Las pymes somos la columna vertebral de la economía argentina. Generamos más del 70% del empleo privado formal y estamos presentes en cada rincón del país, sosteniendo la actividad aún en los momentos más difíciles.
Pero no alcanza con resistir: hoy, más que nunca, necesitamos repensar nuestro modelo.
En nuestra pyme, vivimos todos los días los desafíos de producir en Argentina: insumos dolarizados, alta carga impositiva, burocracia y escasez de crédito productivo. Fabricar se vuelve cada vez más caro, y no parece que eso vaya a cambiar en el corto ni mediano plazo.
A eso se suma un nuevo desafío: el ingreso creciente de productos importados, muchas veces a precios más competitivos.
En ese contexto, la diferenciación se vuelve obligatoria. Y el camino más claro para muchas pymes es reconvertirse y potenciar su enfoque en servicios: ofrecer mejor atención, asesoramiento técnico, productos de calidad con garantía local, instalación, mantenimiento, red de postventa y un trato humano y personalizado.
Competir por precio contra China o Brasil es difícil. Pero ofrecer cercanía, confianza y servicio en el mismo idioma, con una red de atención directa y tiempos de respuesta cortos, es una ventaja que no se puede subestimar.
A eso se suma otro punto clave: los fletes internacionales hacia Argentina no son baratos. Esto sigue representando una barrera real para muchos consumidores que buscan una solución integral, inmediata y segura.
Además, hay un diferencial que considero determinante: la posibilidad de ofrecer garantías reales y locales.
Esto marca una diferencia enorme respecto a productos importados o marcas sin presencia en el país.
Una pyme que se compromete con el cliente no solo vende, sino que respalda lo que vende. Y eso genera confianza, fidelización y valor de marca.
Pasamos de vender productos a diseñar experiencias. Nos enfocamos en el bienestar del usuario final, no solo en el objeto.
Esto implica repensar cada etapa: desde la fabricación hasta la instalación y el soporte postventa. También estamos apostando fuerte a la digitalización, al desarrollo de marca y a consolidar una comunidad de clientes fidelizados.
El futuro de las pymes está en reinventarse, diferenciarse y agregar valor real. La época en la que bastaba con producir ya no existe.
Hoy hace falta adaptabilidad, visión y eficiencia. Pero también hay oportunidades: Argentina tiene talento, tiene cercanía con el cliente, y tiene pymes con capacidad de respuesta.
*Ingeniero y fundador de Hidrotor