“Manuel Calvo la invitó a Natalia a formar parte de nuestra lista. Ella no aceptó y resolvió ir por otra, y yo debo respetar esa decisión”. Con esa frase, Juan Schiaretti dio el lunes su versión resumida del capítulo Natalia de la Sota.
La postulación por fuera de la actual diputada nacional es el único cabo suelto de magnitud que no pudo atar el oficialismo provincial, y que asoma como la espina más peligrosa –detrás, claro, del desafío de competir contra la lista del presidente Javier Milei– que tendrá el PJ provincial en los comicios del 26 de octubre.

Para los intereses de Provincias Unidas, la hija del tres veces exgobernador es algo muy parecido a una canaleta por la cual se irá una porción de votantes propios. ¿Cuántos? ¿Qué porcentaje? Nadie lo sabe. Es uno de los grandes interrogantes que revelará el primer conteo, dentro de nueve domingos.
En el Panal tienen medido. De acuerdo con sondeos previos que seguramente irán variando en función del avance de la campaña, la intención de voto de la diputada ronda los ocho puntos. Eso puede subir o bajar, por supuesto. Con nueve puntos, Natalia tiene asegurada la renovación de su actual banca.
El cálculo que circula por los comandos de campaña es que, si vota entre el 55% y el 60% del padrón, cada punto representará unos 18 mil sufragios. Así, el boleto para la Cámara Baja cotiza entre 160 mil y 170 mil votos.
Suplir la merma que le generará el delasotismo de Natalia al Panal es un tema central en el comando de campaña que lidera el gobernador Martín Llaryora. El lunes, sin embargo, varios de los principales funcionarios provinciales aflojaron tensiones cuando se sorprendieron por la cantidad de intendentes de la UCR que decidieron mostrarse en público en el acto en el que Schiaretti los convocó a acompañarlo en la construcción del espacio que se propone ser una alternativa nacional para 2027: Provincias Unidas.

El ministro Calvo los presentó en sociedad como un símbolo de madurez política y de evolución del cordobesismo inaugurado en 2023. La convocatoria es el fruto de un esquema quirúrgico ideado por la cartera de Gobierno y que tiene como principal instrumentista al radical llaryorista Orlando Arduh.
Los radicales fueron mayoría en esa actividad reservada para extrapartidarios. En el Panal, esperaban a unos 40 intendentes y jefes comunales de la UCR. Terminaron siendo más del doble, a los que se sumaron representantes del PRO y del vecinalismo, en menor medida. En total, dieron el presente 124 de los 147 que fueron invitados.
Argumentos y presiones
La participación en el armado de Carlos Sadir y de Maximiliano Pullaro, gobernadores de Jujuy y de Santa Fe, respectivamente, es un paraguas enorme que varios radicales tomaron como argumento de defensa ante las lógicas presiones internas que surgen de la Casa Radical para posicionarse en contra de la propuesta que encarnará Ramón Mestre. Desde la semana que viene, los boinas blancas tendrán otro gobernador a quien aferrarse: el correntino Gustavo Valdés se sumará, tras celebrar lo que se espera será un claro triunfo de su hermano Juan Pablo el próximo domingo.
Otro factor clave que abrió de par en par la tranquera de los radicales hacia Provincias Unidas es la interminable disputa interna del centenario partido.
Mestre tendrá un apoyo retaceado de la conducción de la UCR. El pedido de disculpas públicas que formuló el presidente Marcos Ferrer, quien, tras decir que de ninguna manera votaría por el exintendente, ahora asegura que sí lo hará, no termina de ser una rectificación forzada por las circunstancias. Lo saben todos en el partido. Un buen desempeño de Mestre –ni hablar si conquista una banca– sería un incordio político difícil de sostener para Ferrer y para Rodrigo de Loredo, el ausente más notorio de este turno electoral.
En el Panal, esperan para las próximas semanas la confirmación de la visita de Pullaro a Córdoba. ¿Irá al Centro Cívico? ¿O a la Casa Radical? Esa incomodidad probablemente lo haga suspender el viaje. Si eso sucede, hay una idea de poner rumbo a Santa Fe con un grupo de estos intendentes, para mostrarle al gobernador de la Región Centro el compromiso con el proyecto de “los radicales con flequillo”, como algunos ya etiquetan a los correligionarios enrolados detrás de Schiaretti.
La pregunta del millón que se hacen Llaryora y el exgobernador candidato es cuánto representará ahora ese aporte radical reforzado, que tuvo en 2023 a la vicegobernadora Myrian Prunotto como punta de lanza.
En el Panal, hay estimaciones para todos los gustos. Algunos creen que es posible que este casi centenar de boinas blancas logre reunir un piso de cinco puntos en el tablero final. Traducido, serían unos 90 mil votos: más de medio diputado. En función de cómo le termine yendo a Natalia de la Sota, podría representar –se entusiasman algunos– una especie de bloqueo para la sangría que se descuenta representará la postulación de la peronista escindida.
Bienvenidos oficialmente a la campaña 2025.