Los hermanitos Bibas, por supuesto. Ariel, con 5 añitos, y el bebé Kfir, de 7 meses, fueron los más pequeños sobrevivientes de la barbarie terrorista que invadió el sur de Israel el 7 de octubre de 2023.
De allí en más, amén de los 1200 asesinados –la mayoría en un festival de música–, 250 personas fueron secuestradas, y al día de hoy, después de casi 500 días de cautiverio, un centenar permanece en manos de los asesinos del Hamas.
Pero esos no son los únicos rehenes.
Rehenes son también la mayoría de los palestinos que habitan la franja de Gaza, secuestrados por la violencia descarada de un grupo terrorista que llegó al poder por las armas, y por las armas lo conserva.
Rehenes son los millones de ciudadanos iraníes, presos de una dictadura teocrática alucinada que sueña con instaurar el dominio chiita en el mundo árabe, y si pueden, en todo el mundo.
Rehenes son los grupos feministas que no levantaron su voz mientras cientos de israelíes eran vejadas en cámara, porque sus ideales con respecto a los derechos y a la dignidad de las mujeres están contaminados por ideologías extremistas que las ciegan muy selectivamente.
Rehenes son las Naciones Unidas que participaron, a través de unos cuantos de sus propios empleados, en los atroces atentados cometidos aquel 7 de octubre, alentados por los líderes de otros tantos países miembros que no toleran en su diccionario conceptos tales como democracia, igualdad, derechos, diversidad, diálogo y pluralismo.
Rehenes son las autoridades vaticanas que con una pobreza de mirada asombrosa igualan en sus comentarios a un Estado de derecho con una banda de forajidos sedientos de sangre y odio.
Rehenes son los altos valores del pensamiento islámico (que conozco y aprecio de primera mano) cuando son cooptados por los mensajes más extremistas y violentos, haciendo que la frase “Alá es el más grande” en lugar de ser una alabanza a Dios sea un grito desaforado que preceda a algún crimen.
Rehenes son la mayoría de los israelíes que, por culpa de un sistema político excesivamente democrático y parlamentarista, les otorga poderes inauditos a minorías fundamentalistas que son parte de las coaliciones gobernantes.
Rehenes finalmente somos todos, de una Humanidad que no termina de darse cuenta de que el terrorismo destruye la misma idea de humanidad, esa que fraternalmente estamos todos llamados a defender.
* Rabino, integrante del Comipaz
