Las duras acusaciones de Elisa Carrió generaron un tembladeral en Juntos por el Cambio, la principal alianza opositora. Esta interna es seguida de cerca por todo el escenario político nacional, pero sobre todo por Juan Schiaretti.
El gobernador admitió de manera pública que está “trabajando junto a otros dirigentes para armar un nuevo espacio nacional para superar por arriba a la grieta”, dijo dos semanas atrás, luego de un acto oficial de la Provincia en la localidad de Malvinas Argentinas, en medio de la crisis financiera que terminó con el efímero paso de Silvina Batakis por el Ministerio de Economía.
Fue una declaración política inusual de Schiaretti, quien suele ser muy hermético en momentos de zozobra en el Gobierno nacional.
Aquella definición abona los insistentes rumores de los últimos días -esta vez alimentado por medios nacionales- de que el gobernador cordobés está decidido a mostrarse en los próximos días como una alternativa a la polarización del escenario nacional.
Con la habitual mesura que caracteriza a los dirigentes y voceros schiarettistas, nadie confirma que el gobernador lanzará un nuevo espacio, por fuera de las dos principales alianzas electorales nacionales.
Aunque los propios funcionarios políticos del Centro Cívico reconocen por lo bajo que el sentido común indica que es el momento.
“Es ahora o nunca. El silencio le puede ser cómodo en Córdoba, pero si quiere tener protagonismo a nivel nacional, debe salir a mostrarse y hablar”, aseguró un schiarettista, que pidió no ser mencionado en esta nota.
División opositora
El alboroto que produjo Carrió no dejó de ser una buena noticia para el –por ahora- hipotético plan de construcción nacional de Schiaretti.
El propio gobernador reconoce en privado que las chances de generar un nuevo espacio de centro “se achican”, si no se produce un “estallido” de algunos de los dos principales frentes nacionales, en referencia al oficialista Frente de Todos y el opositor Juntos por el Cambio.
En este sentido, en el par de reuniones que mantuvo con dirigentes nacionales, todos coincidieron en ese diagnóstico.
El mandatario provincial mantiene contactos directos con el radical Facundo Manes, que hace mucho tiempo no oculta la incomodidad de compartir espacios con algunos dirigentes de la alianza.
En privado, el diputado radical no disimula sus críticas contra Carrió, el expresidente Mauricio Macri y casi todos los dirigentes del PRO.
Habrá que ver la evolución de los cruces dentro de Juntos por el Cambio, pero los dardos de Carrió apuntaron a dos peronistas con los cuales Schiaretti tiene buen diálogo: los diputados Rogelio Frigerio y Emilio Monzó.
Es más, estos dos dirigentes estuvieron presentes en aquella cena en la casa de Juan Manuel Urtubey, en San Isidro, en la cual Schiaretti compartió un asado con dirigentes de distintos partidos. Entre ellos, además de Frigerio y Monzó, el radical Gerardo Morales y el intendente de Rosario, Pablo Javkin, un exaliado de Carrió.
Schiaretti ya descartó participar en las Paso de Juntos por el Cambio, en una eventual sociedad política con Manes.
El diputado radical se mantiene dentro de la alianza opositora. Sabe que su continuidad en ese espacio le resta chances de seguir adelante con las conversaciones con el mandatario cordobés.
Las discusiones que se generaron en Juntos por el Cambio pueden impulsar a Manes a tomar alguna decisión sobre su futuro político.
Schiaretti esperará los acontecimientos, siguiendo de cerca lo que sucede en la oposición, mientras mantiene algunos contactos con gobernadores, legisladores y dirigentes peronistas que no adhieren al kirchnerismo.
“El escenario político nacional es una caja de Pandora. Hace pocos días, parecía imposible una división en Juntos por el Cambio. Hoy, todos dicen que estallará. Hay que esperar. Pero, “el Gringo” debe dar un paso al frente, de eso no tengo dudas”, dijo otra fuente oficial, que habla de política con el gobernador.
