Si se les pregunta por la disputa territorial en Villa María, la respuesta es que en estas Paso no se elige intendente, gobernador ni presidente, y que los votos que valen son los que se suman en toda la provincia para legisladores.
Pero es indisimulable que la tensión pasa por saber cuántos sufragios contarán en la ciudad Hacemos por Córdoba y el Frente de Todos, el domingo 12 por la noche. Será una demostración de fuerza que puede marcar el futuro, no solo del peronismo, sino del gobierno municipal, según como se interprete.
Las huestes del secretario de Obras Públicas de la Nación, Martín Gill, y del ministro de Industria de Córdoba, Eduardo Accastello, viven en una permanente guerra fría. Públicamente todo es formalidad, pero por abajo, en los ámbitos municipales y partidarios, se intensifican acusaciones y señalamientos.
En la calle, es evidente la disputa entre Gill y Accastello. Los afiches del Frente de Todos tienen al precandidato a diputado como figura casi excluyente. Carlos Caserio, Olga Ruitort y Gabriela Estévez aparecen poco. Parecido es lo de Hacemos por Córdoba, con Accastello como figura destacada, acompañado en ocasiones por el gobernador Juan Schiaretti. Alejandra Vigo y Natalia de la Sota no son las principales protagonistas.
Dentro del palacio Municipal es clara la grieta. Están los accastellistas heridos que perdieron terreno cuando arribó Gill al municipio, y los que le deben lealtad al intendente en uso de licencia. Se sacan trapitos al sol todo el tiempo.
“Es fuerte la pelea entre compañeros, más violenta que en 2015”, marcó un funcionario que ve lo que pasa en los grupos de WhatsApp.
Las pertenencias pasadas y los acercamientos que cada uno tuvo hacia el kirchnerismo o el schiarettismo, según fueron soplando los vientos, ahora son materia para el pase de facturas.
En los barrios y el Concejo
“Eduardo se puso las zapatillas para salir a caminar la ciudad”, destacó un parte de campaña, y promete hacerlo con todos los barrios de Villa María. Se abraza a vecinos y entrega de boletas puerta por puerta, como en los viejos tiempos. Su eslogan es “volver a ser”.
“Está haciendo campaña de intendente. No camina otro barrio que no sea de Villa María”, señalan desde la vereda de enfrente.
La réplica hacia Gill es que, por su cargo en Obras Públicas, desatendió Villa María. Pero sus seguidores lo refutan: “Es falso que se fue y se olvidó. Nunca dejó de hacer recorridos en todos los barrios. Aunque no salieran fotos, siempre estuvo”, lo defienden.
De hecho, hasta ahora su campaña se concentró en los pueblos de la región y el centro de Villa María, un sector en el que el accastellismo no pudo penetrar en otras elecciones. Y donde Gill sí supo hacer diferencia. Cada lado tiene sus encuestas. Accastellistas dicen que los candidatos de Schiaretti llevan ventaja en el departamento, funcionarios municipales dicen que Gill está dos puntos arriba en la ciudad.
En lo institucional también hay cimbronazos. En el Concejo Deliberante, a los ediles accastellistas escindidos hace un año, se sumó el presidente del cuerpo, Carlos De Falco, y otro concejal, quienes apoyan la lista de Hacemos por Córdoba y abrieron local propio.
Esto reduciría a las tres mujeres del bloque oficialista la fuerza incondicional del Gill en el legislativo. En el peronismo todos se miran de reojo.
“No tiene quórum para nada. La aprobación de cualquier proyecto debe acordarla políticamente”, advierten desde el otro lado. Un resultado adverso en las elecciones del domingo próximo puede condicionar aún más este espacio de poder, y hasta el del intendente interino Pablo Rosso, la carta de Gill para las próximas municipales.
Las obras son parte de la campaña. Gill recorre y muestra todo lo que puso en marcha desde la Nación en la ciudad, como la circunvalación y las remodelaciones de espacios públicos, que son varios. Accastello publicó un spot remarcando las obras que hizo cuando era intendente.
Villa Nueva
El otro gran padrón del departamento, después de Villa María, es la vecina Villa Nueva. Su intendente Natalio Graglia va en la lista con Gill. Esta semana ocurrió un episodio de los que enrarecen toda elección: Cinco mujeres, que luego fueron detenidas, irrumpieron con niños en un plan habitacional en construcción con intenciones de usurpar.
Unas semanas antes, Graglia había firmado un convenio con la Nación para completar esas viviendas y construir otras 75 en la ciudad. En un comunicado, el municipio condenó que se fomenten “prácticas con finalidades políticas, a pocas semanas de las elecciones”.
Familiares de las detenidas negaron cualquier relación con la política.
El mismo día, a unas 10 cuadras, otro hecho hizo ruido: La reaparición del exintendente Guillermo Cavagnero junto a Vigo, Accastello y De la Sota.
Se tenía como segura la participación de la concejal Adriana Alassia, esposa de Cavagnero, y de quien se especula quiere ir por la intendencia. Pero la presencia del exmandatario que hace seis años se retiró totalmente de la política, fue un golpe de efecto fuerte a favor de Hacemos por Córdoba, que frunció algunas caras en el municipio villanovense.
En ese mismo acto habló Nora Bedano, presidenta de la Agencia Cultura. A la exesposa de Accastello le atribuyen haber sido uno de los principales respaldos en el territorio para las candidaturas de Gill, pero en estos comicios la situación es otra. De hecho, dicen que dejó de ir al Municipio, donde tiene una oficina a la que asistía con frecuencia.
Cada fuerza tiene sus propios locales en el centro y en los barrios. Desde el Frente de Todos dicen que había un acuerdo de dejar la sede del Partido Justicialista de calle Mitre como espacio neutral, pero que el accastellismo la tomó para reuniones departamentales y se colaron afiches que plantaron bandera. La disputa es centímetro a centímetro.
La última semana
Lo que resta hasta el domingo promete escalar en tensiones. Este sábado aparecieron más afiches vandalizados. Mientras unos hacían caminatas en barrios, otros se reunían con vecinalistas y caminaban el centro.
El gobernador estará el miércoles cerrando la campaña de Hacemos por Córdoba en Villa María. Por el lado del gillismo se vienen reuniones con empresarios y más presencia en la ciudad, pero descartando por ahora visitas del ámbito nacional.
En las últimas horas antes de abrir las urnas la pelea será cara a cara en el plano local, en la primera etapa de una larga carrera hasta noviembre.
