“Desde Córdoba, lanzaremos un espacio federal nacional para cambiar este país unitario”, exclamó el gobernador Juan Schiaretti en la noche del 14 de noviembre pasado. Fue el discurso de cierre de la jornada electoral por los comicios legislativos nacionales.
En el búnker del PJ provincial había una atmósfera rara. Sin euforia, pero tampoco pesimismo. El schiarettismo recuperó una banca en el Senado, aunque perdió una en Diputados.
Pero lo que más preocupó a la dirigencia y a la militancia peronista fue que la oposición terminó ganando por casi 30 puntos.
En ese contexto, y tal vez para disimular la derrota, el gobernador mostró un discurso con proyección nacional. No habló de una ambición personal. Se refirió a una propuesta de espacio político.
Casi tres meses después de aquel lanzamiento, más allá de sus duras críticas al Gobierno nacional, la realidad marca que Schiaretti está más abocado al escenario local que al nacional.
Como le ocurrió a su exsocio político, el fallecido exgobernador José Manuel de la Sota, a Schiaretti le cuesta romper el cerco de partido provincial en el que se ha convertido el PJ cordobés.
Las diatribas contra la Casa Rosada y el unitarismo del país parecen lejos de ser un intento concreto por crear una fuerza nacional.
Más bien, el mensaje y las acciones de Schiaretti están destinados a la consolidación de su liderazgo en Córdoba.
Su objetivo prioritario es que el PJ retenga el poder el año que viene, ante la amenaza latente de una oposición unida.
El gobernador aspira a que otro peronista lo suceda en el sillón principal del Centro Cívico. No quiere ni pensar en una salida del poder con un opositor como sucesor.
Sin repercusión nacional
Algunos intendentes de grandes ciudades adhirieron a las críticas del mandatario cordobés por la distribución de los subsidios nacionales al transporte y a la energía, pero no hay ningún gobernador peronista que lo siga en su prédica.
Schiaretti se ilusionó con que colegas como el santafesino Omar Perotti, el entrerriano Gustavo Bordet o el sanjuanino Sergio Uñac se sumaran a su embestida federal. Hasta ahora, eso no ocurrió.
Esos gobernadores, con marcado bajo perfil por la interna que sacude al Gobierno nacional, no muestran intenciones de sacar los pies del Frente de Todos.
No obstante, Schiaretti no parece preocupado en que su proyecto camine a nivel nacional. Su prioridad es Córdoba.
Como ocurre desde hace dos décadas, el gobernador está decidido a despegar todo lo que pueda las elecciones provinciales del año que viene respecto de los comicios presidenciales.
Fiel a la estrategia que siempre tuvo De la Sota, el mandatario provincial aspira a retener el poder provincial. También deberá defender el gobierno en la Capital, algo inédito para el PJ en estas dos décadas.
Sin la posibilidad de figurar en una boleta provincial en el cuarto oscuro, Schiaretti probablemente intente asomarse al escenario nacional después de los comicios provinciales. Claro, siempre y cuando pueda mostrar la séptima victoria consecutiva del PJ en Córdoba.
La dirigente que más lo conoce, su esposa, la senadora nacional Alejandra Vigo, sentenció que el gobernador seguirá haciendo política después de que deje el poder.
El mismo Schiaretti manifestó a La Voz en diciembre pasado: “Haré política hasta el último suspiro”.
No hay dudas de que seguirá militando. Lo que está en duda es su proyecto nacional. Por ahora, sólo le interesa cuidar los límites del partido cordobés, al que el propio gobernador trató de “desperonizar” con el sello Hacemos por Córdoba.
Otra cuestión que no está en duda es que el mandatario cordobés nunca se acercará al gobernante Frente de Todos nacional.
Dicen que en los últimos días Schiaretti frunce los labios y cierra los ojos, con gesto de denotar “imposible”, “inviable” o cualquier otro adjetivo, cuando alguien le pregunta en la intimidad sobre la posibilidad de acercarse al albertismo.
Para algunos peronistas, sería un modo de tender algún puente con la Nación sin vincularse con Cristina Kirchner.
El presidente Alberto Fernández está dando algunas señales de querer armar su propia estructura política, pero a Schiaretti no lo convence para nada ese camino.
El PJ cordobés no se acercará al Frente de Todos al menos mientras Schiaretti siga siendo el conductor. El 27 de marzo, el gobernador quedará consagrado como el titular del PJ provincial por cuatro años.
Nunca ejerció la presidencia del partido. Seguramente, pedirá licencia para que asuma un miembro de la mesa ejecutiva integrada por 20 miembros y que conduzca sólo en los papeles. El gobernador seguirá tomando las decisiones en el partido.
Mientras Schiaretti embiste contra la Casa Rosada, en realidad está mirando hacia el Centro Cívico. Le sigue costando romper el cerco del partido provincial.
