Sólo faltaba el momento del anuncio. El gobernador Juan Schiaretti oficializó este martes lo que venía amagando desde el año pasado: será precandidato presidencial.
La primera lectura rápida es que se trata de una decisión que impacta en el escenario electoral nacional. Aunque, en realidad, Schiaretti lanzó su aspiración presidencial también, o fundamentalmente, pensando en Córdoba.
Desde hace tiempo, en el PJ provincial se habla de una campaña de la “triple candidatura” en Córdoba: Schiaretti a presidente; Martín Llaryora a gobernador, y Daniel Passerini como aspirante a intendente de la Capital.
Elecciones 2023: Juan Schiaretti y el plan del PJ cordobés
El momento de la confirmación de la candidatura presidencial del gobernador tampoco fue al azar. El próximo sábado vence el plazo para la presentación de las listas para las elecciones provinciales del 25 de junio, cuando Llaryora buscará convertirse en el sucesor de Schiaretti.
También la oficialización de que el principal candidato opositor es Luis Juez, sin el radical Rodrigo de Loredo en la fórmula provincial, influyó para que el gobernador lanzara su postulación nacional.
Además de no enfrentar a una fórmula provincial con los dos dirigentes opositores que mejor miden en las encuestas, en el oficialismo hay otro dato que genera optimismo: las últimas mediciones que manejan en el Centro Cívico indican que los precandidatos presidenciales de Juntos por el Cambio –por ahora, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich– no son quienes más miden en Córdoba.
El candidato presidencial libertario Javier Milei se ubica segundo, detrás de Schiaretti, según las encuestas, siempre interesadas, que contratan el Gobierno provincial y la Municipalidad de Córdoba.
¿Cuál es la importancia de este dato? El año pasado, cuando aún no había pistas concretas sobre la conformación del escenario electoral provincial y nacional, en el PJ cordobés sobrevolaba el temor al “efecto arrastre” que podían tener candidatos presidenciales como Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich para el aspirante a gobernador de Juntos por el Cambio.
La semana pasada, antes de la oficialización de la precandidatura presidencial de Schiaretti, un dirigente muy cercano a Llaryora mostró una visión optimista sobre este punto: la incidencia de los candidatos presidenciales en la campaña provincial.
“Juntos por el Cambio ya no tiene a un (Mauricio) Macri, que en 2015 y 2019 fue “la Coca Cola” en materia de efecto electoral en Córdoba, impulsando a cualquier candidato a gobernador. Medidos de manera individual, ahora “el Gringo” será el presidenciable más votado en la provincia, y Milei el segundo”, afirmó el llaryorista puro, tratando de difundir una buena noticia para su jefe político.
A tres bandas
Más allá de este dato interesado del funcionario llaryorista, lo concreto es que en Juntos por el Cambio también reconocen esta realidad. No será decisivo el aporte, o “efecto arrastre”, de los precandidatos presidenciales del PRO.
Desde el juecismo, tratan de minimizar la influencia de los candidatos nacionales en la campaña local. “Como en toda elección, la gente elegirá entre dos opciones: continuidad o cambio. Desde hace años, Luis (Juez) representa el cambio en Córdoba. Eso no significa que tengamos el triunfo asegurado. Lo que digo es que la influencia de los candidatos nacionales será mínima”, dijo un dirigente que integra la mesa chica del juecismo.
De todos modos, en la estrategia electoral del PJ provincial la candidatura presidencial de Schiaretti es un engranaje más en la aceitada maquinaria electoral del oficialismo.
El gobernador, con traje de precandidato presidencial, será también una señal para la interna del PJ cordobés.
Luego de 24 años turnándose en el poder Schiaretti y el fallecido José Manuel de la Sota, Llaryora representa un recambio generacional.
Esta situación, sumada a la imposibilidad de ir por la reelección a los intendentes que llevan dos o más mandatos consecutivos, había generado un clima de malestar en el oficialismo.
En los hechos, esto no se reflejó, porque 194 intendentes peronistas pegaron los comicios municipales con los provinciales, el 25 de junio, pero el recambio casi obligatorio había creado una situación inédita en el PJ en el poder.
Precisamente, un Schiaretti como precandidato presidencial, caminando la provincia acompañando a Llaryora, será un incentivo para la unidad del PJ provincial.
Este es el efecto positivo que los llaryoristas le ven a la postulación nacional del gobernador.
Aunque ningún peronista lo admita en público, para el oficialismo fue una “muy buena” noticia cuando el viernes pasado De Loredo confirmó que será candidato a intendente de Córdoba y no compañero de fórmula de Juez, como había insinuado en las últimas semanas.
Ahora se sumó la precandidatura presidencial de Schiaretti, que los peronistas creen que pueda traccionar tanto a Llaryora como a Passerini en la Capital.
Aunque los peronistas también coinciden con los juecistas: la sociedad cordobesa elegirá el 25 de junio a nivel provincial, y el 23 de julio, en la Capital, continuidad o cambio.
De todos modos, creen los peronistas que la imagen de unidad en la campaña será un incentivo para votar la continuidad.
Como siempre, las especulaciones y opiniones se acabarán cuando las urnas brinden su veredicto.
