Luego de que la Junta Electoral Provincial consagró a Martín Llaryora como nuevo gobernador electo, algunos ansiosos oficialistas esperaban que comenzaran algunas novedades sobre la conformación del nuevo gabinete provincial.
Nada de eso ocurrió en los últimos días, con un argumento lógico del confirmado sucesor del gobernador Juan Schiaretti: recién comenzará a pensar en su futuro equipo una vez que tenga el resultado de las elecciones en la Capital. Es que serán dos escenarios muy distintos para Llaryora y el PJ según quien sea el próximo intendente.
Si gana el peronista Daniel Passerini, será un gran alivio para el oficialismo, porque seguirán siendo dos administraciones para repartir cargos y funciones. En cambio, si el ganador es el opositor Rodrigo de Loredo, representará una gran preocupación para el oficialismo, porque deberá acomodar sus piezas y estructura política sólo en el Centro Cívico.
El ajustado triunfo en los comicios provinciales, con derrotas en 13 departamentos del interior, cuando en 2019 el PJ sólo había perdido en uno, dejó distintas lecturas en el llaryorismo duro: lo negativo es que el nuevo gobernador deberá administrar sin mayoría propia en la Legislatura y con el Tribunal de Cuentas en manos de la oposición. La lectura optimista de un hombre muy cercano al gobernador electo es que Llaryora armará su equipo sin mayores compromisos.
“No le debe nada a nadie. Ganó las elecciones por la Capital y el departamento San Justo, que son sus territorios políticos. Podrá decidir su futuro equipo sin ataduras”, fundamentó un dirigente que conoce hace mucho al futuro gobernador. Por ahora, hay un único ministro confirmado: Sergio Busso, quien seguirá en Agricultura. Los demás, deberán esperar.
El PJ apunta a aumentar el caudal de votantes
Cada uno de los 200 responsables de circuitos electorales en el PJ de la Capital tiene en su poder el padrón de quienes no fueron a votar en la elección del pasado 25 de junio. Con un “trabajo de hormiga”, esperan aumentar la participación electoral en los principales barrios de la ciudad, donde, por lo general, no pasó el 65 por ciento, una cifra baja.
Con esa estrategia, ya se dijo, Hacemos Unidos apuesta a un eventual triunfo de Daniel Passerini el próximo domingo.
“La batalla en las redes parece perdida; vamos a pelear en el territorio”, es la consigna que repite desde hace una semana uno de los dirigentes de la seccional Sexta.
Parte del trabajo es “bloquear” cualquier desembarco de Rodrigo de Loredo en los barrios de tradición peronista. En ese sentido, admiten que la retirada del mestrismo de la campaña y la pérdida de potencia del juecismo tras la derrota provincial les ha facilitado el trabajo.
En el radicalismo, todos miran a Negri
La campaña en la Capital concentra toda la atención en el oficialismo, pero también en la oposición. El lunes 24 de julio, cuando se espera que se conozca ya al nuevo intendente electo capitalino, en Juntos por el Cambio se volverá la mirada hacia la campaña presidencial. Luego de las elecciones provinciales, que incluyó una polémica por el acercamiento de referentes nacionales como Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales con el gobernador Juan Schiaretti, los alineamientos locales no están tan definidos entre las dos fórmulas presidenciales.
Una de las incógnitas es qué hará el diputado Mario Negri, quien quedó fuera de las listas nacionales. Hasta ahora, el presidente del bloque no se expresó de manera pública sobre si apoya a Rodríguez Larreta o a Patricia Bullrich.
Meses atrás, parecía que Negri estaba más cerca de Larreta, pero luego del desaguisado con Schiaretti, el diputado nacional tomó distancia. Algunas versiones indican que el dirigente tendría un acuerdo con Bullrich para integrar un eventual gabinete nacional. Nadie confirma este rumor en el entorno de Negri.
Tampoco está muy claro qué harán Luis Juez y Rodrigo de Loredo. El senador dio libertad a sus dirigentes para que apoyen a cualquiera de los dos precandidatos. De Loredo dependerá de cómo le vaya en las elecciones capitalinas. Si gana, es probable que no quiera pelearse con ninguno de los dos precandidatos de su espacio, porque podría tener que compartir gestiones.
Si pierde, tendrá mayor libertad para inclinarse por alguno o mantenerse al margen, como están haciendo varios de los referentes locales de Juntos por el Cambio.
Rodríguez Larreta mira Córdoba con preocupación
Aunque la campaña municipal concentra toda la atención, en el horizonte de la política asoman las Paso, dentro de cuatro semanas. Las internas nacionales impactan de lleno en Juntos por el Cambio, espacio que se prepara para una Paso complicada, que podría definirse por un puñado de puntos.
Las encuestas vaticinan que Patricia Bullrich correría con ventaja entre los cordobeses, pero en el espacio de Bullrich hay preocupación por cómo fiscalizar la elección, una variable clave porque en la elección nacional se utilizan las papeletas con reposición a cargo de cada lista.
Horacio Rodríguez Larreta descansa en la estructura del mestrismo, alineado con Gerardo Morales, por lo que espera que el sector que comanda Rodrigo de Loredo confluya luego de la elección municipal. Con eso, y algo del PRO, confían en garantizar la tropa para la fiscalización.
Como se recordará, el intendente de Jesús María, Luis Picat, es el primer candidato de Bullrich y cuenta con el aval de Oscar Aguad.
Aunque cerca de Rodríguez Larreta admiten que la elección cordobesa es muy complicada para ellos, confían en que un resultado en la provincia de Buenos Aires podría convertir al jefe de Gobierno porteño en el principal candidato opositor.
Por eso la diferencia de Córdoba se vuelve vital en la cuenta final. En ese escenario, Rodríguez Larreta planea visitar Córdoba al menos otras tres veces hasta las Paso, una vez cada 10 días.
