En un año profundamente movilizante como sigue siendo este 2021, resultan muy provocativos los datos que nuestro Ministerio de Educación de Córdoba acerca. Estos hacen un corte premeditado sobre aspectos tan sustanciales para la comprensión de las distintas realidades educativas como lo son los datos del contexto.
En este componente, es importante dar cuenta de los recursos físicos: edificios, metros cuadrados edificados, superficie disponible en aula por alumno, y de alumnos por sanitarios.
Otro indicador que ha sido determinante para comprender los logros y resultados de estos años (2019 a 2021) es la cantidad de docentes por estudiantes y la respuesta del Gobierno ante la definición de las suplencias como “cargos no esenciales para el tiempo de pandemia”.
Trabajar sobre indicadores que miden sólo el proceso que lleva adelante la escuela en el compromiso sostenido y férreo de sus directivos y docentes es ver una foto sin conocer el instrumento que se usó ni el momento del día en que se fotografió, sin contar el posicionamiento de quien tomó la imagen. Es decir, nunca es una foto justa ni realista.
Afirmar que “continúa la tendencia de aumento de la matrícula tanto en el nivel primario como secundario en el sector estatal” es una afirmación que no nos tranquiliza. Sobre todo para quienes transitamos diariamente las escuelas y sabemos que en 2020 llegamos a tener casi un 40 por ciento de estudiantes “en condición de no conectados”.
También conocemos que en este año, en tiempos de presencialidad plena, no logramos el reingreso de todos los estudiantes matriculados.
Es importante tener en cuenta que la ponderación de abandono supone contrastar también la cantidad de niños, niñas y jóvenes que, según edad, deberían estar en la escuela y no lo están. La matrícula será creciente en función de que avancemos en el efectivo derecho a la educación de los estudiantes que deben estar en la escuela; es decir, con la seguridad de que están todos.
Y también, de que es la escuela un lugar de acogida, cuidado, contención y formación ante una sociedad que avanza, complejiza y diversifica las funciones y servicios que acerca/aleja la población infanto-juvenil cada vez más necesitada de proximidad, cercanía, afecto y lenguajes culturales que la habilite a una ciudadanía plena, segura, sana y feliz.
Sabiendo esto es que los datos revelan lo que quieren negar, sólo hay que saber mirar el aula, los estudiantes y los maestros.
* CEO de Educativa Global
