Sólo hay dos fechas probables para la votación provincial en Córdoba. El domingo 25 de junio aparece con las máximas chances de transformarse en el día político más importante del año en la provincia. Con menos posibilidades, pero aún en análisis, asoma el 2 de julio, el domingo posterior. Ni antes ni después de esa ventana de siete días se realizarán los comicios para renovar el poder provincial, aseguran fuentes inobjetables del Gobierno de Córdoba.
La definición final está en manos casi exclusiva del gobernador Juan Schiaretti. El mandatario se tomará unos días más para analizar las últimas encuestas que encargó El Panal y, sobre la base de esos números, se inclinará por uno u otro día, pero siempre con preferencia por el 25 de junio sobre el 2 de julio.
“No saldrá de esas dos fechas”, aseguró a La Voz una fuente calificada del Centro Cívico.
Por estas horas decisivas para el cronograma electoral, sin embargo, la incógnita más importante no pasa tanto por el día, sino por si habrá o no simultaneidad de comicios provinciales y capitalinos.
Schiaretti y sus allegados más cercanos en el Centro Cívico se inclinan por desdoblar las elecciones: primero poner en disputa el poder provincial y luego el capitalino. En cambio, el intendente Martín Llaryora y candidato a la sucesión de Schiaretti por el oficialismo prefiere que se vote todo el mismo día.
Hay una intensa puja de intereses entre sectores llaryoristas y schiarettistas por imponer el criterio propio al respecto, aunque en el primer grupo se admite que la última palabra la tendrá Schiaretti, líder indiscutido de Hacemos por Córdoba.
“No está definido aún si las elecciones irán juntas o separadas. Vamos a ver los últimos datos disponibles y en función de eso decidiremos. Pero algo tiene que quedar en claro: no vamos a poner en riesgo la provincia por la Capital”, señaló a este medio otra voz importante de Hacemos por Córdoba alineada con la visión expuesta por el gobernador.
En filas llaryoristas plantean al menos dos argumentos que se consideran “fuertes” para alinear los calendarios. El primer aspecto tiene que ver con una idea que repite el intendente desde hace meses y que apunta a completar el “proceso” que representaría hacer traccionar en la votación provincial los buenos datos de la gestión que devuelven los capitalinos en los sondeos de opinión sobre la administración Llaryora. Para el PJ, la Capital siempre fue un punto electoral débil. Ahora se habla de fortaleza respecto del interior.
El otro aspecto apunta a no quebrantar el compromiso que Llaryora les exigió a los intendentes del interior respecto de alinear las fechas locales con los comicios provinciales. Durante semanas, el comando de campaña de Hacemos por Córdoba informó casi diariamente la adhesión de jefes municipales a esa demanda. “Después de pedirles y comprometerlos, con qué cara les vamos a decir que nosotros hacemos otra cosa”, planteó un hombre cercano al intendente.
“Para que vayan juntas las elecciones tenemos que tener garantía que ganamos las dos, y eso hoy todavía no podemos afirmarlo con certeza”, completo una fuente con despacho en el Centro Cívico. Como el 25 de junio al 2 de julio, el desdoblamiento le gana en chances a la simultaneidad.
En las encuestas que tienen en El Panal, el radical Rodrigo de Loredo aparece aún arriba de Daniel Passerini, el flamante postulante del oficialismo en la Capital.
Negociación abierta
El intríngulis, de todas maneras, no está saldado aún. Un llaryorista con responsabilidades importantes en el proceso electoral reconoció que las definiciones que faltan tomar se analizarán en conjunto. Eso supone las fechas pegadas o no de los comicios, el nombre del vicegobernador/a y el del viceintendente/a.
“El gobernador es el líder de este espacio y querrá hacer uso de la lapicera por última vez. Todo será parte de una negociación, que se dará en los próximos días. Es lógico todo lo que está haciendo ‘el Gringo’”, razonó la fuente, con la seguridad de que las diferencias terminarán zanjándose de una u otra forma.
La disputa entre la “vieja guardia” y “la renovación” supone mucho más que las cabezas de las boletas. Hay cientos y cientos de cargos que dependen de cómo esa negociación termine resultando. Cuanto más necesite o parezca que necesite Llaryora de Schiaretti, más grande será la cuota de poder que retengan los schiarettistas para lo que viene.
En el oficialismo se habla con insistencia del 15 de marzo como fecha bisagra para conocer los interrogantes que restan por revelarse. Hay fuentes que aseguran que ese día podría anunciarse la fecha de la elección provincial junto con las fórmulas ya definidas, además de la oficialización de la precandidatura presidencial de Schiaretti. Ya hay jingles grabados que circulan por grupos de WhatsApp de dirigentes de Hacemos por Córdoba con alusiones sobre el tridente Schiaretti-Llaryora-Passerini lanzados en campaña.
Si las elecciones provinciales se confirman para el 25 de junio, Schiaretti tiene plazo hasta el lunes 27 de marzo -90 días antes- para anunciar la convocatoria a votar. Algo similar dice el Código Electoral Municipal. Sin embargo, Passerini dijo este sabado en Voz y voto que ese lapso se puede reducir a 60 días. La diferencia no es menor porque le posibilitaría al oficialismo abrir una ventana de 30 días de diferencia sin fijar la fecha, una maniobra al límite de lo que establece la norma -el llamado lo haría en última instancia la Junta Electoral ante la omisión del Ejecutivo-, pero que podría servir para limitar las posibilidades de postulaciones combinadas entre Luis Juez y Rodrigo de Loredo. En el PJ inquieta la potencialidad de ambos opositores juntos y se analizan estrategias para reducirla.
En ese camino, es muy probable que se si se confirma el desdoblamiento de fechas, los comicios en la Capital se realicen a finales de julio. Otra opción es que sean en septiembre, evitando “contaminar” el escenario local con las Paso nacionales fijadas para el 13 de agosto.
Capital: las especulaciones por la fórmula peronista
El 30 de diciembre pasado, la ciudad amaneció empapelada con afiches con una imagen contundente: el intendente Martín Llaryora, abrazado con Daniel Passerini, con el lema: “En 2023, Córdoba sigue en buenas manos”. Esa imagen fue un duro golpe para el resto de los precandidatos a intendentes del PJ.
La oficialización demoró casi dos meses, cuando la semana pasada, Llaryora oficializó que su vice será el candidato oficialista a sucederlo.
La estrategia del intendente y candidato a gobernador fue dejar un proceso de instalación de Passerini para confirmarlo.
Ahora, además de la fecha de los comicios capitalinos, una decisión que Llaryora compartirá con el gobernador Juan Schiaretti, por su implicancia en las elecciones provinciales, la otra incógnita es quién acompañará a Passerini en la fórmula peronista.
Se menciona con insistencia a algunos que eran precandidatos a intendentes: Héctor Campana y el secretario de Gobierno, Miguel Siciliano. El secretario de Transporte, Marcelo Rodio se autoanotó, aunque tendría pocas chances.
Entre Campana y Siciliano, “el Pichi” parece tener ventajas por su nivel de conocimiento y por tener el apoyo de Alejandra Vigo, siempre influyente en el PJ Capital.
No obstante, no habría que descartar una sorpresa, que podría ser una mujer. Natalia de la Sota se automarginó, al hacer público su aspiración de acompañar a Llaryora en la fórmula provincial.
Un nombre que comenzó a sonar es el de la ministra de Hábitat y Economía Familiar, Laura Jure, muy cercana a Schiaretti y a Vigo. Aunque la senadora le dijo a La Voz que “a la lapicera la tiene Llaryora”.
