Como si se tratara de un ungüento para acelerar el proceso de cicatrización, Juntos por el Cambio puso en marcha su maquinaria electoral con sus tres precandidatos a presidente –Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales– levantándole la mano a Luis Juez, quien por tercera vez hará el intento de alzarse con la gobernación.
Ese mensaje de unidad nacional derramó hacia Córdoba: Ramón Mestre, uno de los derrotados en el cierre de listas de Juntos por el Cambio, participó del acto de lanzamiento que se hizo en el microestadio de General Paz Juniors, el club del que era hincha José Manuel de la Sota, al punto que su escuela lleva el nombre del exgobernador.
La presencia de los tres presidenciables es toda una señal, y seguramente encendió alertas en el peronismo cordobés.
“Para ganarle al kirchnerismo y sacarlo de una vez por todas, hay que ganar Córdoba”, dijo Rodríguez Larreta. “Ganando Córdoba, ganamos el Gobierno nacional. Esta unidad es un ejemplo para todos los argentinos”, agregó el jefe de Gobierno porteño en su vuelo rasante por Córdoba.
El microestadio explotó cuando Rodríguez Larreta le cedió el micrófono a Patricia Bullrich: “Presidenta/ Patricia presidenta”, fue el cántico espontáneo que bajó desde las gradas para recibir a la exministra de Seguridad de la Nación.
“Córdoba va hacia un sistema feudal, vamos a romper esa inercia para llevar a Córdoba hacia la libertad: esta vez, no nos roban el porvenir”, dijo Bullrich y encendió a la militancia juecista, por la rémora a 2007, “al fraude” denunciado y no demostrado por Juez. No es algo que sirva recordar frente a los radicales, aunque quizá Bullrich no sepa que esa factura quedó guardada.
Sin mencionar a Javier Pretto, que se pasó al PJ, lo comparó con un “criminal”. “El que traiciona debe ser castigado por la democracia”, dijo Bullrich. Y agregó: “Nadie va a votar a traidores: se van los despojos, acá quedan los valores”, dijo al vaticinar un triunfo de Rodrigo de Loredo en las municipales del 23 de julio.
Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y presidente de la UCR nacional, puso en la mira, junto con Pretto, a Myrian Prunotto, la compañera de fórmula de Martín Llaryora. Acusó al peronismo de “llevarse a un traidor y a una traidora”, y opinó que “hacen eso porque son decadentes”. Parece que el salto de los opositores a filas oficialistas será un eje de campaña.
De Loredo, en fórmula
Hábil creador de climas, y fiel a su estilo de relativizar algunos hechos y ensalzar otros según su conveniencia, Rodrigo de Loredo preparó al público para escuchar el discurso de Luis Juez. Deslizó críticas a la cobertura periodística por el caos político que fue el cierre de listas, y dijo que se “naturaliza al corrupto”, otra vez en relación con Pretto.
En ese tren, minimizó que se hubieran definido las candidaturas de Malagueño con una moneda al aire: dijo que, como a los dos precandidatos les daba igual ser o no ser, se tomó esta decisión de manera azarosa, pese a que quien le tocó ceca, el precandidato juecista, dejó la coalición a los gritos. Un relato.
Mostrando los dientes, De Loredo pidió que “no se le falte el respeto a Córdoba”: “Trajeron uno de San Francisco, uno de Cruz Alta y ahora uno de La Carlota”, dijo refiriéndose a Llaryora, a Daniel Passerini y a Pretto, respectivamente. Un ensayo de su propia campaña.
Juez, a su gente
Aunque desordenado en la estructura de su discurso, Juez hizo lo que mejor sabe hacer en campaña: motivar a la tropa, como si su paso por el Liceo Militar le hubiese dejado esa característica. “Acá no se rinde nadie, vamos a ganar lo que nos robaron”, arengó.
Luego, dijo que la unidad de la oposición “demoró 24 años”, una elipsis a la elección de 2015, cuando Oscar Aguad, sentado en primera fila, fue candidato a gobernador y quedó a cinco puntos de Juan Schiaretti.
En esa elección, Juez fue el jefe de campaña. “En 2015, no me dejaron ser”, dijo al pasar con tono de reproche a su principal tapón: Mauricio Macri. “17 años después, Dios y la virgen me dan una oportunidad”, un regreso al resultado de 2007.
Al repasar su diagnóstico de Córdoba, Juez dijo que “está destrozada”. “Tenemos que levantarla de la ruina en que la dejaron”, agregó. “Necesitamos que nos den una oportunidad, y vamos a pedirles a los cordobeses esa oportunidad”, cerró la primera arenga de esta campaña.
El lunes próximo, Juez presentará los ejes de campaña que serán la base de las propuestas que mostrará hasta el 25 de junio.
Bullrich, con traje de fenómeno y baño de “selfies”
Con el microestadio al borde del éxtasis por Patricia Bullrich, y ante el espontáneo aliento a su candidatura presidencial, Rodríguez Larreta le dio un beso en el cachete y le cedió el micrófono, mientras salía del acto para subirse al avión privado que lo regresaría a Buenos Aires.
Quizá el peronismo también haya tomado nota del fenómeno Bullrich, y si esto puede ser un problema para el peronismo cordobés: que una ola nacional de cambio alimente la campaña de Luis Juez y sea el factor ordenador de la franquicia local de la coalición.
Bullrich habló de lo que Rodríguez Larreta omitió: dijo que el peronismo de Córdoba lleva a la provincia hacia un “régimen feudal”, un discurso que también podría dañar a Juan Schiaretti a nivel nacional.
Y potenciando su perfil de “halcón”, prometió “dinamitar al régimen kirchnerista”, lo que generó una ovación y un sinnúmero de celulares con sus cámaras apuntándole.
La salida de Bullrich fue digna del fervor que genera: selfies y baño de pueblo; nada es casual en la vieja militante del peronismo de izquierda.
A un mes y medio del cierre de listas para las Paso, varios que aparecían jugados en la opción dialoguista que encarna Rodríguez Larreta empiezan a ver a “la Piba” como una posibilidad. Por ahora, analizan las encuestas y piden una lista de unidad para diputados y que compiten los presidenciables. La famosa boleta “Y”.
