Las elecciones primarias del domingo definieron las candidaturas presidenciales para los comicios generales que se realizarán dentro de lejanas 10 semanas. Pero a esta altura, el dato parece menor. Porque el fenómeno Milei llegó con la fuerza de un tsunami de alto impacto en la política y la economía. Y con una todavía indescifrable consecuencia electoral.
¿Cómo reaccionará el oficialismo, que quedó en tercer puesto, cerca del tercio que pronosticó tiempo atrás Cristina Fernández y con la satisfacción de ubicarse muy próximo a Juntos por el Cambio, pero sin el premio consuelo de que Sergio Massa fuera el candidato más votado?
¿Logrará JPC consolidar la unidad, luego de la dura interna que fue, quizá, la principal responsable del pobre resultado de ayer, con derrotas en provincias que hasta ahora eran sus bastiones, Córdoba incluida?
¿Podrá Javier Milei asumir la victoria como un desafío para que La Libertad Avanza se estructure como fuerza política, más que como un movimiento popular centrado en su explosiva personalidad? Él mismo desnudó su debilidad: con los números de ayer, en octubre obtendría ocho senadores y 35 diputados, muy pocos para los grandes cambios que plantea.
¿Cómo invertirá Juan Schiaretti la moneda de dos caras que recibió como retribución a su apuesta nacional? Las urnas le pagaron con la certeza de que puede participar de las presidenciales de octubre; la alegría de superar en Córdoba a los postulantes de JPC y del kirchnerismo, pero también la desazón de no ser el candidato más votado en el territorio que el PJ controla hace 24 años. Más allá de que el gobernador dijo que sostendrá su postulación hasta los comicios generales y de que recién luego podría plantearse un acuerdo con JPC, habrá que leer cada gesto que haga, para ver si del nuevo escenario surge algún replanteo a esa estrategia.
Pero lo más importante para la vida de los argentinos no pasa por la política. ¿Cómo responderán los mercados y los operadores económicos? La cotización del dólar será el primer termómetro, aunque quienes viven de su salario mirarán otras pizarras: la de las remarcaciones de precios. Allí se jugará, al menos hasta octubre, la suerte de la ciudadanía de a pie. Y del modo en que se gestione la larga transición hasta diciembre -quienquiera resulte triunfante en octubre- dependerán también las urgencias con que deberá enfrentarse el nuevo gobierno.
