El incremento exponencial del costo de la energía eléctrica, que se refleja en las facturas que se emiten por estos días, dejan aturdido hasta al más templado de los usuarios. El grado de impotencia se apodera tanto de los clientes residenciales como de los propietarios de pequeños y medianos comercios.
El cimbronazo, producto de la poda de subsidios a toda escala que ejecuta el Gobierno nacional, fue enmarcado por situaciones disparatadas, como la que protagonizó el pequeño comerciante de la ciudad de Huinca Renancó, al sur de la provincia de Córdoba, que concurrió a la cooperativa de la zona a pagar la factura de luz, por valor de $ 840 mil, en billetes de $ 100 que trasladó en una carretilla.
La ocurrencia se viralizó de inmediato en las redes sociales y cobró dimensión nacional. En realidad, más que una humorada de pueblo se podría inferir que los billetes de baja denominación y la carretilla formaron parte de un gesto tragicómico.
En realidad, no fue un chiste: fue una protesta escenificada por uno de los miles de comerciantes pyme que sufren la actualización fáctica de tributos y de servicios, al cabo de años de políticas erráticas en materia fiscal.
Todo ello sin omitir las inequidades que se manifestaban en el terreno de los subsidios entre los habitantes del Amba (Área Metropolitana de Buenos Aires) y los del interior, en los más diversos rubros, como el transporte y la energía eléctrica.
No hace falta recurrir a la singular protesta de la carretilla para visibilizar el estupor y el malhumor de muchos cada vez que les toca leer la factura de electricidad, ya sea emitida por la Empresa Provincial de Energía de Córdoba o por las cooperativas que operan el servicio en pueblos y ciudades del interior.
¿Será factible encontrar caminos alternativos en medio de la tormenta? Parece difícil, pero vale al menos intentarlo, en bien de no colocar en situación de quebranto a negocios que vienen en caída libre.
Por caso, la Federación Comercial de Córdoba (Fedecom) advirtió sobre la “desesperación” de algunos de sus adherentes que se vieron sorprendidos por los montos de la factura de energía. Y focalizó un panorama desolador en el interior provincial, ya que no pocas cooperativas de pueblos y ciudades trasladaron costos a los usuarios.
Si de buscar alternativas al desmadre se trata, será de utilidad escuchar tanto al vecino del sur provincial como a los dirigentes de Fedecom: “Creo que tenemos que buscarle una solución entre todo el pueblo, no sólo yo”, expresó el comerciante.
Fedecom se reservó párrafos vehementes para coronar el documento emitido en Río Cuarto: “La falta de medidas contundentes para acompañar al sector en una provincia con costos elevadísimos de energía pone en riesgo la continuidad de las pymes cordobesas y, por ende, de las fuentes de trabajo que generan”. Sin vueltas, advierte de cierres de negocios, y de hombres y mujeres que pasarían a engrosar los índices de desocupados en la Argentina.
Las tarifas, si bien atrasadas, no deben volverse impagables.
