El impulso que tuvo el dólar a finales de julio comenzará a sentirse en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto.
Así lo anticipan economistas y consultoras privadas, que advierten que, tras varios meses de desaceleración, la inflación podría retomar una senda alcista en el corto plazo.
Los relevamientos de precios y las proyecciones de distintos centros de análisis coinciden en que el impacto del tipo de cambio se sumará a aumentos en bienes y servicios regulados, y a un arrastre estadístico que mantendrá la inflación mensual por encima del 2%.
Consultoras
Equilibra, por ejemplo, la consultora que dirige Martín Rapetti, prevé que la inflación de agosto se ubique entre 2 % y 2,5 %. Según su último informe, la suba se explica por la corrección del dólar oficial y por aumentos heterogéneos en precios de alimentos, transporte y combustibles.
En la misma línea, Orlando Ferreres & Asociados proyecta que agosto podría cerrar con un alza cercana al 3 %, destacando el traslado a precios de la depreciación cambiaria y la reactivación de ajustes postergados durante el primer semestre.
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, basado en estimaciones de unas 40 consultoras y bancos, anticipa que el piso inflacionario de agosto estará en torno al 2%, y que el cierre anual podría rondar el 27%, aunque con riesgo de revisión al alza si se confirma el recalentamiento.
En una visión más pesimista, el economista Miguel Ángel Broda sostuvo en su último reporte que la inflación podría “dejar de desacelerarse” y retomar una tendencia ascendente en los próximos meses, impulsada por la presión cambiaria, los incrementos salariales y la suba de tarifas. “Difícilmente veamos, de aquí a las elecciones legislativas de octubre, tasas de inflación como las de mayo (1,5%) o junio (1,6%). Agosto marcaría, como piso, un 2,5% mensual, con lo cual se quebraría la reciente dinámica. Aunque el Gobierno está dejando trascender que el repunte temporal de agosto podría parecerse al de marzo (3,7% mensual); luce más probable que la inflación comience con un dos que con un tres”, dice el informe.
Causas
Los analistas coinciden en que la principal causa del recalentamiento es el traslado a precios del ajuste cambiario de fines de julio, cuando el dólar oficial llegó a rozar los $ 1.400, para luego fluctuar entre $ 1.315 y $ 1.350. Durante julio, el incremento fue del 13%.
Los informes de las consultoras señalan que el movimiento encareció algunos insumos importados y aceleró decisiones de remarcación en sectores con alta dependencia de bienes importados, como tecnología, electrodomésticos y autopartes, pero que hay dudas respecto del traslado porque el mercado está muy deprimido.
Otro factor es la recomposición de precios relativos en servicios regulados. Durante agosto, se aplicarán aumentos en transporte público en algunas jurisdicciones, se espera una nueva suba de los combustibles y algunos servicios de energía, que presionarán sobre el IPC.
En paralelo, el aumento de costos por acuerdos paritarios, en especial en sectores vinculados a la energía, se sumaría a la inercia inflacionaria, dificultando que el índice mensual vuelva a perforar el 2 %.
Qué esperar para el resto del año
De confirmarse las proyecciones, agosto marcaría un quiebre respecto a la tendencia estable o bajista de los últimos meses. Para el último cuatrimestre, la mayoría de las consultoras prevé una inflación estabilizada en torno al 2% y 2,5%, con riesgos al alza si persiste la volatilidad cambiaria.
El consenso privado recogido por FocusEconomics y el REM del BCRA ubica la inflación anual entre el 27% y el 28%, aunque advierten que el cierre podría ser más alto si el IPC se recalienta en el último tramo.
Broda, por su parte, se distancia de este consenso y plantea un escenario de más aceleración, en el que la inflación podría superar la barrera del 30% en diciembre, especialmente si el Gobierno no contiene el dólar.
El economista Diego Dequino advierte que, con un acumulado de 17,3% en siete meses y una proyección cercana al 28% anual, la dinámica de precios de 2025 muestra señales de reactivación inflacionaria. Tras los registros de mayo (1,5%), junio (1,6%) y julio (1,9%), agosto se perfila para superar el 2%, lo que rompe la tendencia de desaceleración que el Gobierno buscaba consolidar.
Para Dequino, este escenario dificulta sostener en el corto plazo la idea de que “la inflación es en todo momento y lugar un fenómeno monetario”, ya que si bien en el largo plazo el control de la emisión es determinante, en el horizonte inmediato las expectativas generadas por la política económica no logran contener la presión sobre los precios.