A 487 días de haber asumido, Javier Milei se enfrenta a su tercer paro general, convocado por la CGT. El informe del Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral lo deja claro: es el tercer presidente en democracia que recibe tres huelgas en tan poco tiempo, después de Fernando de la Rúa (182 días) y Raúl Alfonsín (628 días).
En todos los casos, el patrón se repite: no peronistas, propuestas reformistas, y fuerte reacción gremial.
La historia parece cíclica. Desde 1983, la Argentina suma 45 paros generales, pero 64,5% se dirigieron contra gobiernos no peronistas. Con solo 13 años de administración entre Alfonsín, De la Rúa, Macri y Milei, recibieron 29 huelgas generales.
Los gobiernos peronistas, con 28 años en el poder, acumulan apenas 16 paros.
La diferencia es brutal: 2,23 paros por año no peronista contra 0,57 por año peronista.
De hecho, ningún presidente peronista sufrió un paro tan pronto como Milei: a los 45 días de gestión ya tenía uno, lo que marcó un récord absoluto. El contraste más feroz es con Alberto Fernández, que no tuvo ni un solo paro en cuatro años, en medio de una crisis económica profunda. También Néstor Kirchner sólo recibió uno en 1.660 días. Cristina Fernández tuvo cinco, pero todos en su segundo mandato.
Paros como respuesta política
Más allá del discurso sobre derechos laborales, la historia muestra que el sindicalismo argentino ha sido menos combativo con los suyos. Carlos Menem, con un ajuste brutal y récord de desempleo en los ‘90, tuvo períodos de tres años sin una sola huelga. En cambio, Alfonsín sufrió 13 en menos de seis años, y De la Rúa, ocho en dos años. Milei, en su primer año y medio, ya suma tres.
El caso de Mauricio Macri es una excepción parcial: sólo cinco paros, pero todos acumulados después de su primer año. Fue el único no peronista que completó su mandato desde 1983, y también el único que tuvo un año entero sin paros.
La paradoja es que Milei, a pesar de su retórica confrontativa, es el presidente que recibió el tercer paro con mayor intervalo desde el segundo: 334 días pasaron entre la segunda y la tercera medida. Es decir, el sindicalismo tuvo con él más paciencia que con cualquier otro mandatario no peronista.
Abril: el mes más caliente
El paro del 10 de abril suma otro dato curioso: abril es el mes con más paros generales desde 1983 (6), dirigidos a seis presidentes distintos. De Alfonsín a Milei, pasando por Menem, Néstor, Cristina y Macri, todos recibieron huelgas en abril, menos De la Rúa y Duhalde.
El informe también señala que 76% de los paros se explican por la política económica. Pero detrás de esa etiqueta, hay también internas gremiales, defensa de estructuras de poder y presiones corporativas.

No es casual que durante la “tregua” con Milei, la CGT se haya reconfigurado, desplazando a Pablo Moyano.
Un clima que se repite
El nuevo paro ocurre tras el escándalo del “$Libragate”, tensiones con el Congreso, cuestionamientos al DNU y rumores de acuerdo con el FMI. La inflación vuelve a acelerarse y los reclamos sindicales —paritarias, jubilaciones, obra pública— ganan fuerza.
Pero el trasfondo político no es menor: la CGT enfrenta críticas por tibieza y el peronismo presiona para reactivar su músculo callejero.
En este escenario, la historia sugiere cautela. La secuencia que hoy transita Milei es peligrosamente parecida a la que vivió De la Rúa en 2001. Y aunque el contexto es otro —con apoyo social más firme y una CGT debilitada—, el sindicalismo vuelve a mostrar su poder de daño.