El Fondo Monetario Internacional (FMI) no está cómodo con la forma en que la Argentina mide la inflación y exige que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) actualice la metodología “lo antes posible”.
“Se debería publicar un IPC (Indice de Precios al Consumidor) actualizado lo antes posible para reflejar con mayor precisión los cambios estructurales en los patrones de costos y mejorar la calidad de los datos”, remarcó el organismo en el último Staff Report que derivó en la aprobación de la primera revisión del programa en curso y el giro de U$S 2.000 millones.
El cambio está en carpeta desde hace larga data. Es más, hace casi un año que está terminado y no se implementa por falta de orden política.
El director del organismo, Marco Lavagna –que asumió con Sergio Massa en el Ministerio de Economía y continuó en el cargo en la presidencia de Javier Milei- comenzó a trabajar el tema en 2024 y para septiembre de ese año se habían anunciado las pruebas finales.
En uno de sus reportes al Congreso, el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, informó que el Indec había finalizado en marzo de 2025 todos los desarrollos técnicos y metodológicos del nuevo IPC, incluida la fase de consultas y testeo técnico.
Sin embargo, sigue pendiente su puesta en marcha, que depende de la orden política que debe salir del Ministerio de Economía con aval de Milei.
Nueva metodología
La nueva metodología tiene como base actualizar la canasta de consumo de las familias. Ahora se utiliza una confeccionada con la Encuesta de Hogares 2004/2005 y pasará a usarse la diseñada con la encuesta 2017/2018.
Los ejemplos para justificar el cambio son los de uso cotidiano, en 20 años aparecieron consumos de peso nuevo en el consumo como el celular, dependencia de internet y el gasto en plataformas, entre otros.
Por otro lado, a grandes rasgos, la nueva composición le da una mayor ponderación al gasto en servicios y acota la de los alimentos. Este escenario es el que explica muchas veces las diferencias entre el IPC Nacional y algunas mediciones provinciales, que están más actualizadas.
El problema, en estos casos, es que un IPC Nacional por debajo de los provinciales provoca una distorsión en la actualización de diferentes variables que se ajustan por inflación. El caso más visible es una jubilación nacional actualizada por un índice nacional que no coincide con la realidad provincial.
Pero también existen cuestiones financieras y fiscales sensibles, dado que buena parte de la deuda pública en pesos se actualiza por inflación y cualquier variación, por mínima que sea, impacta en el gasto público.
Desde el gobierno esquivan la respuesta: “En el año electoral hacer cambios es difícil”, se excusan de manera simple por la demora en la implementación del nuevo índice. En este escenario, la especulación es que comience a aplicarse con la medición de enero 2026, cuyo resultado se conocerá en febrero. Queda conocer si habrá algún tipo de empalme de ambas mediciones.
Ante esto, el FMI se preocupó en varios párrafos de su último documento en explayarse en el pedido al gobierno argentino para que no siga dilatando su implementación.
Una señal de que sería en 2026 la bosquejó el propio FMI al sostener que discutirá “la fecha precisa de su publicación en el contexto de la próxima revisión del programa” que sería hacia fin de 2025, una vez pasadas las elecciones legislativas.
La historia de del FMI y las mediciones del INDEC viene de larga data. Cabe recordar que en tiempos de Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio, el organismo publicaba sus estadísticas oficiales sobre el país con un asterisco, aclarando que los números del INDEC eran cuestionados y estaban bajo revisión, quitándole veracidad a su propia documentación.
Si bien desde el organismo lo niegan, resulta difícil no asociar este panorama a las dos renuncias que se conocieron en la última semana, justamente de funcionarios directos del área de precios y de medición de pobreza.
Georgina Giglio, precisamente la encargada del IPC, se alejó del cargo aduciendo razones personales y pasa a trabajar en la dirección de Estadística de la Provincia de Buenos Aires, lo cual supone una vinculación política directa con un gobierno opositor a la Casa Rosada.
El otro alejamiento corresponde a Guillermo Manzano, que lideraba la medición de pobreza y trabajo. En este caso se atribuyó su salida a “discrepancias metodológicas”, pero fuertes trascendidos hablan de una durísima discusión con Lavagna.
Cabe apuntar dado que en la Argentina la pobreza se mide por nivel de ingresos, un cambio en los precios de las canastas puede hacer fluctuar el porcentaje de pobres de forma significativa.
El próximo índice de inflación que dará a conocer el INDEC será el de agosto y se conocerá pasada la elección del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires.
El dato es clave porque definirá el pasaje a precios de la suba del dólar que se produjo a fines de julio.