discursos radicalizados del Presidente.
“Ahora tenemos una fuerza nacional como Provincias Unidas. Esta vez iremos a la ofensiva, no a la defensiva, como en los últimos comicios nacionales”, remató un operador llaryorista con acceso al núcleo del comando de campaña oficialista.