La política cordobesa se convirtió en el final de 2021 en una gigantesca marquesina, con temas que prometen tener continuidad en los meses que vienen.
La última semana del año expuso un espectro temático de alto voltaje político, sin contar, por supuesto, la alarma sanitaria que volvió a activarse por la explosión de casos de la tercera ola de Covid-19.
El primer cimbronazo lo produjo un regreso anunciado. Rubén Daniele irá en marzo o abril por un nuevo período al frente del sindicato de municipales de la Capital provincial (Suoem).
Como se esperaba, y también en otro hecho acontecido sobre el filo de cierre de 2021 –ya abordaremos otro más relevante–, el histórico cacique sindical quedó habilitado para buscar su “último” –eso dijo– mandato. Se encamina a concatenar 35 años, hasta 2025.
El intendente Martín Llaryora descontaba que ese sería el desenlace. La noticia judicial lo colmó de alivio. Daniele es un actor político interno que ofrece garantías para quien gobierna: sigue conteniendo a la mayor parte de las bases, pese al fuerte retroceso que sufrió el sindicato en 2020 a manos del intendente.
La vuelta del “Gringo” es obra y arte de la impericia del exintendente Ramón Mestre, quien lo “jubiló” sin percatarse de que hay derechos especiales que asisten a los tutelados gremialmente.
La Justicia fue categórica en tres instancias contra lo dispuesto por el radical.
A la distancia, quedó de manifiesto que aquella jugada de carácter electoralista terminó siendo perniciosa para los vecinos. Sin aquella jubilación frustrada, hoy Daniele se estaría yendo del gremio. En cambio, nunca se fue. Y ahora tendrá vida sindical hasta 2025.
Llaryora ya tomó la decisión de no interponer un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia. Lo quiere a Daniele de contraparte para los dos últimos años de gestión municipal antes de su candidatura para la Gobernación.
El del líder sindical no fue el único regreso de la semana. Obligado y sin margen político en su pago chico, Martín Gill pegó la vuelta de su aventura nacional. Lo hizo con pena y sin gloria.
Su voluntad era quedarse en la Secretaría de Obras Públicas de la Nación, pero su pecado quedó consagrado el mismo día en que aceptó –casi sin margen para decir que no– ser la cabeza de la boleta de diputados del Frente de Todos.
Gill se colocó en aquel momento en el medio del desfiladero. Ahora queda en evidencia por qué hasta último momento quiso arreglar con el gobernador Juan Schiaretti, posición que le valió duros reproches internos de albertistas y cristinistas cordobeses. Hacemos por Córdoba irá por Villa María en 2023.
La jugada soñada de Schiaretti
Los factores de poder de Córdoba vivieron una última semana de año frenética. El juego online es una realidad en la provincia. Desde finales de este año, una vez que se liciten los permisos de explotación, los cordobeses tendrán en sus celulares casinos digitales de todo tipo.
La estrategia política del oficialismo para lograrlo fue un pleno absoluto. A la jugada se le vieron los hilos desde el primer momento. El articulador de los piolines fue desde el arranque el Centro Cívico. La única que no quiso advertir la jugada fue la oposición, al margen de la controvertida obstinación de los cinco impulsores del proyecto que son parte de Juntos por el Cambio.
La impericia es toda de Juntos por el Cambio.
El concepto es tan básico, tan elemental, que cuesta hasta expresarlo, pero ahí va, a sabiendas de la obviedad: los opositores no pueden desconocer su esencia no oficialista.
Si los partidos por los cuales accedieron a las bancas se oponen a un tema particular, es inexplicable que sus miembros ignoren ese mandato. El PRO queda al margen de este axioma, porque hasta el expresidente Mauricio Macri respaldó la jugada. Sus nexos con empresarios del juego son demasiado explícitos.
Juntos por el Cambio rifó una cuota importante del caudal político que había acumulado. Se autoflageló en público. Hubo acusaciones gravísimas entre ¿socios?
El espacio exhibió descarnadamente que hay opositores más cómodos con los lineamientos que dicta el Panal.
El problema no es nuevo para los aliancistas: sin liderazgos nítidos, volvieron a exhibir que están a la deriva. Schiaretti festeja una vez más.
En términos políticos, la discusión de los últimos días demostró que el eje Macri-Schiaretti sigue siendo gravitante. Y que las posibilidades de que el PRO continúe siendo un socio en las sombras del PJ cordobés están vivas para 2023.
También, pese a la hecatombe, en la oposición comienza a haber insinuaciones para adelante. La flamante senadora Carmen Álvarez Rivero tuvo su debut en la primera sesión del año en el Senado, pero su rol clave no lo expuso allí, sino en Córdoba.
De fuerte ligazón con los sectores conservadores, entre ellos la iglesia Católica, su presión encendió aún más a Luis Juez para que en los últimos días se ponga al frente de la cruzada contra el juego. El líder del Frente Cívico, opositor histórico en este tema, reflotó un argumento político que seguro pondrá sobre la mesa para su candidatura provincial.
El desaguisado opositor también reactivó una articulación de la que se conoce poco, pero que el juego online reimpulsó: el radical Rodrigo de Loredo habló mucho en estos días con Aurelio García Elorrio, líder de Encuentro Vecinal y motorizador del cacerolazo virtual en contra del proyecto. A esa sintonía se suma Juez.
Último fichín de apoyo
Horas antes de la aprobación en la Unicameral, el proyecto estuvo cerca de caerse.
“No doy más”, lanzó Orlando Arduh, el radical al que todos apuntan, impulsor del proyecto junto con cuatro legisladores del PRO. Ya sancionado por el radicalismo –le suspendieron la afiliación por haber desoído al partido–, Arduh analizó pedir la vuelta a comisión del proyecto para descomprimir la situación.
Fue ahí que el Centro Cívico salió al auxilio, ante el riesgo de que la partida se quedara sin fichas.
Oscar González respaldó en público la iniciativa y mostró, como lo adelantó La Voz hace casi un mes, que la decisión política de Schiaretti era aprobar el proyecto el 29 de diciembre, en la última sesión del año de la Unicameral.
Al peronismo le hubiera sido muy costoso avanzar en soledad con este proyecto que sólo es prioritario para quienes se servirán de un negocio millonario.
El sinsentido opositor de exponer miserias internas después de haber logrado una victoria electoral aplastante en Córdoba hace apenas un mes y medio es mayúsculo. La ofrenda hacia el PJ no pudo haber sido mayor.
El negocio para el oficialismo terminó siendo redondo. Transfirió a los opositores el mayor costo de incentivar el juego legal y, además, revirtió en la escena pública parte de la estrepitosa derrota legislativa. Gracias, caja de empleados, propina especial.
