“No me preocupa que no se apruebe el Presupuesto. Gobernaré con el de 2023. No es mi problema si el Congreso no lo quiere aprobar”. El presidente Javier Milei explicitó en las últimas horas lo que venían adelantado funcionarios importantes de su gabinete. Traducido: el nuevo Presupuesto es un problema que debería preocupar más a las 23 provincias y a Caba que al Poder Ejecutivo Nacional. Milei dio vuelta el tablero. Parece decir: “No necesito negociar”. O, planteado de otro modo: “Como el equilibrio fiscal no se discute, el Presupuesto no se toca”. El Gobierno pone la pelota en la cancha de los otros. Ya jugó.
La definición del jefe del Estado es determinante a poco de iniciadas las discusiones en las comisiones de Diputados sobre el Presupuesto 2025. ¿Se tornarán abstractas esas exposiciones al final del camino si Milei mantiene la postura de no tocar una coma de lo presentado? Sin cambios en el texto original, ¿logrará apoyo del resto de las fuerzas políticas y de los gobernadores para aprobar la ley de gastos e ingresos a mediados de noviembre?
Milei les marcó la cancha a los mandatarios provinciales, ninguno de ellos libertario ni propio. Los interpela. Entre los desafiados está el cordobés Martín Llaryora, quien ya pasó por el trance y sufrió el impacto negativo de haberse enfrentado al Presidente a comienzos de año.
Llaryora se ha jactado, como lo hizo siempre su antecesor Juan Schiaretti mientras administró, de haberles dado gobernabilidad a todos los presidentes sin importar el signo político que tuvieran. Ha sido siempre una especie de definición de principios del peronismo cordobés no K.
A través de sus diputados y diputadas, Llaryora apoyó la Ley Bases y el acuerdo fiscal y firmó en Tucumán el Pacto de Mayo impulsado por Milei. Se muestra colaborativo con la Nación, aunque marca diferencias de fondo y de forma en la gestión cada vez que puede.
Ahora, la situación asoma por demás incómoda para el titular del Panal. Milei vuelve a poner a prueba a Llaryora. Lo sitúa en la disyuntiva de tener que equilibrar acciones y decisiones sobre la base de sopesar los intereses propios de gobernabilidad con el humor de los cordobeses y el respaldo hacia la gestión libertaria, que, aunque cayó en los últimos meses, sigue siendo alta en esta provincia.
Se trata de un desafío de alta complejidad para el gobernador y el “partido cordobés”. ¿Se puede ser opositor sin que se note? ¿Cómo tomar distancia de la Nación sin chocar con parte del electorado que comparten y sin regalarles terreno a Luis Juez y a Rodrigo de Loredo, que, con matices entre ellos, siguen orbitando en torno al líder libertario?
Para sumar complejidad, Llaryora corre en desventaja lógica respecto de sus principales opositores cordobeses: gobierna y tiene la responsabilidad de gestionar en crisis. Los fondos que no logre asegurarse en el Presupuesto nacional tendrán impacto en su propio plan de gobierno.
Sobre ese delicado fiel de la balanza, se menea el nivel de fondos que destinará la Provincia para la continuidad del plan de obra pública –pilar de las gestiones peronistas, aunque menguado hoy respecto de los últimos años de gobierno de Schiaretti–, para el sostenimiento de los programas sociales y para un aspecto siempre sensible, y más aún en un año electoral como el que se avecina: el nivel de incremento de los impuestos provinciales. Sobre este último punto, habrá novedades dentro de unas semanas, cuando llegue a la Unicameral la hoja de ruta provincial para 2025.
Perdiendo, gana
“Así como está, no hay forma de que votemos el Presupuesto 2025. No reconoce nada de lo que venimos planteando”, aseguran desde las butacas cordobesas de la bancada de Encuentro Federal en el Congreso.
El llaryorista Ignacio García Aresca preguntó y escuchó de primera mano las malas nuevas que tiene Milei para la Caja de Jubilaciones de Córdoba. Mariano de los Heros, el director ejecutivo de la Anses, fue contundente sobre los planes del Gobierno nacional cuando el martes informó en comisión la postura oficial. Incluso fue más allá y puso en duda la magnitud del reclamo que Córdoba viene haciendo –incluso ante la Corte Suprema– sobre lo que considera que la Nación le adeuda por la Caja. La Provincia asegura que Anses le adeuda 450 mil millones de pesos por lo no enviado hata la llegada de Milei y otros 170 mil millones de pesos de la actual gestión.
“No podemos decir que, en virtud de un convenio provisorio de hace siete años y que no está auditado, puede definir lo que es una deuda”, planteó la diferencia el funcionario de la Anses. De los Heros aludió al acuerdo político y financiero que sellaron en 2017 Schiaretti y Mauricio Macri y que significó un alivio económico para las cuentas públicas locales.
El panorama es bien distinto ahora. El “no hay plata” de Milei se proyectó para 2025. En el entorno de Llaryora trabajan bajo la hipótesis de no contar con esos recursos reclamados a la Nación. Miran a la Corte Suprema de Justicia, pero por ahora no hay guiños de alguna medida de presión hacia la Casa Rosada.
La reconducción del Presupuesto actual, que en realidad es el de 2023, sólo favorece a Milei. Si ese termina siendo el final de la película que se está rodando en Diputados, el único y más favorecido será el Presidente: tendrá discrecionalidad casi total para reconducir y asignar partidas. El problema será de los otros.
