Cristina Kirchner y Mauricio Macri no necesitan ser candidatos para tener protagonismo en las dos principales alianzas electorales nacionales. Por distintos motivos, ambos declinaron competir en las próximas elecciones, pero no resignan protagonismo político.
La vicepresidenta anunció el 6 de diciembre del año pasado que no sería “candidata a nada”, luego de escuchar su primera condena en primera instancia, a seis años de prisión, en la causa Vialidad.
Por su parte, el 26 de marzo pasado, a través de un video que subió en sus redes sociales, Macri anunció que no competiría en este proceso electoral. “Con nuestras acciones tenemos que inspirar a los demás para agrandar nuestro espacio”, dijo el expresidente.
La palabra “agrandar” que utilizó en aquel momento Macri contradice su firme postura de rechazar que Juan Schiaretti se incorporara a la alianza opositora.
Sin autocrítica, la vicepresidenta y el expresidente trataron de mostrar que su paso al costado fue por voluntad propia.
Lo que no dijeron ambos es que las encuestas no les garantizaban el triunfo. Es más, si se presentaban, la mayoría de los sondeos los ubicaba lejos de la posibilidad de volver a la Casa Rosada.
No obstante, pese a que sus nombres no estarán en el cuarto oscuro para las elecciones presidenciales, Cristina Kirchner y Macri sigue teniendo protagonismo en sus espacios políticos.
Influyente
“Patricia (Bullrich) no es el obstáculo. El problema es Macri, que sigue teniendo poder de veto”, aseguró días pasados un peronista cordobés, en referencia al rechazo de Macri para que el gobernador Schiaretti se incorporara a la principal alianza opositora.
Macri sigue siendo un hombre de consulta y muy influyente en las decisiones que se toman en el PRO, el partido que fundó, y en Juntos por el Cambio, la alianza que fue protagonista en su creación en 2015.
El expresidente ya no tiene la voz potente de otros tiempos en la alianza opositora, pero mantiene el poder de veto. Lo ejerció para frenar la llegada de Schiaretti, alguien que durante muchos años fue su aliado político.
En la vereda de enfrente, en la coalición rebautizada Unión por la Patria, se vive una realidad parecida. Pese a su paso al costado, Cristina Kirchner sigue manejando los hilos.
Ya no tiene el poder para imponer un candidato presidencial a través de un tuit, como lo hizo con Alberto Fernández, el 18 de mayo de 2019. Aunque su opinión sigue siendo la de mayor peso en el oficialismo nacional.
Podría decirse que Cristina Kirchner tiene mayor influencia en su espacio, que Macri en la oposición.
El expresidente mantiene una dura pulseada con quien fue socio el político más relevante durante dos décadas, el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, quien, más allá de las candidaturas, le discute el liderazgo en el PRO.
Macri apoya de manera decidida a Patricia Bullrich, más allá de que cuide las formas de manera pública. El expresidente sabe que Larreta no sólo quiere ganar las Paso del 13 de agosto, si no que planifica un PRO sin él.
Un desafío que va más allá la pulseada por la principal candidatura de la alianza opositora.
Macri y Larreta ya tuvieron una áspera disputa por el candidato del PRO en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba). El expresidente logró imponer a su primo, Jorge Macri, como el postulante oficialista.
Larreta tuvo un festejo acotado: pegó los comicios porteños con las Paso presidenciales, como quería Macri, pero con una novedad: en elecciones “concurrentes”, es decir, el candidato a jefe de Gobierno porteño no compartirá boleta con el postulante presidencial.
Fue un guiño de Larreta al radical Martín Lousteau, quien argumentaba –con razón– que compartir boleta con el candidato presidencial de Juntos por el Cambio lo dejaba en desventaja con el candidato del PRO.
Macri también se anotó otra victoria sobre Larreta con el caso Schiaretti. El jefe de Gobierno porteño quería sumar al mandatario cordobés en un “frente amplio”, que fuera superador de Juntos por el Cambio.
El expresidente, al igual que Patricia Bullrich, vio un posible acuerdo entre Larreta y Schiaretti para que el cordobés fuera su compañero de fórmula.
Esto complicaría las chances de Bullrich en las primarias, ya que Schiaretti podría aportarle a Larreta una buena porción de los votos que tiene en Córdoba, un distrito que por ahora se muestra esquivo para “el Pelado”, como se lo conoce al jefe porteño y precandidato presidencial.
Macri ganó esa disputa, pero Larreta no se rinde. Asegura en público y en privado que seguirá intentando ampliar JPC, hasta la oficialización de las candidaturas, que será el sábado 24 de junio.
Será la última fecha clave del cronograma electoral nacional antes de las primarias. En Juntos por el Cambio no se elegirá sólo a un candidato presidencial. Está en juego el liderazgo en el PRO, ante el desafío que Rodríguez Larreta le plantea a Macri.
La dueña de la lapicera
En tanto, en Unión por la Patria, también están en juego los liderazgos, más allá de las candidaturas.
La vicepresidenta aún no decidió impulsar de manera pública a un candidato presidencial.
El ministro del interior, Eduardo “Wado” de Pedro, está lanzado como precandidato. Lo alienta su jefa política. Por ahora, se trata de una experimento político más que una confirmación.
A diferencia de cuatro años atrás, cuando Cristina Kirchner definió todas las candidaturas, ahora está obligada a negociar, sobre todo con Sergio Massa. El ministro de Economía no resigna su aspiración de ser aspirante presidencial.
El presidente Alberto Fernández mantiene su postura de que haya Paso para elegir al candidato oficialista, algo que rechazan la vicepresidenta y Massa.
Además, el jefe del Estado impulsa la precandidatura de Daniel Scioli para competir en las primarias.
Fiel a su estilo de hacer política, Cristina Kirchner mantiene la incertidumbre y es probable que vuelva a recurrir a la táctica de la sorpresa como lo hizo con Alberto Fernández en 2019.
La vicepresidenta maneja otra alternativa a las mencionadas de “Wado” de Pedro y Massa. Su tercera carta para jugar, que podría ser la más fuerte. Al menos es lo que marcan hoy las encuestas: Axel Kicillof podría no ir por su reelección en la provincia de Buenos Aires, para ser candidato presidencial.
El mandatario bonaerense mide mejor que Massa y De Pedro. Es el dirigente cristinista que más retiene el voto duro del kirchnerismo.
¿Y Buenos Aires? Las estrategias electorales marcan que el candidato presidencial arrastra el voto peronista en el distrito más grande del país.
El intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, un nuevo cristinista paladar negro, podría ser el candidato a suceder a Kicillof.
En los últimos días, también se menciona a Máximo Kirchner como posible postulante a gobernador bonaerense. Serían dos nominaciones bien cristinistas. Habrá que ver si a la vicepresidenta le alcanza para volver a imponer todo.
Las candidaturas son un gran signo de interrogación en las dos principales alianzas nacionales. Sobre lo que nadie tiene dudas es que Cristina Kirchner y Mauricio Macri, alejados de los cargos electivos, aún mantienen influencia en sus espacios políticos.
