En un discurso cargado de guiños políticos y mensajes hacia el Gobierno nacional, el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, se paró frente a los industriales del país y eligió un escenario simbólico: el Coloquio de la Unión Industrial Argentina (UIA). Allí, el mandatario defendió la centralidad de la industria en el desarrollo nacional y lanzó un paquete de medidas impositivas que apuntan a transformar a la provincia en el territorio más competitivo del país para las Pymes.
El anuncio más resonante fue la exención total de Ingresos Brutos para las industrias que facturen hasta 3.200 millones de pesos anuales.
“Industria que se radica en Córdoba o radicada en Córdoba, con facturación menor a 3.200 millones, va a pagar cero Ingresos Brutos”, sentenció, entre aplausos de los empresarios y la mirada atenta de Guillermo Francos, jefe de Gabinete de Milei.
Durante varios minutos, Llaryora hizo un repaso de las críticas que le viene haciendo al Gobierno nacional, con foco en la falta de fondos para las provincias.
La medida, que deberá ser aprobada en la Legislatura provincial, se complementará con el régimen de promoción industrial vigente en Córdoba, que ya ofrece exenciones en impuestos de sellos, inmobiliario y otros tributos provinciales.
“Bienvenidos a la República de Córdoba”, ironizó Llaryora, consciente de que su anuncio marca un contraste fuerte con la presión impositiva nacional y con el debate abierto en torno a la competitividad de las empresas en un escenario recesivo.
Industria y competitividad
El gobernador eligió centrar su mensaje en la industria como motor de empleo, innovación y generación de divisas. Fue una clara crítica a las políticas que lleva adelante el gobierno de Milei.
“Defender la industria es defender el trabajo”, afirmó, recordando que la clase media argentina se consolidó históricamente a partir de un entramado productivo diversificado.
Llaryora cuestionó los modelos pendulares que, a su entender, han llevado al país de un extremo al otro: “Un Estado que ahoga a la actividad privada o un mercado que se cree capaz de resolver todo solo. Ninguno funciona. Córdoba aplica desde hace tiempo un modelo distinto: tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario”.
Con esa lógica, justificó su decisión de aliviar la carga tributaria sobre las industrias, en especial las pymes, que son mayoría en la provincia y en el país.
“Muchas veces las pequeñas empresas no pueden acceder a los regímenes de promoción porque los trámites son complejos o porque no tienen la estructura administrativa para hacerlo. Ahora lo vamos a hacer simple: facturación menor a 3.200 millones, cero Ingresos Brutos. Así de claro”.
El gobernador subrayó que la decisión busca reducir la burocracia y dar previsibilidad. “Nunca modificamos ningún beneficio que le hemos dado a una empresa cuando decidió invertir en Córdoba. Y no lo vamos a hacer ahora. La seguridad jurídica también se construye con reglas claras y con la palabra empeñada”, remarcó.
Llaryora adelantó que este año la provincia invertirá más de 150.000 millones de pesos en la promoción industrial y que ya instruyó a ampliar ese presupuesto en 10.000 millones adicionales para cubrir nuevos proyectos.
“Cuando uno baja impuestos, no es que el costo es cero. Es una inversión que hace el Estado, igual que en rutas, en gas o en educación. Y nosotros vamos a invertir en la industria, porque es la base del progreso”, defendió.
Críticas al esquema nacional de impuestos
El gobernador no esquivó los roces con la Casa Rosada. Aunque agradeció la “voluntad de diálogo” del jefe de Gabinete, y se mostró dispuesto a colaborar en leyes y programas, marcó diferencias con el enfoque fiscal del Gobierno nacional.
Recordó que la eliminación del incentivo docente, los subsidios al transporte y a programas sociales significaron un ajuste mayor para las provincias que para la Nación.
“El recorte en Córdoba fue más grande que el nacional. Porque no solo sufrimos la caída de la actividad, sino que además tuvimos que cubrir los programas que la Nación dejó de financiar. Eso también es parte del esfuerzo”, subrayó.
Además, cuestionó la falta de aplicación de los recursos provenientes del impuesto a los combustibles para infraestructura vial y reiteró su reclamo de precios de gas de Vaca Muerta más competitivos para las provincias que ya se abastecen de ese yacimiento. “Es injusto seguir pagando un gas que no consumimos a un precio mucho más caro. Si no bajamos costos energéticos, nuestras industrias no pueden competir”, advirtió.

Córdoba como “modelo industrial”
Llaryora se apoyó en ejemplos de la propia provincia para mostrar resultados. Destacó la expansión de la red de gasoductos troncales que permitió abastecer a más del 90% de las localidades, la creación de parques industriales y la industrialización de productos agropecuarios como el maní.
“Hoy somos el primer exportador mundial de maní. Y en la ciudad donde se concentra esa producción reina el pleno empleo. ¿Por qué no podemos hacer lo mismo con el maíz?”, preguntó, reabriendo el debate por la postergada ley de biocombustibles.
En ese sentido, insistió en que el agro debe dejar de ser exportador de granos sin valor agregado.
“Defender la industria es también industrializar el campo. Si exportamos solo materia prima, nos quedamos sin dólares y sin trabajo local. Necesitamos políticas claras para aprovechar el maíz, la minería, el petróleo y toda la potencialidad que tenemos”, planteó.
El mensaje de equilibrio y moderación
Más allá de lo económico, el discurso tuvo un tono político que buscó diferenciarse de la polarización nacional.
Llaryora reivindicó el “respeto institucional” en Córdoba, donde, dijo, lo público y lo privado trabajan en conjunto.
“En Córdoba podemos pensar distinto y trabajar juntos. No nos movemos con el insulto ni con el agravio. Ese es un valor que se hizo carne”, aseguró.
El mandatario advirtió que “los extremos cansan a los argentinos” y que el país necesita un modelo sensato, capaz de equilibrar al Estado y al mercado. Se mostró dispuesto a apoyar reformas nacionales que apunten a la competitividad, pero marcó límites.
“Cuando quisieron poner retenciones del 15% a las industrias, dijimos no. Nadie en el mundo paga por exportar. Eso hubiera sido un golpe letal para la producción”, recordó.

Un paquete de medidas con impacto regional
Los anuncios de Córdoba resonaron más allá de la provincia. Llaryora los presentó como un mensaje a los inversores de todo el país: “No piensen en los ingresos brutos de Córdoba. Con la ley de promoción industrial, esos impuestos son cero. Y ahora vamos más allá: para las pymes industriales, cero ingresos brutos por ley. Vengan a invertir”.
La medida, en un contexto de retracción del crédito y de alta presión impositiva nacional, coloca a Córdoba como un polo de atracción para las empresas manufactureras. La apuesta es doble: sostener el empleo local y ganar competitividad en el mercado interno y externo.
El discurso de Llaryora en la UIA combinó diagnóstico y propuestas. Marcó con claridad su visión: sin industria no hay progreso posible, sin alivio fiscal no hay industria competitiva y sin consensos políticos no hay sustentabilidad.
Al cerrar, el gobernador volvió a subrayar que Córdoba no solo defiende la industria con palabras, sino también con hechos. Y que su apuesta es clara: aliviar la presión impositiva para sostener el entramado productivo.
“Industria que se radica en Córdoba o radicada en Córdoba, con facturación menor a 3.200 millones, va a pagar cero Ingresos Brutos. Así de simple. Bienvenidos a Córdoba”, dijo.