Las enfermedades de transmisión sexual siguen sumando diagnósticos positivos en la Argentina, pese a las recomendaciones clínicas y de orden público respecto de las medidas de protección más elementales. Por caso, usar preservativo como principal barrera protectora.
Es preocupante que al cabo de muchas décadas de lucha en distintos frentes, nos encontremos con cifras récord de personas que contraen sífilis, una enfermedad infecciosa crónica, que incluso puede propagarse de la madre enferma al bebé en la etapa de gestación.
Promediando los años 1950, la sífilis era una enfermedad considerada tabú desde el ámbito social, como lo fue el sida cuando se descubrieron los primeros casos en Estados Unidos, a comienzos de la década de 1980. Se atribuían, en gran medida, a vínculos sexuales promiscuos, sin los más mínimos cuidados.
En estos tiempos de enormes progresos científicos y médicos, todo parecía medianamente bajo control. Pero habrá que admitir que no es así.
Como informamos días atrás, tanto en la provincia de Córdoba como a escala nacional, durante los últimos tres años se ha reportado un crecimiento récord de casos de sífilis.
En el ámbito de la provincia, los diagnósticos positivos crecieron 37% en igual período, lo que en términos nominales representa 220 casos cada 100 mil habitantes. Por su parte, desde el Ministerio de Salud de la Nación también hay signos de alerta, dado que se diagnosticaron “cifras inusuales” en la mayoría de las provincias.
Queda como resumen que no habrá progresos en la lucha de la medicina para erradicar enfermedades infecciosas de gran poder de contagio mientras no se profundicen los cuidados personales, como también la asistencia del Estado en lo que le compete.
En ese sentido, todos los especialistas admiten que la barrera para evitar caer en la funesta enumeración de pacientes con sífilis o con VIH es el uso del preservativo como protección.
De poco serviría que los organismos sanitarios del Gobierno nacional, de las provincias y de los municipios repartieran adminículos preventivos gratuitos si la comunidad, sobre todo los grupos de riesgo, se desentiende de las obligaciones en salvaguarda de ser una nueva víctima de una patología crónica.
Otra cuestión que no colabora con el tratamiento, según los casos y las enfermedades, tiene que ver con los diagnósticos tardíos. Como señala el informe, la cartera sanitaria de la Nación hizo saber que, entre 2022 y 2024, el 45% de las personas detectadas con VIH tuvo un diagnóstico tardío, y por ello el 29% ya presentaba una etapa avanzada del virus.
En Córdoba, en tanto, los pronósticos no son para relajarse: la tasa de episodios de sífilis en todas las edades ha crecido exponencialmente respecto de los indicadores constatados antes de la pandemia de Covid-19. Y, vale reiterar, lo más contraproducente radica en la baja tasa de uso del preservativo.
Las campañas públicas y el cuidado en las relaciones de pareja aportarán al desafío de erradicar afecciones de riesgo para la salud pública.























