La complicada situación institucional y financiera por la que atraviesa la Municipalidad de la ciudad de Córdoba coincide con la falta de gestión en algunos barrios, sobre todo en tareas clave para mejorar la calidad de vida de la gente. Es decir, de quienes contribuyen pagando tasas con incrementos considerables.
Es cierto que la proliferación de baches en las calles y los residuos que se acumulan en modo de microbasurales en zonas pobladas no son problemas que aparecieron en estas horas agitadas en el Palacio 6 de Julio.
También es cierto que las intensas lluvias de marzo complicaron una situación ya de por sí difícil en el extenso ejido urbano de la Capital provincial. Lo que obligó a la administración de Daniel Passerini a reaccionar con un plan de reparaciones que implico tapar 5.800 baches en un mes, la gran mayoría de ellos en avenidas principales y accesos estratégicos
Pero la ciudad de Córdoba es grande y queda mucho por hacer para que transitar por sus calles no sea un suplicio.
El problema recurrente de los baches y del mal estado general de las arterias no sólo complica el tránsito vehicular, sino que daña los neumáticos y los amortiguadores de los autos. Un pozo grande tomado de lleno puede mandar el tren delantero a reparación.
En estos inconvenientes inciden también las tareas de cualquier origen que se inician en las calles y demoran más de lo previsto en ser terminadas. Con el agravante de que suelen concluirse de manera rudimentaria y con materiales de mala calidad.
Algunos de estos deterioros urbanos fueron reflejados en una nota que publicamos días atrás, al cabo de una recorrida por zonas afectadas de barrio Jardín, al sur de la ciudad.
Además del problema del bacheo ausente, la gente se queja por las aguas servidas y los basurales que llevan años sin que la gestión municipal intente una solución.
Y otra vez la misma historia: arreglos insuficientes y de corta duración que se conjugan, en el caso de la basura, con la irresponsabilidad de personas que aportan a la falta de higiene arrojando desechos donde no se debe.
Nunca está de más insistir en que los vertederos ilegales de residuos, que cobran dimensión en sectores habitados, son nidos de toda especie de roedores y mosquitos, lo cual es un peligro en tiempos de alerta sanitaria por la expansión del dengue.
Para redondear las quejas, los habitantes del área de barrio Jardín cercana a la avenida Celso Barrios y a las arterias adyacentes ponen atención en la ausencia de alumbrado público.
Se podría inferir que las observaciones referidas al citado encuadre urbano pueden ser un muestrario más de lo que se vive en numerosos barrios de Córdoba.
Corresponde a los organismos responsables devolver en obras de infraestructura y de saneamiento sectorial la pesada carga tributaria que paga la población todos los meses.
Son derechos y obligaciones esenciales para vivir en una urbe amigable. Nadie puede permanecer indiferente, sobre todo quienes tienen la responsabilidad de gobernar.