El Evangelio nos revela siempre el estilo de Jesús: cómo encaraba su vida, su misión e incluso hasta el modo en que eligió morir.
Podemos descubrir también la manera en que él tomaba decisiones importantes, en las cuales con un sano realismo no dejaba de contar con la fragilidad humana:
“En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles…”. (Lucas 6, 12-13)
Jesús, antes de las grandes decisiones, oraba a su Padre del cielo, nuestro Padre también. La acción de Dios no es mágica, sino que supone la colaboración humana, que podamos preparar el espacio para que el Espíritu Santo obre.
Por eso, en este tiempo en que la Iglesia y el mundo esperan la elección del nuevo papa, es saludable, en lugar de dejarnos llevar por versiones, inquietudes y ansiedades, que podamos redescubrir la importancia de rezar nuestras decisiones personales, familiares, comunitarias…
El papa Francisco, al finalizar el año pasado, presentó el Documento Final del Sínodo sobre la sinodalidad, es decir, brindar una oportunidad para que todos los miembros del Pueblo de Dios aprendan a caminar en comunión, participación y misión.
En el punto 82 de tal Documento Final que Francisco aprobó sin reservas, decía: “El discernimiento eclesial no es una técnica organizativa, sino una práctica espiritual que hay que vivir en la fe. Requiere libertad interior, humildad, oración, confianza mutua, apertura a la novedad y abandono a la voluntad de Dios. No es nunca la afirmación de un punto de vista personal o de grupo, ni se resuelve en la simple suma de opiniones individuales; cada uno, hablando según su conciencia, está abierto a escuchar lo que los demás comparten en conciencia, para buscar juntos reconocer “lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap 2,7)".
Honrar la memoria de nuestro querido Francisco es aceptar la conversión de los procesos de nuestras tomas de decisiones, aprender a discernir mejor las cosas que hacemos.
En estos días, nuestra oración es para que los cardenales disciernan asistidos por el Espíritu Santo, para que puedan encontrar un nuevo Obispo de Roma que nos ilumine en este peregrinar de esperanza.
* Sacerdote católico. Miembro del Comité Interreligioso por la Paz (Comipaz)