Juntos por el Cambio sigue procesando el resultado de las Paso del domingo con un sinsabor inocultable: el segundo lugar asoma insuficiente frente a la amenaza concreta que representa electoralmente que otra opción, la de Javier Milei, se constituya como la oferta novedosa y más nítida para representar el hartazgo social y el rechazo al gobierno del Frente de Todos.
En ese marco, Patricia Bullrich, la vencedora de la interna de Juntos por el Cambio, comenzó a diagramar los primeros días de una campaña de más de dos meses en la que se trazaron dos objetivos centrales. Primero, retener el voto de todo el espacio, lo que lleva implícito evitar fugas. Y segundo, sumar adhesiones entre los que no fueron a votar, eligieron otras opciones o sufragaron en blanco.
La premisa de contener el voto propio es un primer paso necesario especialmente después de meses de disputa encarnizada entre Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, el derrotado en las primarias.
El alcalde porteño sólo hizo declaraciones públicas el domingo por la noche. Impactado por el duro revés electoral, Rodríguez Larreta adelantó lo previsible: que se encolumnaría detrás de la candidatura de Bullrich, pero aún resta definir qué rol tendrá. Este miércoles ambos se mostrarían juntos para dar un mensaje en esa línea.
Cerca de Bullrich entienden que es “clave” calibrar el protagonismo que tendrá Rodríguez Larreta en la nueva campaña. El peligro mayor es que una porción de los 2,675 millones de votos que obtuvo el jefe de Gobierno porteño se le escurra al espacio. Por eso, es central, se piensa, contener al votante más “moderado” de Juntos por el Cambio.
“Horacio debe ser un complemento. Necesitamos de todos. No se tiene que escapar nadie. Quedamos en una situación incómoda”, admiten cerca de Bullrich, conscientes del nuevo tablero que conformaron las Paso.
Y refuerzan: “Hay que consolidar hasta el último voto nuestro, sea halcón o paloma, y buscar que nos vote gente que no votó”.
La postura contenedora es una acción defensiva al debate que desde el espacio libertario se busca instalar respecto de la eventual fragilidad que tendría una porción del voto larretista dentro de Juntos por el Cambio. “Eso de sumar los votos de Bullrich con los de Larreta..., te diría que los votantes de Larreta están más cercanos a irse con Massa que a quedarse con Bullrich”, afirmó en modo carancho Milei en las últimas horas.
Ecualizar el discurso de Bullrich
Además del papel contenedor interno que se imagina para Rodríguez Larreta –algo que se pretende que funcione también hacia afuera como mensaje de unidad luego de la áspera batalla interna del espacio–, el desafío central en Juntos por el Cambio pasa por ecualizar con fineza el discurso de Bullrich.
“Si nos endurecemos de más, nos pareceremos mucho a Milei y el riesgo es que se vayan con él. Pero sin nos moderamos para diferenciarnos de Milei, perdemos nitidez y se nos escapan por el otro lado”, es el análisis que más se escucha en en el búnker de Bullrich por estas horas.
Esa preocupación ya comenzó a ser explotada para beneficio propio por el líder libertario, quien en las últimas horas dijo que Bullrich es una versión suya, pero degradada. “Bullrich es menos que mi segunda marca”, planteó Milei. Antes, había dicho que si Bullrich “se quiere radicalizar”, la gente elegirá “gratis la marca primera”, que dijo que él representa.
En medio de una disparada de popularidad de Milei, quien tomó el centro de la escena mediática tras el inesperado triunfo del domingo, la intención es que Bullrich se diferencie del libertario a través del diferencial que, creen sus estrategas, puede mostrar como activo la presidenta del PRO: capacidad de gestionar y llevar a la práctica las demandas de cambio que expresó la mayoría de los votantes en las Paso.
“No hay que confrontar con Milei, hay que pasar a la acción. Mostrar que podemos hacer lo que proponemos”, planteó un macrista enrolado detrás de la candidatura de Bullrich.
Más Macri en la campaña
El otro factor al que apuestan en Juntos por el Cambio es a la figura del expresidente Mauricio Macri. El fundador del PRO fue el designado para cerrar el uso de la palabra en el búnker, en un papel que le queda cómodo al exmandatario.
“Necesitamos de más presencia de Mauricio y la habrá. Su función es clave porque todos lo respetan”, proyectan cerca de Bullrich, aunque sin dejar de notar que esa participación no debe eclipsar a la candidata y menos activar cualquier analogía o parecido con el rol que tuvo Cristina Kirchner con Alberto Fernández. “Lo peor que nos puede pasar es que la gente crea que Patricia puede ser el Alberto de Macri”, advierten en la trinchera de Bullrich.
Allí también se siguen con atención los gestos de Milei para con el expresidente. En las última apariciones públicas, el ganador de las Paso continuó con su reconocimiento hacia la figura de Macri. “Lo tendría en mi gobierno”, afirmó, luego de destacar que tanto él como su primo Jorge Macri, reciente ganador de la interna de Juntos por el Cambio en Caba, fueron los “únicos” dirigentes políticos que lo habían felicitado por la victoria del domingo.
