Aunque la lista se oficializará recién este domingo, el tablero político cordobés ya empezó a moverse con fuerza. Distintas fuentes del oficialismo provincial confirmaron lo que hasta ahora era un rumor con peso propio: la intendenta de Despeñaderos, Carolina Basualdo, ocupará el segundo lugar en la lista de Provincias Unidas, que será encabezada por el exgobernador Juan Schiaretti.
Si bien Schiaretti nunca expresó públicamente que será el primero en la lista, en los pasillos del Centro Cívico ya nadie lo duda. La certeza comenzó a consolidarse hace un mes, luego de una reunión clave entre el exmandatario y el gobernador Martín Llaryora.
Desde entonces, en el corazón del cordobesismo se da por hecho que el exgobernador será quien porte la bandera del nuevo sello oficialista, una expresión provincial del espacio nacional impulsado por cinco gobernadores -entre ellos-, el propio Llaryora.

La decisión de ubicar a Basualdo en ese lugar privilegiado y rodearla de peronistas puros en los primeros puestos de la nómina no es una jugada aislada. En sintonía con Schiaretti, Llaryora busca blindar la identidad partidaria frente a una figura que irrumpe con fuerza: Natalia de la Sota.
La candidatura de la diputada nacional por la alianza Defendamos Córdoba -por fuera del PJ cordobés- representa el mayor desprendimiento que ha sufrido el oficialismo provincial en los últimos años. Y eso preocupa en el oficialismo.
En ese tablero, Basualdo aparece como una pieza clave. Joven, oriunda del interior y con una fuerte presencia en redes sociales, logró construir una imagen de su gestión en Despeñaderos que no pasa desapercibida. El propio gobernador Llaryora no escatima elogios hacia su desempeño.
Dirigente de confianza de la senadora Alejandra Vigo, Basualdo ha sabido tejer alianzas sólidas en el departamento Santa María. Allí trabaja en estrecha sintonía con los referentes territoriales más influyentes de la región: los hermanos Torres. Marcos, intendente de Alta Gracia, y Facundo, presidente provisorio de la Legislatura, son sus aliados estratégicos.
La campaña del cordobesismo tiene una dirección clara. Busca posicionar a Basualdo -y a quien será su compañero inmediato en la lista, Miguel Siciliano, jefe del bloque oficialista en la Legislatura- como portavoces del PJ provincial, capaces de dar batalla discursiva en la campaña con De la Sota, quien según las encuestas que circulan en el Centro Cívico, podría ser la principal amenaza en la disputa por los votos peronistas.
Aunque Llaryora insiste en destacar el carácter plural del cordobesismo -una construcción política que se enorgullece de integrar a distintas fuerzas-, los primeros lugares de la lista reflejan una impronta nítidamente peronista.
El cuarto puesto será para Laura Jure, actual ministra de Desarrollo Social de la provincia, con un largo recorrido en la gestión y una lealtad manifiesta hacia Schiaretti. El quinto lugar, en tanto, quedará en manos de un llaryorista puro: el diputado nacional Ignacio García Aresca.
El sexto casillero, reservado para una mujer, se menciona a la dirigente villamariense Verónica Navarro, esposa del intendente Eduardo Accastello.
La campaña, en marcha
Con la maquinaria electoral en marcha, el plan del oficialismo es claro. Schiaretti se enfocará en la Capital, en las principales ciudades del interior y en los medios nacionales, donde buscará consolidar su perfil como “la alternativa de la sensatez” frente a un Gobierno nacional marcado por el vértigo y los extremos del presidente Javier Milei.
Mientras tanto, el peso territorial recaerá en el propio gobernador. Llaryora jugará fuerte en la campaña, flanqueado por Basualdo, Siciliano y García Aresca. Serán ellos quienes recorrerán el interior provincial, en busca de consolidar la estructura del oficialismo provincial, de cara a las elecciones del 26 de octubre.