En pocas semanas Córdoba empezará a vivir la campaña electoral más intensa de su historia y hacia mediados de año llegará la decisión del electorado. Estos, en cambio, son los días clave de las definiciones a puertas cerradas que aún debe tomar el sistema político de Córdoba de cara a esa gran batalla electoral.
Dos semanas, o 20 días cuanto más, para que aparezcan las piezas que faltan y la letra chica del último juego electoral que definirá el gobernador Juan Schiaretti.
Son los días de la rosca frenética en todos los niveles y todos los partidos. También son estas las jornadas en las que los aliados suelen volverse adversarios, la “tropa propia” puede volverse ajena y las fotos de unidad pueden estar representando justamente lo contrario.
El tramo más febril del armado electoral muestra diferencias abrumadoras entre Hacemos por Córdoba y la oposición de Juntos por el Cambio. Ambas fuerzas mayoritarias profundizan cada día las acciones que las llevaron a estar donde están: el PJ ordena por el verticalismo que generan el ejercicio del poder, la difusión oficial y las expectativas que surgen de las encuestas; la oposición sigue a la espera de un liderazgo que desde hace un año y medio no logran definir Luis Juez y Rodrigo de Loredo.
Lejos de achicarse, se amplían las ventajas que ofrece el poder como máximo factor ordenador de la política. El peronismo tiene tres candidatos en la cancha, y los tres están anticipando jugadas: Schiaretti sigue buscando socios nacionales y mañana hablará como precandidato en la Fundación Mediterránea; Martín Llaryora dio el jueves su último discurso como intendente de Córdoba con un mensaje de candidato a gobernador y señales claras de lo que quiere cambiar en la Provincia; Daniel Passerini ya actúa como un intendente en funciones, dado la campaña de posicionamiento que impacta fuertemente en la Capital.
15 días en el oficialismo
En los 15 días que vienen, ellos resolverán la fecha de la elección provincial y definirán si la votación en Capital es simultánea o si será dentro de los 30 días posteriores. Leerán encuestas hasta dos días antes de la presentación de listas, para definir quiénes acompañarán a Llaryora y a Passerini, y no darán por cerradas hasta entonces las listas de legisladores por esa misma razón: casi todos quienes aspiran a ser vices tendrán un lugar destacado en las listas legislativas, y muchos de ellos y ellas tendrán también la certeza de que luego ocuparán ministerios provinciales o secretarías municipales.
Hacemos por Córdoba tiene ya el armado estructural en todo el mapa provincial: a eso se dedicaron Llaryora y el vicegobernador Manuel Calvo durante enero y febrero, mientras visitaban festivales. Hay un solo departamento que el peronismo sigue considerando muy problemático: Punilla, la tierra de Carlos Caserio. En Calamuchita, el liderazgo de Federico Alesandri no desvela al oficialismo provincial, que tiene otros intendentes fuertes como aliados. En Traslasierra, los peronistas consideran que el riesgo en el departamento San Javier –dominio de Oscar González– empieza a conjurarse luego de la severa crisis política que siguió a la tragedia vial protagonizada por el exlegislador.
Hay numerosos candidatos a legislador lanzados en muchos departamentos y hay vía libre para esa disputa, que se resolverá con el dedo de Schiaretti o el de Llaryora. Así funciona desde hace más de dos décadas el peronismo en el poder. En el maletín preelectoral de Hacemos por Córdoba hay cargos suficientes para todos los heridos propios, y también para los ajenos.
La explícita convocatoria de Llaryora a los intendentes opositores, sumada a la incertidumbre de quienes ya no tienen reelección y tampoco encuentran expectativa en las encuestas, eleva cada día un poco más la tensión en Juntos por el Cambio.
15 días en la oposición
De Loredo y Juez intentan contener a los intendentes y a la dirigencia de toda la provincia con una única promesa: la unidad entre ellos dos y la decisión de que una encuesta le otorgue a cada uno lo que le corresponde. Pero siguen sin resolver el liderazgo, que es el problema de fondo de Juntos por el Cambio desde el momento mismo de su formación en Córdoba.
En el juecismo se generó la expectativa de que en los próximos 15 días De Loredo tomará una decisión. Algunos creen que podría retomar su proyecto inicial de ser intendente de Córdoba y que pasará a archivo su candidatura a gobernador. Otros sostienen que aceptará ser vice de Juez en la fórmula provincial si la futura encuesta lo deja segundo. También hay quienes apuestan que la salida superadora será la candidatura a vicepresidente en la fórmula que encabezará Patricia Bullrich, con quien ayer De Loredo hizo campaña en Mendoza. Y algunos creen que el diputado no será candidato en 2023.
De Loredo disfruta mucho de esa intriga que se volvió indigerible para los radicales, además de exasperar a los juecistas, al PRO y a la Coalición Cívica. El peronismo también disfruta de esa circunstancia, como celebró el jueves que los dos opositores concurrieran a la apertura de sesiones del Concejo Deliberante de la Capital provincial: a esta altura, Llaryora necesita un candidato opositor. Sigue teniendo dos en Juntos por el Cambio, que ni siquiera se ponen de acuerdo a la hora de criticar un discurso.
