Aquello que parecía lejano y propio de los dominios de la ciencia ficción irrumpe en nuestra vida de forma plena, abrupta e inexorable. La inteligencia artificial (IA) y su desarrollo masivo, con todo tipo de aplicaciones, son realidades cada vez más presentes y tangibles de nuestra existencia.
Este aporte no pretende adentrarse en el complejo mundo de la discusión moral y ética sobre los alcances, riesgos y potenciales daños colaterales; aunque sí es claro que nuestra vida como sociedad y como civilización da un paso en la evolución, cuyos resultados para el bien o para el mal, aunque podemos esbozarlos con trazos aún gruesos, no podemos medir hacia dónde y cómo nos llevan.
Pero sí tenemos en nuestra vida diaria aplicaciones de IA que nos permiten comenzar a intentar preguntarnos, y tal vez intentar respondernos, algunas cuestiones del día a día acerca de la “metabolización” gradual y paulatina de estas herramientas, que ya ha comenzado.
¿Cómo podrán los líderes adaptarse a la IA?
Creo que se trata de estudiar, entender y adaptarse, así como cuando los líderes en otras épocas pasaron de la tradición oral a la escritura, y luego al teléfono, y luego al télex, al fax, al celular, al mensaje de texto, a internet, al WhatsApp, y así sucesivamente.
Las tecnologías que nosotros mismos creamos a partir de la experiencia y del espíritu de nuestra especie para adaptarse y sobrevivir, desde las cavernas hasta hoy, cuando se masifican para el hombre común, despiertan en él la imperiosa necesidad de, justamente, aprender, adaptarse y sobrevivir.
Es cierto que las olas tecnológicas tienen una frecuencia cada vez mayor y que los tiempos para aprender y adaptarse son cada vez más cortos, pero el hombre también desarrolla de manera instintiva esa capacidad de resiliencia y sobrevive.
Doble dimensión
Volvamos a nuestro líder… Si creemos que un líder quien es capaz de inspirar a otros y conducirlos al logro de objetivos individuales o colectivos, que es capaz de sacar lo mejor de cada uno como tributo al conjunto, que es capaz de cultivar mentalidad ganadora y hacer todo esto conociendo cómo funciona el alma de las personas y sus valores, entonces la pregunta de cómo se adapta tiene una doble dimensión.
La primera es cómo se adapta él a la gestión de equipos con estas herramientas; la segunda, cómo acompaña al equipo y a sus integrantes en ese proceso.
En su adaptación, cada líder, independientemente de su edad y de su posición, debe realizar un pormenorizado análisis de sus equipos: tareas, procesos y volúmenes.
Debería también mirar el amplísimo mapa de las aplicaciones existentes y disponibles para la gestión de esas tareas, procesos y volúmenes, y de esa forma entender qué herramientas de IA tienen impacto sobre su área y sus equipos. Y comenzar así un proceso de aprendizaje, implementación y reconversión de tareas y perfiles.
Si bien cada vez más estas herramientas tienen un alto porcentaje de aprendizaje intuitivo, el líder tiene la obligación de formarse, aprender y dominar estas tecnologías. Ese proceso de desaprender aquello que ya no nos sirve y adquirir nuevos conocimientos es un precio en la evolución del líder.
La segunda dimensión será transmitir al equipo estos conocimientos, nutrirse del proceso vivencial de cada miembro acerca de cómo está transitando este proceso, para construir un entendimiento común y así poder comenzar a implementar soluciones de IA en el trabajo diario.
La irrupción de la IA entraña la necesidad de un replanteo profundo acerca de nuestros conocimientos, supuestos, tradiciones y convenciones generalmente aceptadas en las diferentes áreas de nuestra vida, y en particular de nuestra gestión profesional.
Existirán, como siempre, resistencias al cambio, demoras en la implementación, pero nada evitará lo inexorable. Los navegantes suelen repetir un dicho bien gráfico, que creo aplicable como metáfora aquí: “No podemos dominar los vientos, pero sí podemos ajustar las velas”.
Es verdad lo inexorable de los cambios, su velocidad y los riesgos que entrañan estas evoluciones, pero con la destreza de los buenos navegantes podemos ajustar los procesos y las regulaciones necesarias para mitigar los riesgos y llegar a buen puerto.
El liderazgo está bajo fuerte presión y prueba, como en todas las otras grandes evoluciones. Surgirán los líderes adecuados para conducir estos cambios en las organizaciones, pero habrá algo que nunca cambiará, ni siquiera la IA: el líder inspira desde lo humano, conoce cómo funcionan las personas, alienta y acompaña siempre, y en las malas mucho más.
Todas las emociones y sentimientos que genera en un equipo un verdadero líder nunca serán sustituidas. El abrazo, la sonrisa, la lágrima, el enojo, la frustración o la euforia de un triunfo serán el sello humano también inexorable, que siempre estará presente y que garantizará la correcta adecuación a esta nueva realidad.
- Abogado especialista en negociaciones complejas, derecho laboral y recursos humanos, exministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires