“Todo dependerá de cómo esté Milei”. La frase se repite y se propaga en cada espacio de la política de Córdoba cuando el calendario marca que resta un año exacto para la realización de los comicios nacionales de medio término de 2025, el primer test concreto que tendrá la sociedad de evaluar en las urnas el segmento inicial de gestión del gobierno libertario.
La fortaleza con la que llegue el Presidente a esa primera prueba comicial determinará el juego de los actores locales, especialmente del amplio espectro no peronista: los propios libertarios y lo que queda en pie de lo que fue la coalición nacional Juntos por el Cambio, ganadora en Córdoba de la última contienda intermedia en 2021: la UCR, el Frente Cívico y el PRO.
El lapso de un año que separa el hoy con los comicios de octubre de 2025 es engañoso. La política ya ha comenzado a descontar los tiempos, más aún si las Paso se mantienen firme, como se supone luego de que fracasaran los intentos del oficialismo de eliminarlas. Los meses de marzo y abril están anotados en el almanaque como definitorios, al menos en cuanto a conformación de espacios y de posibles alianzas. Las candidaturas pueden esperar un poco más; igual, los aspirantes a permanecer o a arribar al Congreso comienzan a hacerse notar y a perfilar sus decisiones. Córdoba renueva 9 de las 18 butacas que tiene en Diputados.
¿Solos o con aliados?
Los libertarios locales siguen sosteniendo en público la idea de competir en soledad el año próximo. Aseguran que el presidente Javier Milei es el único polo de atracción que necesitan. Y hay confianza sobre el respaldo del electorado cordobés, que lo votó en masa el año pasado. Los libertarios no defienden bancas: todo será crecimiento para ellos, en término de diputados.
Gabriel Bornoroni insiste que la apuesta es generar nuevos dirigentes y prescindir de la “vieja política”. Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, le dijo lo mismo hace unos días a La Voz. Sin embargo, nada está descartado. Hay radicales cordobeses que afirman haber escuchado en las reuniones que mantienen en Casa Rosada que las puertas no estás cerradas para nadie. Claro, hay una condición: compartir en un todo las ideas libertarias.
El expresidente Mauricio Macri dijo el lunes pasado en Córdoba que “es posible” alcanzar un acuerdo electoral entre el PRO y La Libertad Avanza. Nadie puede asegurar que sea en todo el país. Podría ser en algunos distritos clave. Córdoba es uno de esos. Aliado determinante del Gobierno en el Congreso, Macri está obligado a ecualizar la relación con el oficialismo para llegar con poder al momento de negociar. Por eso la fluctuación en el vínculo. Soher El Sukaria aparece entre las macristas locales con chances de anotar su nombre en alguna boleta.
Con las prevenciones que impone el tiempo que falta para las definiciones, el nombre que más suena hoy para liderar la propuesta del oficialismo en Córdoba es el de la canciller Diana Mondino. La diplomática cordobesa aparece al tope de las especulaciones. En el seno del Gobierno nacional hay voces que dejan trascender que sería una buena salida para la funcionaria. Desde hace semanas, se multiplican las versiones de cortocircuitos con la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, por desacuerdos en las líneas de acción.
La otra especulación que circula sin ningún tipo de sustento y repetida cada vez que se acerca una elección es la que pone como posible cabeza de la lista libertaria a Andrés Fassi, el presidente del Club Atlético Talleres. “No hay ninguna posibilidad de que Fassi sea candidato. No le interesa. Pensar que puede ocupar ese lugar es no conocerlo. Es un dirigente y empresario deportivo. Quiere cambiar la organización del fútbol. En eso está concentrado. El resto es puro humo”, dice tajante alguien muy cercano a Fassi.
La foto que el dirigente cordobés se sacó con Milei hace unas semanas en Casa Rosada en medio de la disputa con Claudio Tapia por el modelo de las Sociedades Anónimas Deportivas activó las versiones. Fassi no será candidato a diputado porque nunca le interesó ese rol.
El juego de De Loredo y de Juez
La elección del año próximo tiene el condimento de cada intermedia: será la antesala de los comicios provinciales que se vienen, los de 2027. Y para los opositores provinciales, ese punto es central. Luis Juez y Rodrigo de Loredo tuvieron sus chances el año pasado porque antes, en 2021, ganaron ese derecho en las urnas. El 2025 volverá a tener ese efecto hacia adelante.
El punto es que hay una diferencia importante entre ambos, aún socios políticos: el radical se queda sin mandato en diciembre de 2025, mientras que Juez tiene dos años más en el Senado. De allí que las miradas se posan sobre el líder de una de las dos bancadas radicales en Diputados.
De Loredo repite que no está apurado por una candidatura que renueve su posición en el Congreso, y recorre la provincia con el objetivo de ser candidato a gobernador en 2027. Aunque no lo diga, sabe con claridad que su 2025 condicionará lo que venga hacia adelante. Incluso reteniendo la banca, no será lo mismo, en su disputa con Juez por la misma postulación provincial, si lo hace siendo el más votado o saliendo tercero o cuarto el año próximo.
La conducción del radicalismo cordobés, con Marcos Ferrer y De Loredo a la cabeza, no descarta nada en materia de alianzas. En cambio, otro sector del partido, el mestrismo, por ejemplo, rechaza cualquier contacto con los libertarios. Será el Congreso Partidario quien tomé esa decisión. Explorar una eventual alianza con La Libertad Avanza volvería a poner en crisis al partido, reconocen todo. Pero hay un detalle: ¿Los libertarios querrán confluir con la UCR? ¿Qué ganarían? ¿Qué lugares estarían dispuestos a negociar si Milei sigue con buena imagen? ¿Y si Milei no estuviera bien de apoyo, los radicales querrían estar allí? Cuando se formulan esas preguntas aparece la posibilidad de que la archivada “lista 3″ salga a la cancha. Todo puede pasar.
El panorama de Juez es distinto por un motivo central: conduce su propio partido y no tiene que pedir opinión a nadie. En su entorno reiteran que 2025 será de “ver qué pasa”. “No jugamos nada. Luis está posicionado para el 2027 y son los otros lo que tiene que demostrar”. La idea que predomina hoy es mantener el vínculo personal con Milei y no aparecer como opositor o enfrentar a la propuesta libertaria el año que viene. Algo muy parecido a surfear el 2025 y quedar parado en la tabla para lo que viene.
