El duro revés político que sufrió el Gobierno en el Congreso Nacional no tuvo impacto directo en los mercados financieros, pero, en cambio, la aparición de dos datos negativos de inflación encendió las alarmas en la Casa Rosada.
Dólar, tasas, bonos y acciones tuvieron las oscilaciones de un día normal de rueda financiera, lo que sugiere que los inversores ya habían previsionado un período complicado para Javier Milei en el tránsito hacia las elecciones de octubre.
En algún punto, la calma le jugó en contra al Ejecutivo al no poder atribuir un eventual cimbronazo financiero a la intención de gobernadores y legisladores de romper el equilibrio fiscal.
El golpe más duro vino por el lado de la economía real. El Instituto de Estadística de la Ciudad de Buenos Aires informó este jueves que la inflación en julio en el distrito fue de 2,5%, 0,4 puntos por encima del 2,1% de junio. Es el primer dato de costo de vida oficial y muestra una aceleración.
El salto se explica en gran parte por la suba de alquileres y servicios públicos básicos (2,3%), y por los precios asociados al turismo por las vacaciones de invierno (5,3%). Los alimentos mostraron un incremento de 1,8%.
A partir de estas cifras se puede inferir que la estadística de julio aún no captó aumentos de precios por el alza del dólar que se produjo hacia el final del período.
Con un resultado de 2,5% en la Ciudad, comienza a cobrar mayor relevancia el dato a nivel nacional que el INDEC dará a conocer la semana que viene. En caso de que se verifique una inflación del orden de 2% para todo el país en julio, agosto puede convertirse en un mes picante porque aparecieron indicios de que más temprano que tarde el aumento del dólar llegará a las góndolas.
El informe semanal de la consultora LCG reveló que los precios de los alimentos básicos durante la primera semana de este mes aumentaron 2%. No se veía un alza de esta magnitud desde la última semana de mayo (2,1%).
Los principales incrementos de esta muestra, que abarca 8.000 productos ofrecidos en cinco supermercados, fueron: verduras 5%, carnes 3,9%, frutas 3,1% y panificados 3,1%. Compensaron parcialmente estas subas, bajas de 2,1% en aceites y 2,2% en lácteos y huevos.
A esto hay que sumarle el aumento de los combustibles que en promedio sería de 2% y de los servicios públicos que superaría levemente ese porcentaje.
Si bien el repiqueteo en las góndolas puede suavizarse en las semanas siguientes y terminar el mes en calma, los primeros indicios no son alentadores. Por otro lado, ponen en duda la posición de los supermercadistas que habían señalado que no iban a aceptar listas de precios con aumentos. La realidad está exhibiendo remarcaciones.
Indicadores
A diferencia de los precios, las variables financieras se apaciguaron. El dólar sumó la cuarta jornada en baja y el oficial en el Banco Nación cerró a $ 1.290 y $ 1.340 para compra y venta, respectivamente. Este retroceso también fue producto de una suba de la tasa de interés, que en el caso de las cauciones a un día quedaron por encima de 36%.
El precio en los bancos para los minoristas completó la rueda en $ 1.298 y $ 1.339. Por su parte, el mayorista quedó en $ 1.317 y $ 1.326 para ambas puntas. El “blue” cerró en $ 1.305 y $ 1.325. En Córdoba se pagó $ 1.339. Las reservas del Banco Central
Las acciones del panel Merval subieron 0,8%. Los ADRS y los bonos operaron con resultados mixtos. El Riesgo País se mantiene por encima de los 770 puntos.
En síntesis fue una jornada financiera que no distó de las anteriores, sin demasiados temores a que prosperen los proyectos que imponen mayor gasto público poniendo en riesgo el déficit fiscal.