Silencio e indiferencia. Esa fue la respuesta de Cristina Kirchner, presidenta del Senado, y de su hijo Máximo Kirchner, jefe del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, sobre el acuerdo del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El desaire se dio en medio de un clima interno que se venía espesando en el Frente de Todos, por la marcha que el kirchnerismo más radicalizado está organizando para el martes, cuando frente al Palacio de Tribunales se pedirá a los ministros de la Corte Suprema que renuncien.
Entre los más referenciados con el presidente Alberto Fernández y con Sergio Massa, titular de la Cámara de Diputados, aprietan los dientes. No están de acuerdo con la marcha, pero no pueden desarticularla porque eso generaría fracturas difíciles de remediar en la coalición.
Tras el anuncio de Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, todas las miradas rotaron de inmediato hacia los Kirchner. Es que son pizas clave del oficialismo en el Congreso, donde el Frente de Todos tendrá que buscar apoyos para el acuerdo con el FMI.
Los Kirchner fueron los más críticos del Fondo y de lo que se estaba encarando durante las negociaciones que encabezó Guzmán. Todo el tiempo rechazaron un ajuste fiscal como el que hará finalmente el Gobierno.
Diálogo sin testigos
El Presidente habló con la vice antes de anunciar el acuerdo. Horas antes lo había hecho Guzmán. Ambos aclararon que no había alternativas y que no habría ajuste tradicional. Ella ratificó su rechazo a enfriar el gasto público en la salida de la pandemia y con el 40% de la población en la pobreza. Lo mismo que ya había expresado el Diputado Kirchner.
Los votos no se sumarán porque sí. Todo el arco opositor quiere leer la letra chica de los memorandos que Guzmán y el staff técnico del Fondo vayan a escribir durante febrero. De allí saldrá el Plan Económico Plurianual que llegará en marzo o abril al Congreso.
Florencio Randazzo, diputado del bloque Identidad Bonaerense, avisó que su espacio espera los detalles de entendimiento con el FMI para despejar todas las dudas. “Y también un apoyo explícito de la vicepresidenta”, agregó.
Córdoba Federal, integrado por los tres diputados que responden al gobernador Juan Schiaretti, se despegó de cualquier posibilidad de apoyo y confirmó que se abstendrá en la votación.
El senador mendocino por la UCR Alfredo Cornejo también trazó un cuadro de situación. “Si Cristina no apoya esto nosotros no estamos ni en condiciones de someter a nuestra fuerza a esta discusión”, agregó.
Su correligionario, el diputado cordobés Mario Negri –jefe del interbloque de Juntos por el Cambio- consideró que el acuerdo con el FMI es “positivo porque evita el default”, pero aclaró que ahora habrá que ver los detalles finos para tomar una decisión.
“Se acaba de legitimar la estafa macrista”, recriminó la diputada Myriam Bregman, del bloque del Frente de Izquierda, al anticipar su rechazo de plano. Su par de bancada, Nicolás del Caño, llamó a “enfrentar en las calles el cogobierno con el FMI”.
Camino sinuoso
Las expresiones de los legisladores opositores exponen el sinuoso camino que deberá recorrer el Frente de Todos para lograr la aprobación por mayoría simple del Plan Económico Plurianual y el programa por el cual se refinanciará la deuda de la Argentina a un plazo de diez años que comenzará en 2025.
La situación no es simbólica, es institucional. El 11 de febrero de 2021 la Cámara de Diputados sancionó la ley 27.612 de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, impulsada por el propio Guzmán.
La norma establece que el Poder Legislativo debe autorizar endeudamientos que sean por encima de los límites del Presupuesto, además de los futuros acuerdos con organismos internacionales, entre ellos, el FMI.
Por otro lado, la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, le había anticipado al ministro de Economía en 2020 que ella operaría en favor de la Argentina siempre y cuando haya pleno respaldo político, empresarial y sindical a lo que se negocia.
El gobierno cosechó el viernes el apoyo de la CGT, de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y del poderoso G6, en el que hablan la Unión Industrial (UIA), la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA), la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), la Sociedad Rural (SRA), la Cámara de la Construcción (CAMARCO) y la Cámara de Comercio y Servicios.
En ese marco, los únicos que faltan hablar son Cristina, el diputado Kirchner y también la agrupación política que él conduce, La Cámpora. Esta última, con varios legisladores en la Cámara baja que tendrían que levantar la mano en una votación para ayudar al oficialismo.
La pata cristinista de la coalición, usualmente más disruptiva y ruidosa que el resto de los integrantes del oficialismo, esta vez escogió el silencio. Y le está generando un vacío al propio Gobierno, donde hoy ya dudan angustiados cuál será el comportamiento de este sector interno en el Congreso en el momento que haya que decidir.
