Este domingo, 3.127.707 personas están habilitadas para votar en las 9.262 mesas habilitadas en 1.508 escuelas ubicadas en la provincia de Córdoba. Lo harán con la debutante Boleta Única de Papel que en el caso del distrito Córdoba tiene 18 casilleros.
Se trata de una elección clave para dos proyectos políticos que chocan: la consolidación del modelo libertario de Javier Milei y la construcción de un espacio de centro a través de Provincias Unidas, con Juan Schiaretti como candidatura taquillera, pero con el peronismo dividido por la díscola Natalia de la Sota.
Participación, una de las claves
La tradición de los cordobeses es participar activamente de las elecciones, aunque en las legislativas el porcentaje desciende, una tendencia que se profundizó en los últimos años: en 2011 votó el 74,6%; en 2013, el 79,6%; en 2017, 72,7%; y en 2021 asistió sólo el 68%.
Una de las claves de este domingo será, justamente, qué porcentaje del padrón asiste a votar en unos comicios atravesados por un Gobierno nacional en crisis por su falta de resultados en la microeconomía, pero con una narrativa a la que apuesta su suerte: “que el esfuerzo valga la pena”.
En la última década, el peronismo provincial no ganó ninguna elección nacional. Ni siquiera estuvo cerca. En 2015, el extinto Cambiemos logró 49,9% de los votos; la desaparecida Unión por Córdoba llegó a los 21,1 puntos; y el kirchnerismo, 18,1%. En 2017, con Martín Llaryora como primer candidato a diputado, el peronismo tuvo su mejor resultado en una elección de medio término: 30,5 puntos, 18 puntos abajo de la cosecha que lograron el macrismo y sus aliados radicales y juecistas.

La elección general de 2019 fue una masacre para el Gobierno provincial: en el tramo diputados, la elección la ganó el ex-Juntos por el Cambio, con 51,3%; el kirchnerista Frente de Todos logró 22,3% (su mejor elección en la década) y Hacemos por Córdoba, la anterior marca del peronismo cordobés, apenas 17 puntos. Como se recordará, fueron los comicios que consagraron a Alberto Fernández como presidente.
En 2021, Rodrigo de Loredo sumó el 54% de los votos; el Gobierno provincial con su marca Hacemos por Córdoba y con Natalia de la Sota como cabeza de lista llegó a los 25 puntos; y el Frente de Todos, ya en plena caída de Alberto Fernández, 10,5%.
De todos los nueve diputados electos en esa oportunidad, que son los que se renovarán este domingo, sólo De la Sota y Laura Rodríguez Machado tienen chances reales de ser reelectas.

Aunque todo cambió para ellas: De la Sota podría lograrlo por un espacio distinto, enfrentada al Gobierno provincial y más cerca del peronismo nacional; mientras que Rodríguez Machado es la cuarta candidata de LLA.
El radicalismo es el gran perdedor: en diciembre dejará sin ocupantes tres escaños, y este domingo Ramón Mestre pelea en desventaja para lograr uno, con una parte del partido cerrándole los comités y otra en Provincias Unidas, el acuerdo entre gobernadores radicales y Martín Llaryora.
Los actuales diputados nacionales Oscar Agost Carreño y Héctor Baldassi también participan de la elección. Aunque tienen realidades distintas, el denominador común es la implosión del PRO. Agost Carreño afronta la elección con la lista amarilla y el exárbitro lo hace con un nuevo sello electoral, Ciudadanos, cercano al Gobierno provincial.
En el caso de Pablo Carro, que también debe renovar su banca, se presenta por Fuerza Patria, pero no logró el apoyo público de los referentes nacionales (Axel Kicillof, Cristina Fernández y Sergio Massa), por lo que sus posibilidades de retener el voto K se verán en el escrutinio.
Cambio de época
El predominio amarillo en Córdoba desapareció en sólo dos años: en 2023, La Libertad Avanza, con Javier Milei como locomotora en la boleta, se impuso con 33 puntos; Hacemos por Nuestro País, que llevaba como candidato a presidente a Juan Schiaretti, arañó los 30 puntos; y, al borde de la extinción, Juntos por el Cambio llegó a 22,4%. El kirchnerismo sostuvo sus votos y logró 12,6%.
En esa elección, el peronismo cordobés se impuso en los departamentos del oeste y el norte provincial, pero LLA estuvo cerca de los 40 puntos en el interior provincial, en particular en los departamentos del sur: en Juárez Celman los libertarios llegaron al 38,9% y en General Roca cosecharon 37,4%. En la Capital, el 31,7% de los vecinos votó a los libertarios, contra 30, % que lo hizo por el peronismo cordobés.
La disolución de Juntos por el Cambio liberó una vía para la construcción de una nueva fuerza política: Provincias Unidas.

El exgobernador Juan Schiaretti asumió la primera candidatura en Córdoba de ese espacio y logró que el Gobierno provincial fuese competitivo en una elección nacional. La última vez que el peronismo cordobés celebró fue en 2013, cuando Schiaretti logró el 26,6% de los votos y se impuso por 4 puntos a la Unión Cívica Radical. El dato es sólo para los cabuleros.
Por primera vez desde 2011 el Gobierno provincial integra una fuerza nacional, aunque aún ésta está en construcción. En aquella lejana elección de hace 14 años, José Manuel de la Sota retiró la lista con sus candidatos a diputados para facilitarle el triunfo al Frente para la Victoria, que se impuso con 35 puntos.
Luego vino el divorcio de los dos peronismos, pelea que se teatralizó trágicamente la noche del 3 de diciembre de 2013, cuando en medio de una ola de saqueos y terror por el acuartelamiento policial, el Gobierno de Cristina Fernández no envió fuerzas federales a la provincia.
El nuevo sello
Con Provincias Unidas en la escena, Schiaretti apuesta a liderar un bloque de entre 15 y 20 diputados. Además de mirar los resultados locales, en El Panal estarán atentos a lo que suceda con sus asociados, los gobernadores Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy), Ignacio Torres (Chubut) y José Vidal (Santa Cruz).
La alianza del peronismo de Córdoba con los gobernadores radicales reconfiguró el aparato oficialista: un grupo importante de intendentes de la UCR se sumaron a Provincias Unidas y este domingo deberán aportarle votos a Schiaretti. Es una de las grandes apuestas del Gobierno provincial: la maquinaria electoral.
Schiaretti no llega con todo el peronismo detrás: Natalia de la Sota abrió una brecha delasotista que se nutrió de dirigentes del kirchnerismo y del massismo. El domingo a la noche se sabrá cuántos votantes K terminaron finalmente en la canasta De la Sota, lo que podría reconfigurar al electorado kirchnerista.
Sin embargo, es posible que De la Sota también le quite votos a La Libertad Avanza en los barrios más humildes de la ciudad. En 2023, Milei se impuso en la primera vuelta en las escuelas de Yofre, Ciudad de Mis Sueños e Ituzaingó, por mencionar sólo tres sectores de fuerte raigambre peronista.

Candidato vs marca
En las encuestas, la figura de Schiaretti es la más conocida de la boleta única de papel que se utilizará mañana. También es el dirigente con mejor imagen. Sin embargo, la “marca” La Libertad Avanza achicaba cualquier eventual ventaja indescontable a favor del exgobernador.
Esa es otra clave: saber si la campaña sirvió para que derrame sobre el ignoto Gonzalo Roca los atributos de Javier Milei. En este punto está la resolución de la elección de este domingo.
Además del desconocimiento, Roca también enfrentó otros retos en la campaña: surfeó los escándalos nacionales que sacudieron a La Libertad Avanza y recibió críticas de Agustín Spaccesi, el reconocido libertario que estará en un lugar privilegiado en la BUP, primero a la izquierda. El estreno de este modelo de boleta única esconde la última clave de la elección que reconfigurará el país que viene.





























