A 80 días de las elecciones para elegir intendente de Villa María, queda mucho por definir en cuanto a candidaturas, más allá de la abundancia de nombres lanzados a “tantear” las expectativas del electorado para suceder a Martín Gill, impedido de ser reelecto por tercera vez consecutiva.
Quién irá por el oficialismo peronista en la elección de ese domingo 1º de octubre es una de las mayores incógnitas por ahora. La oposición tampoco tiene una respuesta única para dar hasta el momento.
Los dos grandes bloques políticos que se engloban en el peronismo, por un lado, y Juntos por el Cambio, en el otro, carecen de un acuerdo interno que asegure unidad hasta el momento.
Golpe de efecto
El domingo 25 de junio, el oficialismo recibió una señal de alerta que vino desde afuera.
Juntos por el Cambio ganó sorpresivamente la intendencia de la vecina ciudad de Villa Nueva y se impuso en las legislativas del departamento General San Martín. Esto dejó a muchos en las variadas gamas del PJ pensando.
Desde adentro, las señales tampoco son muy claras. Las diferencias entre los sectores que responden al intendente Gill por un lado, y al ministro de Industria y exintendente Eduardo Accastello por el otro, siguen sin permitir unificar criterios y definir un candidato del oficialismo. De los nombres barajados, cuesta ver con claridad a alguien que se perfile como “el” candidato. El tiempo pasa y el peronismo no logra poner en cancha a quien lo represente.
Mientras, el triunfo del radical Ignacio Tagni en la intendencia de Villa Nueva, que llevaba años en manos del PJ, envalentonó a sus correligionarios en Villa María, pero sin que lo pudieran capitalizar en un envión hacia la unidad. Nunca pudo conformarse en Villa María la mesa de Juntos por el Cambio, y no parece estar cerca de lograrse tampoco para esta elección.
Muchos nombres
El legislador provincial y jefe de la bancada del PRO, Darío Capitani, es el que más presencia pública tiene en Juntos por el Cambio, con un trabajo de años, que se vio acelerado a partir de conocerse la fecha electoral.
Contó días atrás con el apoyo de Horacio Rodríguez Larreta y este jueves llegaban Lopez Murphy y Nicolás Massot, candidato de Patricia Bullrich en la provincia de Buenos Aires, visita que finalmente se postergó.
Un eventual cambio de signo político nacional le traería viento de cola. Para intendente se vota entre las Paso de agosto y las generales de octubre. El escenario nacional estará presente.
También será válido para el peronismo si Juan Schiaretti sigue en su carrera presidencial, aunque Gill ya adelantó que apoyará a Sergio Massa a nivel nacional.
Uno de los que camina al lado del gobernador Schiaretti todos los días es Marcos Bovo, secretario de Comunicaciones de la Provincia, una de las caras que apuesta a una renovación en la gestión y como eventual prenda de unidad. Fue funcionario del actual y del anterior intendente, Eduardo Accastello, pero toma distancia de las tiranteces entre uno y otro. Conoce el paño por dentro y también cuenta con la perspectiva de su cargo provincial. Ya oficializó el apoyo de Acción por el Cambio, el partido fundado por Alfredo Keegan, y dicen en su entorno que se vienen más respaldos orgánicos.
Capitani y Bovo son los apellidos más nítidos en la larga lista de aspirantes a la intendencia.
Otro que les sigue a unos pasos es Manuel Sosa, dirigente deportivo de origen peronista que promete “terminar con la vieja política” y se postula por afuera de las dos fuerzas tradicionales.
El juecismo propone al abogado Guillermo Lorenzatti, quien también manifestó su apoyo a Patricia Bullrich para la presidencial.
También se puede mencionar a Felipe Botta, un joven radical de tradición, que busca la unidad y fundó un instituto para desarrollar propuestas. Estuvo entre el público del acto encabezado por Larreta.
Hasta ahí la lista de quienes vienen caminando con más entereza para ser candidatos.
Se suma a ellos una variedad de intentos que por momentos parecen cobrar relevancia, y por otros pierden fuerza.
Todo hace pensar que queda mucho por resolverse, aunque los plazos se acortan. El 1º de agosto deben inscribirse alianzas ante la Junta Electoral, lo que tal vez permita despejar un poco el panorama.
Lo que a esta altura se puede especular, es que la próxima elección municipal no será de polarización, sino que las voluntades podrían desperdigarse entre un abanico amplio de candidaturas, producto más de los desacuerdos personales que de la diversidad de ideas.
