Fue un tuit, que tuvo el efecto de un misil para el massismo. A las 10.07 de este viernes, desde Barcelona, España, Juan Schiaretti escribió un mensaje en la red X (ex-Twitter) que apuntó al corazón de la estrategia de deskirchnerización que viene aplicando Sergio Massa.
“Una vez más quiero hacer público mi categórico rechazo al pretendido juicio político a la Corte Suprema que impulsa el gobierno kirchnerista del ministro Sergio Massa”, indicó el párrafo político más fuerte del mensaje en las redes sociales que escribió el gobernador y excandidato presidencial.
Schiaretti no dijo nada nuevo. Lo admite cuando aclaró “una vez más”. Sin embargo, el impacto político es el momento y la calificación para el candidato presidencial oficialista.
Mientras Massa hace piruetas para mostrarse alejado de las posturas extremas del kirchnerismo, convocando a un gobierno de unidad nacional, el mandatario cordobés no perdió la oportunidad de recordarle al ministro que es parte del “gobierno kirchnerista”.
El cuestionamiento de Schiaretti se dio en el momento en que el principal operador massista en Córdoba, Juan José “Juanjo” Álvarez, está sumando cada vez más adhesiones para Massa de intendentes peronistas, vecinalistas, y también de no pocos radicales cordobeses.
El misil de Schiaretti impactó en el massismo. No hubiera sorprendido la reiteración de sus críticas al intento del oficialismo nacional de enjuiciar a la Corte Suprema, pero también le apuntó a Massa.
“Estoy convencido de que Schiaretti no se va pronunciar para el balotaje. Y si lo hiciera estaría más cerca de apoyar a Milei que a Massa. El caso de Martín (Llaryora) me parece que es distinto, aunque tampoco se jugará”, graficó, con tono resignado, un peronista cordobés, que trabaja codo a codo con “Juanjo” Álvarez.
Gestos y negociación
Algunos oficialistas cordobeses que leen entrelíneas creen que el mensaje de Schiaretti podría ser una respuesta a la foto del jueves pasado, de la funcionaria llaryorista Liliana Montero con Malena Galmarini, esposa de Massa, blanqueando el respaldo al candidato de Unión por la Patria.
Llaryora está en Abu Dabi, y en las próximas horas se embarcará hacia Kuwait, para luego terminar la gira en Europa, la semana que viene. Desde su entorno desmienten cualquier diferencia de criterio entre el gobernador y el electo.
“Se van a decir muchas cosas en los próximos días, pero Martín no se moverá un centímetro de lo que ‘el Gringo’ decida en esta campaña para el balotaje”, repiten los funcionarios llaryoristas, que todos los días hablan con el intendente.
Schiaretti y Llaryora no podrán en riesgo la unidad del oficialismo cordobés por cualquiera de los candidatos presidenciales, que no los convencen en lo más mínimo.
Aunque entre gobernantes también juegan los intereses políticos y la gestión, Schiaretti y Llaryora tienen horizontes inmediatos diferentes.
El gobernador se está despidiendo del poder provincial, aunque no de la política. Mientras que el intendente capitalino ya se mueve como el próximo gobernador.
De hecho, en esta gira por Asia y por Europa, está gestionando crédito y refinanciación de deudas de la provincia.
No obstante, Néstor Kirchner instauró la regla de la política: “Mirá lo que hago, no lo que digo”, que por estos días se podría aplicar para Llaryora. En los hechos, marca algunos matices con Schiaretti.
Pero, hay que decirlo, no terminarán siendo diferencias de fondo. Schiaretti está decidido a mantener la neutralidad en el balotaje, y Llaryora no se apartará de esa postura.
Los matices son hechos concretos. Liliana Montero jamás se hubiera sacado una foto con la esposa de Massa sin un guiño de Llaryora.
Mientras, la legisladora Nadia Fernández y el intendente de Alta Gracia, Marcos Torres, que oficializaron su apoyo a Massa, recibieron llamados pocos amistosos de encumbrados schiarettistas. Una señal de que al gobernador no le gustaron esos pronunciamientos.
Por otro lado, el viceintendente Daniel Passerini, en comunicación con Llaryora, está negociando que la ciudad de Córdoba se sume al acuerdo para implementar la tarjeta Sube, un programa de subsidios del Gobierno nacional para el transporte urbano.
“Es un tema de gestión”, aclaran desde el municipio. Pero la firma de varias ciudades se dará el lunes próximo en Río Cuarto, en lo que sería el único desembarco en Córdoba de Massa antes del balotaje.
“Juanjo” Álvarez viene trabajando horas extras desde hace dos semanas para sumar a intendentes de las ciudades más grandes de la provincia, que estarán en la capital alterna. Massa aspira a tener una foto con los principales intendentes peronistas y radicales.
Si hay acuerdo con la Capital, el aval lo pondrá el secretario de Transporte municipal, Marcelo Rodio. Passerini evitará la foto con Massa.
Llaryora hace equilibrio y trata de que estos matices no se conviertan en diferencias con Schiaretti respecto de los alineamientos para el balotaje. “Eso no ocurrirá”, ratifican los llaryoristas. En todo caso, podría ser una estrategia acordada entre ambos referentes peronistas cordobeses.
Los massistas, muy optimistas, luego del triunfo del candidato en las generales del 22 de octubre pasado, no pierden la esperanza –y tampoco la paciencia– para que antes del balotaje haya algún un gesto de Llaryora hacia Massa.
De Schiaretti no esperan nada. Más después del último mensaje en las redes.
¿Cuál sería el gesto de Llaryora? Que la mayoría de sus funcionarios apoyen al candidato oficialista.
Parece un anhelo difícil de concretar. Pero, faltan dos semanas de campaña. Desde el Palacio Municipal contrataron encuestas como si estuvieran en plena campaña.
Llaryora mide sus próximos pasos a miles de kilómetros de Córdoba. Regresará recién una semana antes del balotaje. Analizará el escenario electoral, seguramente con un PJ cordobés cada más encolumnado con Massa, pero es difícil que se desmarque de Schiaretti. El próximo gobernador está más concentrado en su partido cordobés que en mirar el escenario nacional.
