Los problemas derivados de la falta de control de los llamados “naranjitas” en la ciudad de Córdoba no nacieron en los últimos meses ni en el último año.
Las peleas entre cuidadores de autos, o entre ellos y conductores, tienen larga data, cronicadas con puntual frecuencia por los medios y expuestas con siempre renovada sorpresa en las redes sociales.
Casi no existe barrio en la capital cordobesa que no esté asediado por gente que exige dinero –cuando no una elevada suma fija– para cuidar vehículos estacionados en la calle.
Por supuesto, no todos los naranjitas proceden de esa manera. No se trata de la mayoría, que por lo general acepta una contribución voluntaria y, además, responde siempre con amabilidad.
Sin embargo, aun en estos casos se necesita un análisis profundo de la situación, ya que se ha distorsionado completamente la misión original con la que nació alguna vez el sistema. Es decir, con el único objetivo de cobrar el estacionamiento medido en algunos puntos de la ciudad, en especial, en el Centro y el microcentro.
Desde el municipio, no se cansan de repetir los nombres de las cooperativas autorizadas para cobrar los aproximadamente $ 500 por hora que corresponden.
Pero no sólo resulta extraño detectar y encontrar al personal autorizado, sino que la modalidad se ha extendido mucho más allá de los límites del estacionamiento medido, a cargo de personas sin identificación alguna. Y para colmo, con otro objetivo preocupante: cuidar el auto. Es decir, para ejercer funciones de seguridad que sólo debieran estar a cargo de la Policía.
¿Cuándo pasó la ciudad –la de Córdoba y tantas otras– a convertir sus calles en sitios en los que no se puede estacionar el vehículo en ningún lado sin riesgo a ser blanco de la delincuencia?
En marzo del año pasado, la banda Tan Biónica actuó en el Estadio Monumental de Alta Córdoba, en el club Instituto. Antes, durante y después del recital, en las inmediaciones de la cancha se produjeron múltiples discusiones por el cobro del estacionamiento (entonces eran $ 5 mil por auto), y muchas terminaron en graves peleas.
A partir de allí, el Ministerio de Seguridad de la Provincia comenzó una serie de operativos, sobre todo en eventos sociales y deportivos.
Hasta fin de 2024, fueron detenidas 67 personas que intentaron coaccionar por el cobro de estacionamiento a automovilistas, por violación al Código de Faltas.
Estas acciones, bienvenidas y vistas con agrado por la ciudadanía, no constituyen, sin embargo, una resolución de fondo.
Es necesario que el Concejo Deliberante de cada ciudad o la Legislatura provincial analicen, reflexionen, debatan y aprueben normas claras, sin discriminación para nadie, que otorguen herramientas de control efectivas y sustentables en el tiempo, que beneficien tanto a automovilistas como a las cooperativas legales.
Esa imaginación y las energías que parecen tan activas y rápidas para tratar otros temas menos urgentes debieran ser dirigidas a encontrar una respuesta lógica a un reclamo social tan generalizado desde hace años.
