Jorge Mario Bergoglio fue consagrado el representante de San Pedro en la Tierra, el 13 de marzo de 2013. A lo largo de su papado de 12 años –ya como Francisco– el jesuita porteño realizó profundos cambios en la Iglesia Católica. El paso de los años agigantará la obra del papa argentino, que a lo largo de su trayectoria religiosa siempre eligió estar “cerca de los pobres”. Fue lo primero que les pidió a sus cardenales, cuando se sentó en el sillón principal del Vaticano.
Más allá de la creencia católica de ser “el embajador de Dios” , Francisco fue un hombre con ideología política. Como él mismo lo admitió a los periodistas cordobeses Javier Cámara y Sebastián Pfaffen, que hicieron una gran investigación en el libro Aquel Francisco, Bergoglio fue “inquieto en la política”, y en su juventud, abrazó ideas de izquierda.
Cuando fue arzobispo porteño fue hombre de consulta para los políticos locales. Desde el Vaticano no dejó de enviar gestos hacia nuestro país. No pudo, no supo o no quiso evitar caer en la grieta que divide el escenario político argentino.

Esto le trajo cuestionamientos. Tantos, que una encuesta de la consultora Aresco indicó que antes de morir, Francisco tenía en nuestro país un 60% de imagen positiva, y un 40% de negativa.
Cualquier político daría lo que no tiene por esos números. Pero para el papa argentino tener un 40% de rechazo en su país, que es mayoritariamente católico, parece increíble.
Un dato relevante, Francisco murió sin poder regresar a Argentina, cuando visitó 66 países desde que llegó al Vaticano. El propio Papa admitió en distintas entrevistas que no vino “por las circunstancias políticas” que atravesó nuestro país.
Acá se lo cuestionó por los dirigentes que recibió y por los que no recibió. Aunque les brindó audiencias a todos los presidentes argentinos, no ocultó sus preferencias. Por ejemplo, se reunió en siete oportunidades con Cristina Fernández. Esto le generó muchas críticas en la otra orilla de la grieta.
Comodidad
Un cura cordobés que lo conoce bien, alguna vez dijo sobre Francisco. “Se siente más cómodo hablando con (Juan) Grabois que con (Marcos) Galperin (empresario, creador de Mercado Libre). Él es así”, describió.
No volvió a Argentina por la grieta política. Muchos esperaban que él hiciera una convocatoria pública a la unidad nacional. No lo hizo porque, dicen los que hablaban con él, consideraba que era meterse en la política “chiquita”. Esto le creó detractores.
Aunque su trascendencia universal crecerá con el correr de los años, como les ocurrió a los protagonistas de la historia.