Son demasiados los episodios de camiones y de automóviles que terminan “tragados” por el asfalto en calles de la ciudad de Córdoba, como para suponer que se trata de hechos fortuitos.
No hay excusas: algo se hizo mal desde los orígenes o las falencias obedecen a la rotura de la calzada para realizar obras públicas y privadas de gran envergadura. En este punto, es común que una vez culminados esos trabajos, no se realicen de manera correcta las reparaciones pertinentes.
Tomando como referencia el viejo dicho popular “atado con alambre”, estas incorrecciones estructurales se verifican de igual modo en las veredas o en las sendas peatonales que son rotas con idénticos fines y que no son bien restauradas.
La polémica se reactualizó el pasado lunes cuando un camión con acoplado cargado con unos 12 mil kilos de alambre de uso industrial fue “tragado” por un descomunal pozo en una calle del barrio Ejército Argentino, en la zona sur de la ciudad capital. Y luego siguieron dos episodios más en la misma semana. El miércoles, vecinos de barrio San Martín advirtieron que tras el paso de un colectivo se rompió la calzada en la intersección de Paso de Uspallata y Obispo Gutiérrrez Ceballos. Y el jueves un camión que trabaja para Aguas Cordobesas quedó atascado luego de que cediera el adoquinado en la intersección de Chacabuco y Larrañaga, a metros de la Plaza España.
Las crónicas dan cuenta de que en enero de 2021 un colectivo del transporte público de la empresa Ersa vivió una contingencia similar al hundirse en una zona asfaltada cercana al Córdoba Shopping de Villa Cabrera. La unidad trasladaba pasajeros, todos sometidos al peligro latente de un estrago de alcances impensados.
Sobre el camión cargado con alambre que colapsó el pasado lunes, algunos vecinos recordaron que en esa misma calle, Martín de Fonseca, en la intersección con avenida Vélez Sársfield, ya había ocurrido lo mismo con un colectivo. Y mencionaron la ejecución de tareas diversas públicas y privadas que presuntamente dejaron serias falencias en materia de final de obra.
Pero hay más para engrosar la controversia: en junio de 2019, un camión cargado con piedras contratado por la Municipalidad de Córdoba se hundió en una calle de barrio Villa El Libertador.
A lo que se suma el reventón de un conducto de gran porte de red cloacal en calle Igualdad, del barrio Villa Páez, en octubre de 2021, donde los vecinos fueron damnificados por los inconvenientes y por los olores nauseabundos y nocivos para la salud. Allí se constató que una firma había trabajado y que algún descuido afectó troncales de agua y de cloacas.
En resumen: si la carpeta asfáltica cede, significa que algo se hizo mal. Son atinados los carteles que nos dicen “prohibida la circulación al tránsito pesado”. Pero un ómnibus repleto de pasajeros ¿no reúne también esas condiciones? El control riguroso de las obras en marcha permitirá que un bache no derive en una tragedia.
