Los hogares argentinos han cambiado drásticamente sus estrategias de supervivencia económica en las últimas dos décadas, según revela un exhaustivo estudio del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El informe, basado en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), traza un puente entre el segundo semestre de 2003 y el primer semestre de 2025, demostrando que si bien el ingreso laboral sigue siendo el pilar central, la estabilidad económica familiar está cada vez más supeditada a dos variables críticas: la expansión de las redes de seguridad social (planes y jubilaciones) y, de manera preocupante, el vaciamiento de los colchones financieros personales; es decir, el uso masivo de los ahorros y el endeudamiento.
El estudio del Indec va más allá del simple cálculo del Ingreso Total Familiar (ITF). Se centra en las “estrategias de manutención”, que son los diversos modos que utilizan los hogares para satisfacer sus necesidades cuando los ingresos directos no alcanzan o son inestables. Analizar estas tácticas es crucial para complementar la información sobre la distribución del ingreso, la pobreza y las condiciones de vida en el país.
El contexto socioeconómico cambiante de Argentina ha obligado a las familias a modificar la manera en que se organizan. Los datos comparativos entre 2003 y 2025 exponen una foto clara: la Argentina actual se sostiene con más financiamiento, más asistencia estatal directa y, sobre todo, mucho menos “capital” familiar que hace veinte años.
Cuando el ahorro pasa a ser gasto corriente
Si hay un indicador que refleja la creciente presión económica sobre los hogares es la forma en que recurren a sus reservas y al crédito. El Indec agrupa estas tácticas bajo el concepto de “Otras estrategias”, que son mecanismos de adquisición de deudas o de descapitalización (pérdida de capitalización), ya que no implican un nuevo ingreso monetario, sino que se utilizan para gastos corrientes.
En este rubro, las cifras son contundentes y reflejan un uso dramático de los activos personales:
1. El uso explosivo de ahorros. En 2003, poco después de una de las crisis más profundas del país, el 19,9% de los hogares urbanos recurría a la estrategia de “gastar lo que tenían ahorrado” para mantener su economía.
Dos décadas más tarde, en el primer semestre de 2025, ese porcentaje se disparó hasta alcanzar el 37,4%.
Este aumento no es un fenómeno coyuntural, sino una tendencia sostenida. Al analizar la serie temporal de 2016 a 2025, se observa que el uso de ahorros tuvo un incremento notorio entre 2018 y 2020, llegando cerca del 35%.
Sin embargo, el pico máximo de la serie se registró en el primer semestre de 2024, cuando la proporción de hogares que declararon utilizar sus ahorros alcanzó el 40,1%.
¿Quién gasta más sus reservas? Contrario a lo que se podría esperar, el informe indica que el uso de ahorros (o la venta de pertenencias) no presenta grandes diferencias entre los estratos de ingreso. En el primer semestre de 2025, cuatro de cada 10 hogares (40,8%) utilizaron ahorros o vendieron pertenencias.
Si bien la estrategia es ligeramente más frecuente en los hogares de menores recursos, la diferencia no es abismal:
- Estrato de ingreso bajo: 42,8% de los hogares.
- Estrato de ingreso medio: 40,6% de los hogares.
- Estrato de ingreso alto: 37,1% de los hogares.
Esta similitud entre estratos, con porcentajes por encima del 37% en todos los niveles, sugiere que el uso del ahorro se ha universalizado como mecanismo de equilibrio económico familiar, ya sea para afrontar gastos inesperados, inflación o cubrir baches entre ingresos.

2. La deuda como táctica permanente
A la descapitalización por el uso de ahorros se suma la explosión del financiamiento. Las estrategias de endeudamiento han marcado un récord:
- Comprar en cuotas o al fiado (con tarjeta de crédito o libreta) es, por lejos, la estrategia complementaria más utilizada, pasando de 22,0% de los hogares en 2003 a un impactante 50,9% en 2025. Esto significa que más de la mitad de los hogares argentinos financia parte de sus gastos, formal o informalmente, lo que representa un aumento de 28,9 puntos porcentuales (p.p.).
- Los préstamos de bancos, financieras, etc. también se multiplicaron, con un incremento de 10,8 p.p., pasando del 3,4% al 14,2%.
El análisis por estrato revela cómo se endeuda cada sector social. Mientras que uno de cada cuatro hogares se endeudó en el primer semestre de 2025 (25,5% del total):
- Los estratos altos y medios muestran una mayor tendencia a tomar deuda en entidades bancarias y financieras.
- Dentro del estrato de ingreso bajo, en cambio, predomina el endeudamiento informal, solicitando préstamos a familiares o amigos.
La tendencia general es clara: la financiación para cubrir gastos se ha vuelto una práctica habitual y estructural, incluso en los hogares de mayores ingresos.
La expansión de las redes de contención
Si la descapitalización es la estrategia de defensa de los hogares, los ingresos no laborales provenientes del Estado son las nuevas líneas de suministro que han crecido exponencialmente en las últimas dos décadas. Estos recursos (que sí se incluyen en el Ingreso Total Familiar - ITF) han ganado peso como mecanismos de manutención.
1. El pilar previsional: jubilaciones y pensiones
El sistema previsional ha aumentado su cobertura de manera significativa, lo que ha permitido que más hogares se mantengan gracias a este ingreso no laboral.
Entre el segundo semestre de 2003 y el primer semestre de 2025, el porcentaje de hogares que vive de jubilaciones o pensiones se incrementó de 29,4% a 35,7%. Este salto de 6,3 p.p. evidencia un mayor acceso a la cobertura del sistema previsional.
Al examinar la evolución más reciente (2016-2025), se observa que entre tres y cuatro de cada diez hogares se mantienen con jubilaciones o pensiones.
El informe destaca un cambio en la composición de los beneficiarios por estrato de ingreso desde 2022: se registra un aumento del porcentaje de hogares del estrato de ingreso bajo que perciben estos beneficios, al mismo tiempo que desciende el porcentaje en el estrato alto.
2. El salto de los planes sociales y subsidios
Los planes sociales, subsidios y ayudas en dinero representan la variación más alta en el rubro de ingresos monetarios no laborales, lo que subraya el rol creciente de las transferencias estatales y de organizaciones no gubernamentales.
- En 2003, el 4,5% de los hogares recibía planes sociales, subsidios y ayuda en dinero.
- Para 2025, esta cifra se triplicó hasta alcanzar el 14,6%.
Este aumento de 10,1 p.p. es la mayor variación positiva entre todas las estrategias de ingresos monetarios.
El impacto de las transferencias en dinero se evidenció con especial fuerza durante la pandemia de Covid. En el segundo semestre de 2020, que coincidió con la expansión de transferencias estatales de emergencia (como el IFE), el porcentaje de hogares que recibió subsidios y transferencias en dinero alcanzó un pico de 27,5% a nivel total.
En ese momento de crisis, la dependencia de esta estrategia se concentró dramáticamente en la base de la pirámide: casi la mitad (47,5%) de los hogares de menores ingresos percibieron estas ayudas.
Si bien los números se moderaron posteriormente, el estrato de ingreso bajo sigue siendo, por lejos, el más dependiente de esta estrategia, con el 30,4% de sus hogares manteniéndose con estos recursos en el primer semestre de 2025.





















